15.3.07

EL MUNDO EMBRIAGADO DE ETANOL

El imperio está preocupado por la anunciada escasez de combustibles de origen fósil. Anda por el mundo depredando petróleo, carbón y gas. Desata guerras, tumba gobiernos, amenaza con magnicidios.

Recientemente aparecen los biocombustibles como una opción para que el imperio voraz resuelva su problema de energía. Fíjense que decimos el “imperio resuelva su problema de energía”, y no decimos la Humanidad. Son dos cosas distintas: las necesidades del imperio y las necesidades de la Humanidad, es más, son antagónicas.

Es simbólico que sea el Etanol (alcohol) el centro del debate mundial sobre el combustible. Es indicativo de la embriagues consumista a que nos ha llevado el sistema capitalista.

El tema del debate, la forma como se desarrolla, los argumentos que se usan son una prueba clara de la demencia de esta sociedad capitalista: El problema del combustible se enfoca esencialmente desde el punto de vista de producir más, de bajar el precio, de buscar nuevas rutas para transportarlo. Países enteros claudican ante los vapores del etanol, es una visión capturada dentro de los esquemas mentales del capitalismo suicida, un esquema mercantil que no cuestiona la manera capitalista de consumir, de transportarnos, de mover la industria, mucho menos qué y para quién produce esa industria.

Es necesario, la humanidad depende de esto, que se enfrenten con otra mentalidad los problemas creados por el capitalismo. Veamos.

Venezuela y Cuba han construido un precedente, un ejemplo del nuevo rumbo para resolver los problemas creados por el capitalismo. Expliquemos.

Con la Revolución Energética, y esa es su importancia fundamental, cambió la actitud para solucionar los problemas sociales. Esta vía nos dice que el camino es reemplazar profundamente el modelo de consumo y de producción de la humanidad.

La Revolución Energética, que plantea el ahorro para resolver las necesidades de energía eléctrica, ha obtenido resultados asombrosos. Con ese plan se economizará diariamente el equivalente a la producción de la segunda planta hidroeléctrica de Venezuela, la de Caruachi, o dicho de otra forma, en pocos meses de sensatez se obtuvo el mismo efecto que construir una hidroeléctrica de grandes magnitudes.

Si trasladamos esta conducta de ahorro sensato al transporte, entonces no sólo estaremos resolviendo un problema, sino marcando un rumbo salvador a la humanidad.

Ahora, si continuamos el camino del capitalismo, si continuamos embriagados de petróleo y etanol, el presagio humano será lúgubre.

Este cambio, que es de vida o muerte, no se puede dar sin superar al capitalismo y fundar una nueva manera de relacionarse el hombre consigo mismo y con la naturaleza, y eso no es posible sin Socialismo.

Sólo las sociedades capaces de controlar su consumo y producción serán viables. Necesario es avanzar hacia terrenos donde la sociedad venezolana sea ejemplo de una nueva manera de vivir, que muestre al mundo el camino de su salvación y de su redención.

¡Sin Chávez no hay Socialismo!

¡Sin Socialismo no hay esperanzas!

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