16.11.10

EGOÍSMO PROLETARIO

El internacionalismo proletario, la fraternidad obrera, son pilares imprescindibles de una Revolución. En contraste, el egoísmo proletario es el principal soporte de la explotación, del capitalismo. Veamos.
Mientras los obreros estén confinados a su entorno, sólo preocupados por sus reivindicaciones materiales inmediatas, el sistema capitalista que los explota estará seguro, y ellos, paradójicamente, sumergidos en el egoísmo proletario serán la mayor válvula de seguridad del capitalismo.
Cuando los obreros se yerguen sobre su entorno material y espiritual, cuando entienden que sus problemas y carencias en los sitios de trabajo son asuntos sociales y que la explotación sólo se resuelve socialmente, en ese momento comienza la liberación verdadera de la clase obrera y de la sociedad.
Eso lo sabe el burgués y de mil maneras lucha para impedir que los obreros lleguen a la comprensión de su situación. En este empeño, en esta lucha ideológica, usan todo su arsenal de manipulación: le proponen al obrero valores que lo disgregan, lo fragmentan, le presentan teorías, le inoculan ideologías que lo dividen, le impiden el vuelo alto y lo confinan al salto de la pulga.
Esta manipulación casi siempre es encubierta, las intenciones de los capitalistas no se muestran, pero en los momentos de turbulencia como los que vivimos hoy, se evidencia, la lucha por la hegemonía descarna las intenciones. Analicemos.
Fausto massó, un veterano de la lucha contra la liberación de los pueblos, vocero de la dominación oligarburguesa, en un artículo en el nacional del sábado 13 de noviembre, nos aclara las intenciones de los enemigos del pueblo y de los obreros.
El artículo está cargado de un pesimismo profundo, de un descreer en la humanidad, y de odio al chavismo. Dice massó:
“Todo esto proclamado por San Francisco de Asís, montado en un burro, conmovería a las pocas almas nobles que quedan en el mundo. Por desgracia para el Gobierno a demasiados chavistas sólo les enternece el mensaje sobre las maravillas que compra una tarjeta de crédito, no les importa que no comprenden el amor de una bella mujer, una puesta de sol.”
Intenta reducir al obrero a sus apetitos materiales, sin ninguna sensibilidad espiritual, y termina su artículo sentenciando:
“En otro momento Miraflores hubiera echado mano del mejor desodorante del mundo, el dinero, y a realazos habría resuelto el problema. Pero, ¿con qué se sienta la cucaracha? (…) de tanto ofrecer y ofrecer, logró que los trabajadores ya no comieran más cuentos: ahora quieren sencillamente un contrato mejor y que les paguen.
(…) ellos sólo entienden de contratos, conquistas, beneficios. Esa chispa incendiará la pradera.”
Incita a los obreros a que, por prebendas mezquinas, se opongan al gobierno que garantiza la superación de la explotación y se transformen, una vez más, en verdugos de sus propios sueños.
Está claro, la Revolución debe profundizar la lucha para que los obreros venzan al egoísmo proletario, se constituyan en Clase Obrera y asuman su papel histórico: la Conciencia del Deber Social, el Socialismo, la defensa militante del gobierno del Comandante Chávez.
¡Chávez es Garantía!

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