10.3.11

DAME UNA CASA, TAMBIÉN UN SENTIDO (Jueves 10-03-2011)

Los gobiernos capitalistas construyeron casas, pero siempre los humildes siguieron sumergidos en la miseria material y espiritual. Su vida permaneció en un tiovivo de necesidades materiales insatisfechas y de espiritualidad aplastada, sin más objetivo que sobrevivir a un mundo que les era hostil.
En el capitalismo lo material se contempla separado de lo espiritual, la satisfacción de las necesidades es una actividad individual, egoísta y fragmentada. El Estado estimula la solución mezquina.
Aquí en Venezuela, país rentista, el logro no estaba relacionado con el esfuerzo social. La satisfacción de las necesidades fue un método electoral, nunca de formación de patria.
Así funciona el mundo del capitalismo, su esencia es la fragmentación entre lo espiritual y lo material. El capitalismo no concibe otra recompensa que lo material. “Dame una casa” es una transacción que se sustenta en la lógica capitalista: una mercancía se cambia por otra mercancía: casa por filiación, lámina de zinc por voto, beca por inclinación. Así construyen un pueblo de clientes y unos gobiernos mercachifles.
Ahora con el Gobierno Revolucionario todo cambió, todo debe cambiar: las necesidades deben ser otras, y su satisfacción de otra manera. “Dame una casa” debe ir acompañado de “dame una vida”, “dame un sentido”, “libérame de la lógica capitalista”, “comencemos a ser humanos”, “dejemos de ser mercancías o despojos sociales aferrados con desespero a los márgenes de la sociedad que consume”. “Dame una casa” debe significar ¡construyamos juntos un nuevo mundo!
Esta es tarea esencial de la Revolución, cambiar el sistema de necesidades y el sistema de satisfacción de esas necesidades.
La manera como resolvamos lo material determinará la formación de conciencia. Si lo hacemos sin participación de la sociedad estaremos, en el mejor de los casos, satisfaciendo necesidades pero afianzando la espiritualidad capitalista, creando los sepultureros del Socialismo. Si la solución la acompañamos de un gran movimiento de masas, elevaremos la Conciencia Revolucionaria y seremos invencibles.
Debemos ser protagonistas de los logros materiales y espirituales, así nos haremos sociedad consciente, autores del futuro.
Para eso es necesario una fuerte campaña de construcción de casas y, simultáneamente, una campaña cultural de formación de la nueva conciencia social, una racionalización de las necesidades y, sobre todo y determinante, dotar al ser humano de un sentido, de razones sagradas por las cuales vivir.
El sentido del hombre del Socialismo no es simplemente lo material, es la unión, el reencuentro de lo material con lo espiritual, esa fusión de sus dos mitades separadas por el capitalismo, lo integra, lo completa, le da contenido a su vida, garantiza la edificación de un nuevo mundo, viable. En otras palabras, el sentido del humano es reencontrarse con el humano, ese es el Buen Vivir.
Más importante que la contabilidad de casas es la construcción de la conciencia, de la cultura humanista, del sentido de sociedad. Un hombre encontrado, integrado con su humanidad, es capaz de resistirlo todo, de construirlo todo. Un hombre apresado en lo material es frágil presa de sus verdugos.
¡Chávez es Socialismo!

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