30.6.07

MENGUAR

En los últimos días, quizá llevados por la emergencia, los bolivarianos hemos desatendido la grandeza de nuestra lucha, menguado nuestros altos objetivos, disminuido nuestro papel histórico, caído en la trampa de pelear al nivel que el enemigo nos propone. Es imperativo retomar las razones sagradas que impulsan nuestra causa y, guiados por ese faro, concientes de nuestra responsabilidad con la humanidad, replantear la batalla.
Estamos combatiendo apacibles, como si de un torneo deportivo amistoso se tratara. La política se desarrolla con juegos de palabras más o menos ingeniosos, retruécanos.
Sin embargo, no nos falta el fuego interno de las grandes empresas, aquel que hizo posible la audacia de la Comuna de París, la Revolución Bolchevique, el Paso de Los Andes. Ese volcán nos habita, esta aquí, sólo nos falta sentirlo, reconocernos llamados a grandes empresas, al vuelo alto, y aceptar el desafío de la historia.
Estamos destinados a hacer una Revolución, a corregir el rumbo de los tiempos de depredación del hombre por el hombre, a fundar el Socialismo para salvar la vida en el planeta. No es hora de Liliput, la historia exige gigantes.
Todas nuestras batallas, por pequeñas que parezcan deben estar impregnadas de esa grandeza, todas nuestras luchas deben ser luchas por el Socialismo, por conquistar la conciencia del deber social, por transformar las relaciones egoístas que hoy nos conducen al infierno, por las relaciones amorosas propias del Socialismo.
No hay batalla aislada, todo combate forma parte de la pugna del pasado que se enfrenta al futuro luminoso que estamos construyendo.
En los últimos días olvidamos la grandeza de nuestra lucha, la disminuimos a una lucha por la “libertad de expresión”, o la “expresión de la libertad”, no supimos enlazarla con la gran empresa que ocupa nuestros afanes: la construcción de otro mundo.
En todo enfrentamiento con la oligarquía y la neoligarquía, el ariete de nuestra defensa y de nuestro ataque debe ser el Socialismo. A las hipocresías de la oligarquía, que propone el capitalismo como solución a los problemas que él mismo ha creado, debemos enfrentarlas con el Socialismo como única vía a la felicidad social.
El cese de la concesión a radio caracas, parte de un golpe, de una cosiata, debe ser inscrito en esta lucha, y eso no hemos sabido hacerlo con fuerza.
En esta hora de ataque frontal a la Revolución debemos responder con estos principios conductores:
Uno, la conexión Socialismo - Chávez - Pueblo. Toda acción revolucionaria debe tener como norte y sur la confianza de que es en el Socialismo donde se resuelven los problemas sociales, y que es necesario y posible construirlo ya, sin retardos, sin distracciones. Y el convencimiento de que el Socialismo está ligado indisolublemente al Comandante y al Pueblo.
Dos, todo ataque de la oligarquía debe ser respondido con la movilización del Pueblo, alrededor de consignas particulares enlazadas a las grandes consignas de esta Revolución. Así debemos movilizarnos por la libertad de expresión, explicando que sólo es posible en el Socialismo.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

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