21.8.06

MIRANDA Y EL MERCOSUR

El conocimiento humano avanza, al contrario de lo que piensan los políticos tradicionales, no por las respuestas sino por las interrogantes. Las dudas, las preguntas, las incertidumbres, son impulsoras del conocimiento, porque son alentadoras de la discusión sana. Si no hay dudas, las discusiones mueren en la aceptación de lo que otros afirmaron. En resumen, se discute sobre las dudas, no sobre las certezas.
Siendo así, al estudiar, o mejor, al discutir un tema, es esencial buscar las dudas que sobre el mismo existen, y seguro que será sobre esas preguntas que se desarrollarán las nuevas ideas y conclusiones. Si queremos estudiar al MERCOSUR, debemos ir a las interrogantes. Veamos.
Algunas de las principales preguntas en el MERCOSUR son:
¿Cómo armonizar países con una economía capitalista interna, en una integración internacional que no obedezca a las leyes implacables de ese Capitalismo?
¿Cómo armonizar los intereses de economías más desarrolladas, con los de economías incipientes?
¿Cómo evitar que el pez grande se coma al chico?
Es suficiente pasearnos por las dificultades de Bolivia con Petrobrás, de Brasil con Paraguay, o la actitud ambigua de Tavaré en relación al TLC (Tratado de Libre Comercio con el Imperio), para darnos cuenta que las preguntas tienen asidero en la realidad y es fundamental darles respuesta para poder avanzar.
Las respuestas debemos buscarlas en nuestra historia. En la época de la independencia se presentaba una situación similar a la que hoy vivimos: había un imperio que hegemonizaba esta parte del mundo, el imperio español, y habían imperios emergentes y acechantes, Norteamérica, ingleses, franceses, rusos, y había la necesidad de las repúblicas nacientes de no quedar aisladas en aquel contexto.
Miranda pasó gran parte de su vida intentando que los imperios emergentes y acechantes de aquella época le prestaran ayuda. Miranda, con su esfuerzo, nos dejó una gran enseñanza: a la hora de las definiciones, los imperios, todos, se unen en contra de los peligros que amenazan su sistema imperial. A Miranda lo usaban para un imperio para atemorizar a otro. Así, por ejemplo, los ingleses amenazaban a los españoles: le prometían una ayuda que nunca llegaba, para neutralizarlo, al fin, cuando puedo concretar su sueño de invasión, lo dejaron sólo.
Bolívar, que también se enfrentó con la misma situación, tuvo la inteligencia de ir a buscar ayuda en países con los mismos intereses y necesidades que las nuestras: independizarse de los imperios, y construir un mundo donde el hombre gozara de la mayor suma de felicidad posible, un mundo donde no hubiese esclavitud.
La ayuda desinteresada, abundante y oportuna, que le presto la Haití de Petión, nos dan la respuesta a las interrogantes de hoy: el ALBA es el camino estratégico. Las enseñanzas de Miranda nos indican, por su parte, que el MERCOSUR es el camino táctico.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez, Fidel y el ALBA son Socialismo!

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