29.3.09

LA CONSAGRACIÓN DE LA ARMONÍA

La Revolución es un cambio de cultura, de manera de vivir, de relación de los humanos, de motivaciones, es un cambio profundo comparable con el nacimiento para un niño, es el nacimiento de una nueva sociedad, viene acompañado de dolores y delicias, es un sacrificio gozoso, un llanto de alegría, una exaltación.
Los pueblos deben prepararse para la hermosa aventura de cambiar, es difícil y traumático abrir los ojos a la luz, entrar en un nuevo mundo, construirse nuevo… Correr el riesgo de soltar amarras, abandonar la seguridad, las cadenas que nos atan a un puerto de dominación, y navegar en mares de creación y realización humana.
Hasta ayer el cambio parecía ser una opción entre muchas, se pensaba que era posible permanecer si nos apetecía. Sólo los más audaces planteaban saltar del nido que prometía seguridad, proponían volar. Pero hoy, cuando el planeta tiembla aterrorizado por el fracaso de todo un sistema, de toda una civilización, cuando ya es conocido por todos el peligro de extinción de la especie y de la vida planetaria, la necesidad de cambio es de vida o muerte, ya no hay opción, o cambiamos o perecemos.
En estás circunstancias es imperativo el parto que de origen al nuevo mundo, al hombre nuevo. Es urgente prepararse para el cambio, los líderes serán líderes en tanto estén preparados para guiarnos, para guiar a la masa en la travesía del cambio.
Debemos prepararnos para el sacrificio que eso significa.
El sacrificio es el cambio, salir de una manera de vivir donde la ilusión de soluciones individuales guía la existencia, romper con el mundo de ficción creado por los medios de deformación dominantes, un mundo donde realidad y mentira se unen en diabólica mezcla, donde los mecanismos mediáticos de deformación crean de pompas de jabón grandes murallas y miedos, donde todo debería ser esperanzas, rechazo de lo que debíamos aceptar con alegría, gozo de la guadaña, ceguera en la luz, resignación en la oscuridad. El sacrificio es el dolor de parirnos a nosotros mismos.
El sacrificio es parir con la imaginación un nuevo mundo y construirlo, establecer unas nuevas relaciones entre los humanos, o mejor, rescatar las viejas relaciones de los cristianos primitivos: “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”, rescatar el “amaos los unos a los otros”.
Entendamos que una sociedad basada en la espiritualidad y no en la materialidad es la que puede proporcionarnos felicidad, que sólo así podremos conquistar la armonía que nos permita darle continuidad a la especie, que sólo la humanidad será viable si restituye la armonía dentro de sí y con la naturaleza.
Sólo los pueblos que tengan alta capacidad de sacrificios, serán los pueblos destinados a construir mundos, a salvar a la humanidad, a ser esperanza, a demostrar que el hombre no es una pasión inútil como predicaba un filósofo.
¡Socialismo es armonía!
¡Chávez es socialismo!

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