Ya estamos en medio de la Campaña Admirable, vamos hacia el triunfo en las parlamentarias. El evento merece estudio.
Las batallas revolucionarias, cualquiera que ellas sean, se ganan en la emoción. Sólo un pueblo movido por razones sagradas es capaz de la entrega que conquista triunfos.
Entonces, los revolucionarios frente al reto de septiembre debemos tener como tarea principal dar razones sagradas al pueblo, una causa que lo emocione. No hacer de las elecciones un mero asunto técnico, no caer en la soberbia de pensar que el mandado está hecho, que sólo falta ir a buscarlo.
Nunca el revolucionario debe dar por seguro el apoyo popular, éste debemos ganarlo todos los días, renovarlo.
Al pueblo debemos explicar la importancia de las elecciones de septiembre: qué se decide en este evento, darle su alta dimensión.
Decirle que ellas no son la simple pugna por una diputación, allí se echa la suerte de la Revolución, la del Comandante, y la suerte del Continente, de la ALBA. Ese debe ser el centro de la campaña.
Explicar la conexión entre los resultados de septiembre y el destino de la sociedad.
¿Qué pasaría si ellos ganan?
Acabarían con las conquistas materiales que todos sabemos que son muchas y buenas. Pero, lo más importante, destruirían la posibilidad de seguir avanzando, asesinarían la Esperanza. Nunca en toda su historia este pueblo se encontró con su destino, se hizo dueño de su rumbo, como ahora con la Revolución.
El principal objetivo de la oligarquía, de ganar en septiembre, será borrar la dignidad del pueblo, conquistada con sacrificio y sangre. Ella no tolera, no puede tolerar, un pueblo cimarrón que sabe reclamar sus derechos. Contra el pueblo y sus dirigentes aplicarán una política de choque, tal como la Operación Cóndor de pinochet, ya se denuncia el aparecimiento de listas de víctimas.
Sumirían al país por siglos en una tenebrosa oscuridad, donde la miseria será la norma, la sumisión requisito indispensable para la sobrevivencia, y la rebeldía un pasaporte a la persecución cruel.
Debemos decir al pueblo ¿qué pasará con el triunfo de la Revolución?
Nos fortaleceremos, pueblo civil y militar, para enfrentar los embates de la oligarquía internacional y nacional. Garantizaremos la continuidad de la Esperanza, de la Revolución y del Comandante Chávez.
Con ese triunfo la Revolución seguirá su camino de perfeccionamiento, de depuración, de afinación de ideas. Podremos corregir, continuaremos fundando la nueva relación humana, sentaremos bases firmes para la paz, estrecharemos los lazos con el resto de la humanidad. En resumen, seguiremos construyendo el Socialismo.
Argumentos hay, razones sagradas para seguir luchando existen, es labor del partido llevarlas al pueblo, armarlo de ideas que dirijan la batalla electoral y las próximas luchas, sin duda, más exigentes.
Confinar la extraordinaria fuerza del partido sólo a lo técnico, es errar en la jerarquización de los objetivos: la conciencia, la emoción, la convicción, deben prevalecer sobre lo técnico.
¡Chávez es Socialismo!
¡Con Chávez es con lo que Chávez decida!
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