20.8.10

LA DISCUSION DE LOS CRETINOS

Una de las argucias de la dominación oligarca es la trivialización de la discusión. Los burgueses saben que los objetivos de un pueblo tienen estrecha relación con los asuntos que discute. Si la mente colectiva es ocupada por lo trascendente, será un pueblo grande, destinado a ser vanguardia de la Humanidad , será un pueblo que cuestionará tarde o temprano la dominación, percibirá la esclavitud.
Si por el contrario su mente esta colonizada por lo pequeño, por lo frívolo, será un pueblo perdido en la miseria espiritual, víctima de la dominación, del despojo que ni siquiera advierte.
Es así, la oligarquía sabe la importancia de lo que se discute y de cómo se discute. Por eso gasta mucho tiempo y riqueza en ocupar la mente de las masas con tonterías: programas de televisión, radio, están al servicio del cretinismo, revistas enteras sólo para difundir lo sin importancia: la vida de la nobleza europea, las fiestas de los amos del valle.
Quieren que la población se preocupe más por la vida íntima de un artistillo, que de la biografía de un héroe de la independencia, o de un mártir de la resistencia al capitalismo.
Es así, la cultura que nos ofrecen es una poderosa arma de dominación. Sin embargo, donde el cretinismo es más grave, más alarmante, es cuando alcanza a la esfera política. La política es una medida valiosa de la espiritualidad de un pueblo.
En Venezuela presenciamos la discusión de los cretinos de la oposición. En la prensa y la televisión asistimos a un torneo de dislates convertidos en doctrina, la tontería acompaña a la mentira, la falta de talento da la mano a la burda mala intención. El asunto es alarmante.
Cuando un sector importante de la sociedad es modelado y guiado por la estupidez, cuando los intelectuales de ese sector se rinden al facilismo de la manipulación, entonces estamos acercándonos a acciones terribles.
Entre la masa estupidizada y los intelectuales que le hacen comparsa se produce un engranaje que se autoalimenta y profundiza el desprendimiento de la realidad, llegando a niveles de peligrosa esquizofrenia. En esas condiciones pueden aceptar y planificar cualquier crueldad.
Los síntomas son claros: un periódico otrora cátedra del pensamiento nacional, dirigido por Miguel Otero, Arturo Uslar, con reporteros de la talla de García Márquez, Alejo Carpentier, ahora ha devenido en mediocre manipulador de la realidad usando recursos primitivos.
Columnistas antes brillantes conductores de la opinión de su clase, ahora son grises plumíferos que dan lastima con su coproescritura.
La gravedad del deterioro se evidencia en el tratamiento a la risa de Izarra en CNN: es claro que no era burla a las cifras de la inseguridad, pero el hecho se ha manipulado, los plumíferos procuran linchar al muchacho. Teodoro el primero, con la insidia del renegado, y agotado su talento, ignora la realidad y pretende inutilménte hacer de esa risa, a falta de mejores ideas, un réquiem para la Revolución.
¡Chávez es Socialismo!

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