16.6.11

EL CUARTO MAJADERO (Jueves 16-06-2011)

Bolívar alguna vez dijo: “Cristo, el Quijote y yo, los tres majaderos de la historia”… Probable el Che, en el frío de la selva boliviana, se pensara como el cuarto majadero.

Es así, el escalón más alto de la especie humana, el de revolucionario, el de majadero, está reservado a los obstinados con la causa de construir mundos para el amor, a los que en el intento comprometen la vida.

Majadero es el más alto honor al que puede aspirar un humano, reservado a los que alcanzan las altas cimas del afán revolucionario, es un Grado creado por el mismo Libertador.

No sabemos si el Che se supo miembro de este selecto grupo… No importa, sin duda él es el cuarto majadero.

El Che fue revolucionario encumbrado, quiso cambiar al mundo todo, su objetivo fue la humanidad, creció tanto que el globo le quedó pequeño. Asia, África, América, Europa, fueron teatro de operaciones de su teoría y de su práctica. Criticó y batalló en toda la humanidad, propuso teoría para transformar el planeta.

Es así, los grandes piensan en grande, tienen la capacidad de dar respuestas a los problemas fundamentales de la existencia de la humanidad, no se confinan, su entorno es todo el planeta.

El Che, valiente, cuestionó el camino del llamado “Socialismo real”, al soviético y al chino, pero no como excusa para regresar al refugio vergonzante del capitalismo, sino para ir a la aventura de navegar hacia el futuro. Elaboró la brújula teórica para guiar a la humanidad en esa travesía necesaria.

Su vida es ejemplo, su teoría es obligatorio azimut. No es pensable una Revolución sin que esté profundamente empapada en las ideas del Che.

No hay Socialismo sin que se cumplan los mandamientos del Che, que son los mismos de todos los majaderos:

Amaos los unos a los otros. Este mandato de Cristo, que atraviesa dos mil años de historia y mantiene intacta su vigencia, ha guiado a los revolucionarios, a los majaderos.

El espíritu por sobre lo material. El Che basaba toda su teoría en que el Socialismo no es un asunto material, es ante todo un hecho espiritual.

La fraternidad por sobre el odio. El Che, siguiendo las enseñanzas de Martí, predicaba que sólo el amor construye. Recordemos su idea de que el Revolucionario está guidado por profundos sentimientos de amor.

Ofrecer la vida, leales a la causa de los humildes. La lealtad es una condición indispensable en la tarea revolucionaria. Lealtad a los principios y a los hombres que los encarnan.

Una gran dosis de locura. Lanzarse al vacío sin red de seguridad. El hecho revolucionario, por su esencia inédita, necesita la locura de atreverse, de abandonar las amarras del puerto de la costumbre, y lanzarse en el vértigo del vuelo alto.

No aspirar a más gloria que servir. El revolucionario reúne la cualidad de jugar a ser Dios, al mismo tiempo que conserva la humildad del que se reconoce partícula del todo.

¡Con Chávez más resteaos que nunca!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lindo escrito. Transmite su amor por el Ché, y mucho más allá, por sus enseñanzas. A veces creo que el mundo necesita de esos revolucionarios, pero cuando los tiene tan cerca, no saben qué hacer. Un verdadero revolucionario iría más allá, pero eso sólo es destinado para los verdaderos revolucionarios y naturalmente no somos todos, aunque quisieramos. Muchos nos conformamos con algunos cambios, otros con más, pero solo pocos trascienden al ejemplo anterior.
Lo real es que, ellos logran hacer que la humanidad avance hacia el amor. Son referencia, son guias con sus vidas llenas de ejemplo. Si todos fueramos en esa dirección el mundo en pocas horas cambiaría, pero no todos estamos enfocados en un solo camino. Unos miran hacia el frente, otros a los lados y otros hacia atrás, y estoy convencida que está escrito así. Pero los que miran al frente, y tienen su mirada puesta en el amor, tarde o temprano lograrán que el resto del mundo, mire hacia el mismo lugar.