3.4.10

UN FENÓMENO LLAMADO CHE

Si consideramos el pensamiento revolucionario universal como una sucesión de ideas, podríamos hacer la siguiente secuencia. Veamos.
Primer escalón, la solución de los problemas sociales se coloca en la zona espiritual, representa este peldaño el cristianismo, la superación de las adversidades es remitida al cielo, al otro mundo.
La esencia de los problemas sociales, la miseria, la pobreza, es detectada con certeza impresionante, y la propuesta para su superación asombra: la esencia de los problemas sociales es el egoísmo, y la solución es “ama a tu prójimo como a ti mismo” “amaos los unos a los otros”. La concreción, la implementación de estos dos mandamientos, se ubica en el mundo espiritual en la voluntad, en la conciencia.
Así, el mundo revolucionario durante mucho tiempo estuvo buscando alivio y a los males sociales en el espíritu, remitía las angustias a otro mundo. No relacionaban la espiritualidad con la materialidad. En este período surgieron conventos, zonas de oración, de fraternidad, surgieron los falansterios del Socialismo Utópico, intentos de soluciones que no pasaron límites discretos.
Posteriormente, en el segundo escalón surgen las ideas que dan preeminencia a lo material, se pensaba que allí estaba la solución. Producir, comerciar, era la orden del día, eran tiempos del sueño americano. La solución es individual, si hay ganas de trabajar, si no se es flojo, se surge, se resuelve el problema de la pobreza, entonces, la pobreza es un problema individual, y de falta de vocación.
Estas ideas son la base que sustentan al capitalismo, demás está decir que no solucionan los problemas, al contrario, los profundizan.
El tercer peldaño nos dice que la materialidad y la espiritualidad sí tienen relación, que la materialidad sostiene a la espiritualidad, la condiciona, la determina. Que es suficiente resolver la propiedad social para que se produzca una conciencia revolucionaria. Eran los días del Socialismo Soviético tardío. Ya conocemos el desenlace de este esquema.
El fracaso del Socialismo real trajo desolación en el mundo, se pensó que con ese derrumbe se había demostrado que la cima de la humanidad era el capitalismo, que ese era el sistema que correspondía a la naturaleza humana. Que más allá no había nada, que habíamos llegado al final de la historia.
Pero, una pequeña isla desentonaba, el Socialismo persistía allí, resistía al acecho del mayor imperio que haya conocido la humanidad. Los ojos del mundo revolucionario se volvieron hacia allá, hacia Cuba, allí estaba la Esperanza y la respuesta.
¿Qué había pasado allá, por qué resistía?
La contestación la dio Fidel: “vivíamos con un adivino y no nos habíamos dado cuenta”, ese adivino era, es el Che.
El Che representa, sin duda, el último peldaño en la evolución del pensamiento revolucionario: la conciencia y la materialidad forman un complejo donde se condicionan mutuamente, y en ese complejo lo más importante es la Conciencia del Deber Social.
Debemos estudiar al Che, sin duda, el pensamiento revolucionario más avanzado.
¡Socialismo es Estudio!
¡Chávez es Socialismo!

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