El titulo puede parecer una repetición innecesaria, pero con él queremos significar que la adquisición de conciencia es un proceso conciente, es decir, no es espontáneo, o mejor digamos que para adquirir conciencia, para ir más allá de la intuición, es necesario un trabajo intelectual desde afuera y desde dentro del individuo.
Si lo anterior es verdad, entonces tanta importancia tiene la difusión de los Valores Socialistas, de la Cultura Socialista, como la construcción de formas de Propiedad Social, es más, una sin la otra no tiene sentido.
Nosotros en la Revolución Bolivariana estamos avanzando en la formación de Propiedad Social, la fábrica de harina de maíz de Yaracuy es un ejemplo. Estos son grandes pasos hacia el Socialismo, que corren el riesgo de perderse si no son acompañados por acciones comunicacionales y culturales que transformen esta realidad Socialista en sentimiento.
No podemos caer en el error de pensar que la integración de la sociedad, la restauración de la relación amorosa que el capitalismo trocó en egoísmo llevado a su máxima expresión, sea un asunto independiente de los valores que divulguemos. Al contrario, los valores que propaguemos son determinantes en la restauración de la relación amorosa, que viene a ser esencia del Socialismo.
No podemos caer en el error de pensar que lo que difundamos por los medios en poder del Estado Revolucionario, no tendrá influencia en la gran batalla por la formación de los Valores Socialistas. Cada mensaje de valor capitalista que transmitamos es un impacto directo al corazón de la Revolución. Veamos.
Cuando el Celarg, por ejemplo, monta una obra de teatro cuya directora es una presentadora de “sábado sensacional”, estamos cediendo terreno estratégico a la causa de la restauración, estamos difundiendo los valores del capitalismo.
Cuando difundimos el deporte comercial, estimulador del individualismo y del consumismo capitalista, más que al deporte social, forjador de juventud, estamos difundiendo los valores del antisocialismo.
Cuando acallamos los logros socialistas de la Revolución, como la fábrica de harina Indio Yaracuy, de Propiedad Social, estamos silenciando los Valores Socialistas.
Cuando acallamos los gérmenes de trabajo voluntario, estamos atentando contra los Valores Socialistas.
Cuando no replicamos la prédica Socialista que Chávez hace en el Aló, estamos desperdiciando una valiosa fuente de difusión de valores socialitas.
Cuando el Wolkwagen de Chávez a lo sumo lo vemos y difundimos como una excentricidad, y no como un ejemplo vivo, un llamado a la austeridad, estamos desaprovechando la ocasión de dar un duro golpe a la conducta capitalista.
Cuando propagamos como logros el crecimiento del sector empresarial y bancario, y la satisfacción de las necesidades artificiales de la pequeña burguesía, estamos golpeando los Valores Socialistas.
Cuando el aniversario de la caída en combate del Che Guevara no es oportunidad para el estudio profundo de su pensamiento, no estamos llevando su ejemplo más allá de la retórica.
Cuando mezquinamos la difusión de los libros del Che (ausentes en las Librerías del Sur) nos privamos del pensamiento revolucionario más avanzado de la humanidad.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡ Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
¡A la Reforma, Si!
¡ Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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