Los últimos acontecimientos incrementan la discusión socialista en Venezuela. Las ponencias se han afincado principalmente en dos aspectos: el problema de la aceptación de la propiedad social de los medios de producción, y un esfuerzo por distanciarse del Marxismo, de la Unión Soviética y, por derivación, distanciarse de la Cuba Socialista, Fidelista y Guevarista. Analicemos.
Se descarta al marxismo por razones que bien servirían para apartarse del Cristianismo, o del Bolivarianismo: se dice que “pasó de moda”, que “ya no hay obreros”, que “las condiciones han cambiando”, que “es un dogma”. Lo mismo podíamos alegar para separarnos de Bolívar: podríamos decir que no hay españoles colonizadores, que la esclavitud fue abolida, o que ya la guerra no se hace con caballos. También podríamos decir que ser cristiano es ser dogmático, porque ya el Imperio Romano no existe, que aquello fue hace dos mil años. Igual podríamos decir de Zamora, de Fidel, del Che, de Fabricio, de Sandino, de Simón Rodríguez.
¿Donde está el error de los que así piensan?
El error es que no colocan a cada pensador y a cada idea en su contexto histórico. Veamos.
La idea libertaria acompaña a la humanidad desde que el hombre se hizo lobo del hombre, desde que el trabajo de unos fue apropiado por otros, desde que la sociedad dejó de ser una armonía para transformarse en una guerra de todos contra todos. En otras palabras, la idea libertaria acompaña al hombre desde lo más profundo de la historia.
En ese camino de milenios, la idea, el pensamiento libertario ha recibido la contribución de muchos afluentes teóricos, cada uno adecuado a su tiempo y apoyado en los aportes anteriores, así se ha perfeccionado.
Espartaco nos enseñó la rebeldía frente a los Imperios.
Cristo nos reveló la idea primigenia: la esclavitud debe sustituirse por el “amaos los unos a los otros”. A partir de allí, la historia de la humanidad ha sido la historia por dar concreción a este mandato iniciático.
Mucho tiempo trascurrió, milenios, hasta que el Marxismo asentara la teoría que hace posible dotar de base material al mandato cristiano. Dice el marxismo:
“No es posible una sociedad del amor, donde se amen los unos a los otros, sin abolir la base del egoísmo, que es la propiedad privada (antisocial) de los medios de producción.”
A Marx se le puede atacar por miles de razones, era simplemente un humano, pero lo que no se
puede evadir es esta gran verdad por él aportada al pensamiento revolucionario y libertario.
Entonces, así como en una revolución, si es verdadera, es un crimen prescindir de Cristo, prescindir de Bolívar, de Miranda, Martí, del Quijote, de Fidel, o el Che, es también un crimen de iguales proporciones prescindir de Marx y de Lenin.
Porque una revolución que trunque el torrente histórico del pensamiento revolucionario y libertario está irremediablemente condenada al fracaso.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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