14.3.10

INERCIA

Es innegable que hay inercia en el paisaje político. El forcejeo electoral lo ocupa todo, el ser candidato gobierna todas las pasiones, el contenido ideológico es sustituido, enmascarado por la pugna individual.
La sociedad está impregnada de trivialidades: una golpiza en Carabobo es más importante, se discute más, que la arremetida oligarca contra las Misiones: los oligarcas consideran a los Misioneros Cubanos “fuerza de ocupación”, amenazan con las bases militares, pero las postulaciones ocupan el escenario.
Hasta el 14 de mayo discutiremos nuestros candidatos, después hasta septiembre el ambiente cada vez más se impregnará de elecciones. Esto es un grave riesgo para la Revolución. Veamos.
Las elecciones oligarcas son instrumento de adormecimiento, de distracción de los pueblos. Las usa la oligarquía como válvula de seguridad, para que nada cambie, para disipar la energía popular.
Todo lo contrario son las exigencias de una Revolución, la movilización de las masas es su combustible. La energía popular debe mover la rueda de la historia, hacerla avanzar.
La Revolución Bolivariana, que es pacífica, que abre esa vía inédita, debe ir resolviendo con creatividad los obstáculos que el camino le presenta, las elecciones son uno de los más importantes: el reto es transitar las elecciones oligarcas sin que el pueblo se adormezca, manteniendo la energía popular en las tareas revolucionarias, y no disipada en las rebatiñas electorales.
La Revolución debe unir las tareas electorales con las acciones propias de la construcción del Socialismo. Es decir, la construcción del Socialismo debe conducir a las victorias electorales. Lo contrario, ir a las elecciones con la misma lógica de la oligarquía, prometiendo, obsequiando, satisfaciendo ambiciones individualistas, sería “usar las armas melladas del capitalismo para construir Socialismo”, y ya sabemos que la advertencia del Che es cierta, ese error nos conduce a las miasmas.
Las próximas elecciones son decisivas, hay que ganarlas fortaleciendo al Socialismo, fortaleciendo su espiritualidad, esa es la única manera de dotar a las masas de razones sagradas por las cuales luchar, de prepararlas para la arremetida que vendrá después de las elecciones, sea cual sea el resultado.
Es hora de avanzar duro, de mostrar el Socialismo en concreto, de llamar al pueblo al sacrificio que esa construcción exige, y también mostrarle las inmensas satisfacciones que emanan del encuentro del individuo con la sociedad. La liberación, de transformarse de náufrago, huérfano, en humano que se encuentra a sí mismo en la sociedad por él reconstruida.
Tenemos las condiciones para avanzar: un Comandante con una extraordinaria conexión amorosa con el pueblo, un pueblo que pide ser dirigido por caminos de redención. Tenemos buena situación económica, la teoría que nos señala el camino, conocemos el objetivo y la importancia de llegar a él, no hay razón para no avanzar.
Si avanzamos duro, seguro arrasaremos en las elecciones, o mejor, sólo avanzando con fuerza podremos arrasar.
Allí están las Zonas Socialistas, esperando para servir de trincheras formidables de la lucha, para demostrar que el Socialismo es la vía, y que estamos dispuestos a transitarlo. El tiempo se agota, hagámoslas.
¡Chávez es Socialismo!

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