12.1.07

TRES GOTAS DE UN MISMO MANANTIAL

El camino de la Revolución está cementado con lo mejor de lo humano, allí los heroísmos se confunden con los martirios en una misma vocación: la lucha tenaz por la redención del humano.

Los revolucionarios debemos siempre, reflejarnos en el sendero de la historia para nutrirnos de ejemplos, de enseñanzas, y de la energía integradora que viene del principio de nuestra nacionalidad.

Es esencia de la lucha de los Pueblos recomponer a la sociedad, y esto no es posible sin recuperar la memoria, unificar las luchas, reconocer enemigos y abrazar aliados.

Fueron vanos los intentos de la oligarquía por fragmentar nuestra historia, por hacerla inocua.

Fechas llenas de lecciones abundan en la historia Patria y continental. El diario VEA, en sus sección de efemérides, nos ofrece al 10 de Enero como uno de esos días donde brotan cátedras de lucha. Veamos.

El 10 de Enero de 1827 Bolívar entró en Caracas, venía a combatir las intenciones separatistas de la oligarquía valenciana, y los extravíos del General Páez. El 10 de Enero de 1860 asesinaron a Ezequiel Zamora. El 10 de Enero de 1924 fue asesinado, en México, Julio Antonio Mella.

Debemos preguntarnos ¿qué une a estos tres sucesos, aparentemente separados en el tiempo y aislados en la historia?

Son hitos, de la misma lucha por la redención del humano, de la batalla incesante contra las oligarquías que siempre se resisten al avance de los Pueblos.

Bolívar fue víctima de la oligarquía mantuana que supo capturar el alma de próceres ambiciosos, Páez uno de ellos, el Comandante Chávez se encargó de recordarnos la traición del “Taita”.

Zamora, triunfante, al frente de los guerreros que continuaban la obra que el Libertador dejó inconclusa, cae también bajo la infamia oligarca. Una bala pospuso el sueño.

Julio Antonio Mella, un muchacho militante de las ideas que adentraban al continente en los nuevos siglos, un luchador contra las dictaduras, pero sobre todo, un innovador de las teorías de liberación. Padeció la garra larga de las oligarquías del continente y fue asesinado en Méjico. Era cubano, o mejor digamos, era un revolucionario, es decir, pertenecía a esa gran Patria que no acepta más fronteras que las de la posición en el campo de batalla por la redención del humano, y a la que pertenecen todos los capaces de temblar de indignación frente a la injusticia. Él estaba del lado de los humildes, del lado de los Pueblos, era nuestro hermano.

Los tres sucesos son parte de la misma batalla que se desarrolla desde el inicio mismo de la nacionalidad, es la misma batalla que dio Bolívar en todo el continente, porque entendía que la oligarquía traspasa fronteras y se une cuando de defender sus privilegios se trata.

Una batalla que hoy continúa aquí en Venezuela, de la que somos parte y en la que estamos obligados a triunfar.

¡Construyamos el Socialismo, no hay excusas!

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo!

No hay comentarios.: