El tiempo es una dimensión universal que la teoría de la relatividad de Eisntein trocó en ciencia. Para el enamorado mal correspondido es infinito y demasiado fugaz para los amantes apasionados. La política también posee sus dimensiones temporales, los tiempos políticos con frecuencia colindan más con la calidad, que con la cantidad. Un pueblo puede avanzar un siglo en tres días, o retroceder un milenio en un parpadear de ojos. Octubre y noviembre serán ese breve instante de tiempo definitorio y definitivo para los destinos de la Revolución. Es tan efímero que un error de apreciación pudiera ser costoso e irreparable. Veamos.
El Comandante Chávez expresó que la Revolución entrará el próximo año en un período de profundización en todos los niveles y ámbitos, pero el destino del 2007 se define en el ocaso del 2006. Profundización o restauración, revolución o contrarrevolución son antípodas, contrarios y se impondrán unos a otros en dependencia de la forma en se desarrolle y concluya la justa política de diciembre
Venezuela avanza hacia una batalla vital que pudiera adquirir matices electorales o no, pero es esencialmente política. Sería erróneo enfrentarla con criterios técnico-electorales. El problema no sólo es ganar el combate electoral, sino de qué forma se afronta y en que términos se supera. ¿Se puede perder ganando las elecciones? El número de votos no importa por la cantidad misma, sino por la calidad, por el mensaje de fortaleza o debilidad que significa para derrotar la estrategia restauradora enemiga. La victoria debe ser disuasiva, es difícil invadir o desestabilizar una Revolución que da un mensaje de fuerza y cohesión política.
La actuación de la contrarrevolución no es electoral, sino política. Su abstención o participación tendrán que ver más con la conveniencia política, que la electoral. Por momentos pareciera que el polo bolivariano se prepara más para la abstención y la violencia opositora. ¿Y si van hasta el final? ¿Qué hacer con cierto triunfalismo y las carencias organizativas que acumulamos?
Es una etapa invalorable para multiplicar la conciencia revolucionaria, debatir y hacer consenso sobre retos y debilidades, aumentar la organización y la movilización del pueblo, además de erigir una unidad revolucionaria entorno al Presidente Chávez sin precedentes. Es inevitable una preparación técnica (urnas, centros de votación, cuadernos, captahuellas), pero la médula será política, sólo así será una oportunidad para fortalecer la Revolución. La única fórmula para blindar el proceso bolivariano es consolidar la Revolución en la elección. No son necesarios sufragios a cualquier costo, sino votos con conciencia, organización y movilización. Un vacío en la acción política revolucionaria, puede conducir a una reactivación restauradora. No hay profundización en el 2007, sin consolidación en el 2006.
¡Sólo una nítida victoria política revolucionaria en el 2006, avalará el socialismo en el 2007!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Para los revolucionarios el 2007 ya empezó!
¡Chávez, Fidel y el ALBA son Socialismo!
El Comandante Chávez expresó que la Revolución entrará el próximo año en un período de profundización en todos los niveles y ámbitos, pero el destino del 2007 se define en el ocaso del 2006. Profundización o restauración, revolución o contrarrevolución son antípodas, contrarios y se impondrán unos a otros en dependencia de la forma en se desarrolle y concluya la justa política de diciembre
Venezuela avanza hacia una batalla vital que pudiera adquirir matices electorales o no, pero es esencialmente política. Sería erróneo enfrentarla con criterios técnico-electorales. El problema no sólo es ganar el combate electoral, sino de qué forma se afronta y en que términos se supera. ¿Se puede perder ganando las elecciones? El número de votos no importa por la cantidad misma, sino por la calidad, por el mensaje de fortaleza o debilidad que significa para derrotar la estrategia restauradora enemiga. La victoria debe ser disuasiva, es difícil invadir o desestabilizar una Revolución que da un mensaje de fuerza y cohesión política.
La actuación de la contrarrevolución no es electoral, sino política. Su abstención o participación tendrán que ver más con la conveniencia política, que la electoral. Por momentos pareciera que el polo bolivariano se prepara más para la abstención y la violencia opositora. ¿Y si van hasta el final? ¿Qué hacer con cierto triunfalismo y las carencias organizativas que acumulamos?
Es una etapa invalorable para multiplicar la conciencia revolucionaria, debatir y hacer consenso sobre retos y debilidades, aumentar la organización y la movilización del pueblo, además de erigir una unidad revolucionaria entorno al Presidente Chávez sin precedentes. Es inevitable una preparación técnica (urnas, centros de votación, cuadernos, captahuellas), pero la médula será política, sólo así será una oportunidad para fortalecer la Revolución. La única fórmula para blindar el proceso bolivariano es consolidar la Revolución en la elección. No son necesarios sufragios a cualquier costo, sino votos con conciencia, organización y movilización. Un vacío en la acción política revolucionaria, puede conducir a una reactivación restauradora. No hay profundización en el 2007, sin consolidación en el 2006.
¡Sólo una nítida victoria política revolucionaria en el 2006, avalará el socialismo en el 2007!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Para los revolucionarios el 2007 ya empezó!
¡Chávez, Fidel y el ALBA son Socialismo!
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