La Patria de los empresarios es el
capital, la humanidad del empresario es el capital, el empresario es el
capital, su prisionero, su personificación. No se puede esperar de un
capitalista otra cosa que la búsqueda de la plusvalía, esa es su ganancia. Su
razón de ser es la explotación. Entender esto, hacer que lo comprenda la
sociedad, es la esencia de la Revolución.
El
concepto anterior es el pilar fundamental del Socialismo, no se puede pretender
ser socialista sin asumir este concepto, sin él lo más lejos que llegarán las
luchas será al reformismo, sin él las luchas serán semejantes a las de Sísifo,
condenado a subir una piedra a una cumbre inalcanzable, la piedra siempre se
devuelve antes de alcanzar la meta. Es que el "capitalismo bueno", el
de "rostro humano", es un espejismo, no existe, engaña a los incautos.
Es
así, la historia del capitalismo es la historia por ocultar esta verdad. Los
capitalistas usan un formidable aparato de manipulación, de deformación de la
realidad, que cínicamente llaman "medios de comunicación".
Los socialistas luchan por romper este cerco espiritual, y llevar la buena
nueva, la verdad de la situación, a la sociedad enceguecida. En la "guerra
de quinta generación" como la que hoy confrontamos, esta lucha es más
aguda, más decisiva, de ella depende, sin dudas, el destino de la Revolución.
En
la Revolución Pacífica el enfrentamiento contra el cerco deformador de la
realidad, contra el ocultamiento de la perversión capitalista, es crucial, todo
el combate se realiza prácticamente en este territorio de la propaganda. No así
cuando los campos pugnan en el terreno militar, entonces, las definiciones
están en las trincheras.
De
allí que cuando esta Revolución, por necesidades propias de las
circunstancias políticas, se reúne con empresarios, debe hacerlo dejando claro
los límites entre nosotros y ellos, entre el Socialismo y el capitalismo.
Se
pueden reunir, si es que las circunstancias lo exigen, pero dejando ver las
necesidades que nos llevan a esto. Saber que la Revolución , con estas
reuniones, entra en terreno altamente tóxico, que contamina de confusión a la
masa chavista. Se difuminan los campos, se pierden las razones sagradas para
luchar. Sin duda esta confusión se refleja en los resultados electorales.
El
Socialismo debe, puede, cometer desenfrenos, pero hacia la izquierda, estos se
pueden corregir, son propios del camino. Los desenfrenos hacia la derecha se
pagan caro, influyen, deforman el espíritu revolucionario, refuerzan los
valores oligarcas, son definitivos.
Por
cada reunión con los empresarios, debe haber mil programas en nuestros medios,
televisión, radio, adoctrinando sobre las perversiones del capitalismo. Por
cada reunión con los empresarios, mil reuniones con los obreros, con los
campesinos, con los sufridos de los barrios. Sólo con ellos construiremos el Socialismo.
Se
puede el Socialismo reunir con el capitalismo, eso se entiende, se puede
justificar, lo que no se puede justificar es estimular al capitalismo, crear la
mal llamada "burguesía nacional", por ese camino...
¡Sólo
el Socialismo salva al Socialismo!
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