En última instancia la lucha de clases
se decide por la ideología que la guía, las razones que la impulsan y por la
organización que la soporta. Veamos.
La
relación de una clase con su ideología no es una relación mecánica, rígida, al
contrario, la ideología propia de una clase se mueve por la sociedad.
La
ideología dominante, propia de la clase dominante, se hace hegemónica porque
anida en el alma de las demás clases. De esa manera es posible la permanencia y
perpetuación del modelo capitalista. Es así que el capitalismo se constituye en
la existencia que determina la conciencia de toda la sociedad.
Pero
hegemonía no significa unanimidad, con la ideología dominante cohabitan en dura
pelea otras ideologías.
La
ideología revolucionaria, la que postula superar el modelo capitalista,
sustituir la hegemonía capitalista por la hegemonía socialista, es propia del
proletariado, de la clase que vende su trabajo en las fábricas. Expliquemos.
Al
trabajar en cooperación, donde el producto del trabajo depende de la acción
conjunta de cada uno, y el proceso tiene la velocidad del más lento, ese
trabajo peculiar y diferente al trabajo de cualquier otra clase, desarrolla las
condiciones materiales de existencia propicias para derrotar al egoísmo, para
entender y encarnar el sentido de cooperación, de suerte compartida, en
definitiva, de sociedad.
Es
allí, de esa relación con el trabajo, que surge la ideología revolucionaria
altruista, que se opone a la ideología egoísta capitalista, propia de las
clases cuyos miembros no cooperan entre si, al contrario, son adversarios,
compiten, el éxito de uno depende de la desgracia de otro.
La
ideología revolucionaria, al igual que la ideología capitalista, también se
mueve por la sociedad, encarna en otras clases sociales, las impregna, las
conduce, es de esta manera que se hace posible la Revolución en países con poco
desarrollo del proletariado.
Podríamos
decir, corriendo el riesgo de que a algunos le suene a herejía, que para la
Revolución es decisivo, más que la clase social revolucionaria, la ideología
revolucionaria.
Estas
dos ideologías, la revolucionaria y la capitalista, o si se quiere la
Socialista y la capitalista, se enfrentan en la política, que es la disputa del
poder, la lucha por la conducción de la sociedad.
Ese
enfrentamiento se hace sólo mediante organizaciones políticas que dirigen a las
clases en pugna. La clase toma conciencia de sí misma
cuando construye una organización política que representa su ideología, que
disputa el poder, que toma acciones que la representan, que la defienda y luche
por sus objetivos.
De
allí que la clase revolucionaria, sin esta organización política, no ha llegado
al nivel de clase capaz de disputar el poder, es subordinada a otras clases, es
hegemonizada.
Entonces,
la Revolución precisa de la ideología revolucionaria encarnada en la clase
revolucionaria, de la organización revolucionaria, y de razones sagradas por
las cuales luchar.
El Socialismo es la
más excelsa razón por la cuál luchar, significa la salvación de la humanidad.
Por eso los que lo reducen a un simple asunto de producción, lo están asesinando.
¡Con Chávez es con Maduro!
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