23.3.07

EL REFLEJO

La pugna política es, en última instancia, reflejo de la pugna económica. Lo que se percibe en la esfera política, las peleas, las declaraciones, renuncias, referéndum, todo lo que allí pasa es eco de un movimiento que sucede en las entrañas de la economía.

Siendo así, en la Revolución Bolivariana, proceso que busca puertos de estabilización, lo fundamental serán las nuevas relaciones económicas que se establezcan. Expliquemos.

La Revolución Bolivariana consiguió estremecer el alma popular con la rebelión del 4 de febrero. A partir de esa fecha el Pueblo fue despertando, hasta que en el 98 el sistema de dominación encarnado en el pacto de punto fijo se derrumbó, y la nación entró en la zona de turbulencia caracterizada por una pugna feroz entre Revolución y contrarrevolución.

La corta trayectoria desde el 98 hasta nuestros días, ha estado signada por esta pugna. Todas las acciones que en este período sucedieron son expresiones de ella: miquelena, abril, el sabotaje petrolero, el revocatorio, también las misiones y el ALBA. Todas esas acciones son expresión de la batalla entre Revolución y contrarrevolución, por imponer cada una su proyecto económico.

Sólo podemos entender a cabalidad la pugna política de la Revolución Bolivariana, si la relacionamos con los diferentes proyectos que yacen en el fondo de ella.

En un principio el enfrentamiento económico fue entre el proyecto capitalista globalizador neoliberal, enganchado de manera franca a la economía del norte, opuesto a un proyecto nacionalista, honesto, con alto contenido humanista, afincado en un capitalismo filantrópico. Abril y el sabotaje petrolero fueron las cúspides de este enfrentamiento.

A partir de allí, y ya con el control sobre la renta, se empieza a desarrollar el proyecto económico de una pequeña burguesía fantasiosa y anarcoide: aparecen la cogestión, las cooperativas como paradigma, las empresas recuperadas y otras formas pseudosocialistas. Simultáneamente aflora el desarrollo de un nuevo capitalismo nacional que ocupa un porcentaje elevado del crecimiento económico. Junto a esta situación, la espiritualidad socialista se desarrolla principalmente jalonada por el Comandante con su discurso antiimperialista y anticapitalista, y su labor internacional de solidaridad con la América.

Así llegamos al 3 de diciembre que fue una derrota política del proyecto globalizador neoliberal.

A partir de la reelección la pugna económica es entre el fracasado proyecto pequeño burgués fantasioso y anarcoide, enfrentado al proyecto neocapitalista de aroma nacional desarrollista, que ha acumulado capital durante la Revolución.

Al proyecto neocapitalista no le es difícil desplazar al fracasado proyecto pequeño burgués, y estabilizar en un capitalismo que pretende humano, la turbulencia que comenzó el 4 de febrero.

Ante esta situación los revolucionarios tienen una tarea principal:

Dotar al discurso del Comandante Chávez de su correspondiente base material, construyendo formas económicas realmente socialistas, cimientos de conciencia y política socialista.

¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!

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