Todo sistema social es definido por la forma de propiedad de los medios de producción. Todos los sistemas anteriores al Socialismo se sustentan en la propiedad nosocial.
La forma de propiedad es importante porque alrededor de ella orbita una cultura específica que la justifica, la reproduce y perpetúa. Así, cultura y propiedad constituyen un conjunto, un sistema.
El cambio en la forma de propiedad es asunto central en una Revolución, sólo él hace posible la nueva cultura, una espiritualidad y la consciencia Socialista.
En Venezuela, un país con economía rentista, dependiente del petróleo, el gran reto de la Revolución es: ¿Qué hacer con la renta petrolera, cómo transformarla en palanca Socialista?
Aquí la renta se utilizó para estimular una burguesía parasitaria, no productora, mendicante, y una población con una significativa disociación entre el esfuerzo y el logro. En resumen, el petróleo creó una cultura que se correspondía con un país narcotizado de renta, extrañado del trabajo, despilfarrador y facilista. De esta manera, distraído, facilitaba la depredación de la riqueza nacional por los gringos, que se la llevaban a precios viles.
La Revolución Bolivariana cuando tuvo control del petróleo lo usó en primera instancia para saldar la inmensa deuda social, la material y la espiritual. La red de alimentación y los programas educativos son ejemplo. El pueblo percibió así a un gobierno amoroso.
Esa primera etapa fue necesaria, pero rápidamente se topó con la pregunta crucial de toda Revolución: ¿Cómo cambiar las relaciones de propiedad de los medios de producción, los sustentadores de la cultura? O, recordando el pensamiento de Los Miserables que con frecuencia cita Chávez: ¿Cómo demoler los molinos y también el viento que los mueve?
Las respuestas emergen desde posiciones ideológicas, es una lucha por la hegemonía del proceso, es el principal escenario de la confrontación inevitable de toda Revolución con el reformismo restaurador.
Los reformistas restauradores proponen, no es la primera vez que lo intentan, crear con la renta una neoburguesía, y fortalecer a la burguesía tradicional con el pretexto de que ahora sí producirán, que sí tendrán rostro humano, y así construir lo que llaman “país productivo”.
Justificados con las emergencias, levantan fantasmas y estrangulan la posibilidad socialista. Un ejemplo: con el déficit de viviendas se desaforaron, lo pretenden convertir en un mero problema técnico. Es una celada al Socialismo… Construir casas y simultáneamente construir burguesía, es decir, so pretexto de construir casas, contrabandear las condiciones para sumir al humano en la miseria espiritual y material que es el capitalismo.
Esas casas le saldrán carísimas a esta sociedad, son vía para transferir la renta a la burguesía, así acumulará capital y provecho político, criamos cuervos, nos costarán la esperanza. Nunca la burguesía resolverá un problema al Socialismo.
El reto es crear consciencia socialista y simultáneamente construir casas, que el humilde entienda el poder de trabajar en colectivo, en sociedad, reforzar el nexo esfuerzo-logro, rescatar el valor del trabajo voluntario, ese será un paso invalorable hacia el Socialismo.
¡Con Chávez Resteaos!
¡Socialismo y Casas!
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