17.6.11

EL HECHIZO ELECTORAL (Viernes 17-06-2011)

La maldición electoral, como una nube gris, pastosa, va tomando cuenta del ambiente nacional. Todo lo condiciona, arrincona al pensamiento y difunde la trivialidad, el retruécano, el ardid publicitario, nos convierte en territorio de embotamiento.

No es casual, es parte de la guerra de cuarta generación. La guerra dejó de ser la "política continuada por otros medios" como escribió Clausewitz, ya se han fundido política y guerra de tal manera que es difícil diferenciarlas, forman un solo ente. Se hace política con el mismo espíritu que motiva los bombardeos, son las mismas compañías privadas las que promueven bombas y elecciones, el teatro de operaciones es más espiritual que geográfico. Todo es impulsado por el llamado complejo industrial-militar gringo.

Aquí en Venezuela la agresión tomó forma de elecciones burguesas, ya el cretinismo campea, la oposición abrió el cajón de las brujerías y comienzan los hechizos para neutralizar el espíritu rebelde, de esta manera embobecen a la población, y preparan el terreno para un zarpazo inesperado e incomprendido por los narcotizados.

En la oposición se habla sólo pendejadas, los dilemas son fútiles, se discute si ser como Chávez o ser diferente, atacarlo de frente o de costado, ocultar los planes o hablar a favor del capitalismo. Los sifrinitos salen todos los días con sus tretas publicitarias que les vienen del norte. A los gringos no les importa el resultado numérico de las elecciones, su objetivo es la creación de una sociedad inmediatista, egoísta, incapaz de razonamiento, de ver más allá de las apariencias. En resumen, capaz de ser su propio verdugo.

El imperio está muy claro: sabe que las elecciones son un teatro de operaciones militares y políticas, y así actúan. Su objetivo es una sociedad capaz de autoflagelarse, de construir su propio sarcófago.

La Revolución debe combatir la brujería electoral, el cretinismo que quieren imponernos. Debe considerar las elecciones una operación de la guerra de cuarta generación, en la que el objetivo, más que los números, es el alma de la población. La realidad electoral es una ficción que no decide en última instancia el rumbo del proceso.

Imaginemos el teatro de operaciones militar-político: ganamos, este es el resultado más probable, tenemos mayoría, Chávez aplasta al candidato opositor. En ese caso, sería de ilusos esperar que el imperio, clinton, obama, el complejo industrial-militar se resigne, no haga nada, reconozca la limpieza de las elecciones y se retiren a sus peleas en otros continentes.

Es más sensato pensar que inventarán cualquier cosa para enredar la situación. Ya adelantan campaña de desprestigio: acusarán de fraude (recordemos que ellos nunca han reconocido al CNE), promoverán manifestaciones que sus medios cacarearán por el mundo, crearán revoluciones de colores.

Es así, la mínima reflexión aconseja prepararse para una guerra de la cual las elecciones son una batalla. El objetivo de la Revolución es una población organizada, informada, con alta conciencia de su papel histórico, elevado altruismo, capaz de salir triunfante en todas las fases de la agresión del capitalismo mundial.

¡Con Chávez más resteaos que nunca!

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