21.12.11

LA REVOLUCIÓN DESPIERTA A UN GIGANTE (Miércoles 21-12-2011)

La Revolución es el hecho cultural más importante en toda la existencia de la humanidad. Se trata de un salto inmenso, es el reencuentro del humano con su humanidad, pero también es el evento más peligroso con el que se haya enfrentado la especie, despierta a un gigante: al pueblo, capaz de construir mundos pero también de autodestruirse.

El hombre se ha organizado en sociedades donde una minoría se apropia del trabajo, de la riqueza, de toda la sociedad. El capitalismo es la culminación de esta forma de organizarse, es la refinación de los sistemas basados en la depredación del humano por el humano. Su superación ha sido catalogada por los clásicos como la salida de la prehistoria y la entrada en la verdadera historia humana. Ese es el salto que empeña todos los afanes revolucionarios.

La moral y la ética del egoísmo, individual o colectivo, es sustituida por la moral, la ética del deber social, de las soluciones sociales. Esta es la esencia de la Revolución.

Es así, la Revolución debe sustituir la ética, los valores, si falla en ese empeño, si despierta al gigante pueblo y no lo guía hacia la extirpación de la ética del egoísmo, corre el riesgo de que ese titán despierto, consciente de su fuerza, liberado de los controles de la ética de la dominación, pero sin la guía de la nueva ética revolucionaria, caiga en manos de teorías e ideologías fascistas que se alimentan del odio, del egoísmo colectivo.

La épica revolucionaria, las hazañas, el desprendimiento de sus dirigentes, es pilar fundamental de la nueva conducta: va tallando en el alma colectiva la nueva ética, los nuevos reconocimientos sociales, ahora se prestigia la entrega, el trabajo en bien de toda la sociedad, la conducta amorosa.

La organización social y política forma un tejido desde lo capilar hasta lo nacional, soporta el nuevo comportamiento y le da solidez. Es muy importante este tejido social que evita, al darle visión universal a los núcleos de base, que estos cultiven y desarrollen un egoísmo colectivo que, mucho más que el egoísmo individual, soporta al capitalismo, se enfrenta al Socialismo.

La batalla contra el egoísmo, por la Conciencia del Deber Social es vital para esta Revolución nuestra. Toda acción revolucionaria debe tener ese objetivo. Toda distribución de la Revolución, desde una casa hasta un televisor, debe tener como uno de sus requisitos más importantes una retribución a la sociedad de parte del beneficiario. El trabajo voluntario colectivo, por pequeño que sea, es fundamental instrumento para el combate al egoísmo y para la formación de la conciencia de sociedad. La pura caridad es reaccionaria, la distribución con retribución es revolucionaria, educa.

La batalla contra el egoísmo debe ocupar el pensamiento y la acción de los revolucionarios. Debe ser el principal combate por la construcción del Socialismo. Si fallamos en este empeño, si horadamos la moral burguesa y no la sustituimos por la nueva moral revolucionaria, la del sentido de sociedad, estaremos abriendo las puertas al fascismo.

¡Con Chávez!

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