RECIENTEMENTE, DOS CONCEPTOS NOS MUESTRAN los rasgos principales de una tendencia. Veamos.
Primer concepto: García Mora, conspicuo columnista de la oposición, decidido partidario del “gano y cobro”, delinea la esencia de la estrategia opositora en su columna del domingo 5 de noviembre, oigámoslo:
…Para él (para Chávez), la oposición venezolana no es una opción complementaria del mismo modelo político. Por ejemplo el Partido Popular Español, y el PSOE son opciones complementarias del mismo modelo. Este es otro modelo… Puede fingir, pero no llamará al diálogo, y a la oposición no se le va a levantar teléfono sino es con la fuerza de los votos.
Queda claro, para ellos el pacto es la existencia de partidos complementarios que propongan el mismo modelo, es decir, el capitalismo, similar al pacto de punto fijo. En otras palabras, castrar la Revolución.
Segundo concepto: Un cardinal funcionario del gobierno declara el mismo día:
Luego de la reelección del Presidente de la República, el Ejecutivo Nacional llamará a la reconciliación de todos los sectores del país, ya que no cree en el mensaje de vencedores y vencidos. El código del cuatro de diciembre es el del diálogo y el entendimiento…
Coincidencia inocultable que deja claro que el pacto también camina por las praderas bolivarianas.
Las dos opiniones, las dos pinceladas muestran el paisaje de la conciliación, nos indican que el peligro de un pacto no es un invento de afiebrados ultraizquierdistas. Al contrario, es una posibilidad evidente, y está en el centro de las intenciones desestabilizadoras. O, lo que es lo mismo, se desestabiliza para forzar el pacto. Desestabilización y pacto son dos afluentes del mismo río.
La estrategia es muy fina, elaborada por expertos, presentan como aislados los frentes de la confrontación: elecciones por un lado, desestabilización por otro. Y el objetivo principal, que es el pacto, se oculta tras las tareas inmediatas. Los revolucionarios debemos entender que elecciones, desestabilización y pacto, son componentes de la misma estrategia contrarrevolucionaria. Si nos distraemos enfrentándolos aisladamente, la victoria será de la contrarrevolución.
El otro punto que se desprende de esta situación, es que la contrarrevolución se encuentra en la oposición y, lamentablemente, también tiene adeptos dentro de la Revolución. Es así porque tienen un fundamento económico común: el capitalismo. Los une la necesidad de impulsar el capitalismo y degollar al Socialismo. Y así lo intentan, se aprovechan de nuestras debilidades, de nuestras vacilaciones.
Los hechos, y debemos decirlo con valentía y urgencia, nos indican que en los próximos días se avecina un deslinde entre Revolución y contrarrevolución. Y en ese deslinde la Revolución debe movilizarse alrededor de las siguientes consignas:
¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo!
¡Diez millones. Profundizar el camino al socialismo. ¡Contra la desestabilización y el pacto!
Primer concepto: García Mora, conspicuo columnista de la oposición, decidido partidario del “gano y cobro”, delinea la esencia de la estrategia opositora en su columna del domingo 5 de noviembre, oigámoslo:
…Para él (para Chávez), la oposición venezolana no es una opción complementaria del mismo modelo político. Por ejemplo el Partido Popular Español, y el PSOE son opciones complementarias del mismo modelo. Este es otro modelo… Puede fingir, pero no llamará al diálogo, y a la oposición no se le va a levantar teléfono sino es con la fuerza de los votos.
Queda claro, para ellos el pacto es la existencia de partidos complementarios que propongan el mismo modelo, es decir, el capitalismo, similar al pacto de punto fijo. En otras palabras, castrar la Revolución.
Segundo concepto: Un cardinal funcionario del gobierno declara el mismo día:
Luego de la reelección del Presidente de la República, el Ejecutivo Nacional llamará a la reconciliación de todos los sectores del país, ya que no cree en el mensaje de vencedores y vencidos. El código del cuatro de diciembre es el del diálogo y el entendimiento…
Coincidencia inocultable que deja claro que el pacto también camina por las praderas bolivarianas.
Las dos opiniones, las dos pinceladas muestran el paisaje de la conciliación, nos indican que el peligro de un pacto no es un invento de afiebrados ultraizquierdistas. Al contrario, es una posibilidad evidente, y está en el centro de las intenciones desestabilizadoras. O, lo que es lo mismo, se desestabiliza para forzar el pacto. Desestabilización y pacto son dos afluentes del mismo río.
La estrategia es muy fina, elaborada por expertos, presentan como aislados los frentes de la confrontación: elecciones por un lado, desestabilización por otro. Y el objetivo principal, que es el pacto, se oculta tras las tareas inmediatas. Los revolucionarios debemos entender que elecciones, desestabilización y pacto, son componentes de la misma estrategia contrarrevolucionaria. Si nos distraemos enfrentándolos aisladamente, la victoria será de la contrarrevolución.
El otro punto que se desprende de esta situación, es que la contrarrevolución se encuentra en la oposición y, lamentablemente, también tiene adeptos dentro de la Revolución. Es así porque tienen un fundamento económico común: el capitalismo. Los une la necesidad de impulsar el capitalismo y degollar al Socialismo. Y así lo intentan, se aprovechan de nuestras debilidades, de nuestras vacilaciones.
Los hechos, y debemos decirlo con valentía y urgencia, nos indican que en los próximos días se avecina un deslinde entre Revolución y contrarrevolución. Y en ese deslinde la Revolución debe movilizarse alrededor de las siguientes consignas:
¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo!
¡Diez millones. Profundizar el camino al socialismo. ¡Contra la desestabilización y el pacto!
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