6.3.10

LOS PLANOS DE LA CONCILIACIÓN

Las revoluciones pacíficas transcurren en medio de una fuerte tentación reformista. La coexistencia forzada con el capitalismo es abono para esta corriente de la contrarrevolución.
En todos los planos de la vida social, la manifestación del reformismo es la conciliación. El reformismo es un intento conciliatorio de detener la Revolución , con la justificación de la necesidad de amortiguarla, morigerarla, la debilitan facilitando su derrota. Veamos.
En lo económico, el reformismo tiene como eje central de su propuesta no superar al capitalismo. Su función es presentar formas económicas de apariencia diferente al capitalismo, pero en el fondo conservar su esencia. Inventan “terceras vías”, “un país y dos sistemas”, “empresarios con sensibilidad social”, “empresas de producción social”, etc. Todas estas propuestas tienen en común que impiden la formación de conciencia social, son capitalistas.
Plantean formas hibridas socialismo-capitalismo, que también impiden la formación de conciencia social, y terminan por abrir paso al capitalismo.
El reformismo, en su expresión más populista y anarcoide, propone unidades económicas pequeñas, egoístas, que producen mercancías, compiten en el mercado, y por supuesto explotan, o son vías no declaradas de transferencia de recursos públicos.
En lo político, no tienen más proyectos que la conciliación. Ante el menor escollo corren despavoridos a tender puentes hacia la oligarquía, siempre están viendo un “lado sano” en el enemigo, y con esa conducta confunden y cosechan desencantos continuos.
En la organización social, se resisten a superar las formas de organización local aisladas. Le temen, rechazan la organización popular, que forma tejido, que le da dimensión social a la participación. Confinan a la gente al mezquino entorno de su espacio vital: su visión no consigue elevarse ni siquiera a lo regional, mucho menos a lo universal.
Se forma así un hombre mezquino, miope, egoísta, incapaz de entender la marcha de la sociedad, de la humanidad. Un hombre fácilmente manipulable con migajas y promesas. Así el reformismo mina las bases humanas de cualquier Revolución.
Donde mejor se ve la conciliación es en el campo cultural. Los reformistas piensan que la cultura está por encima de la sociedad, de la lucha de clases, y en nombre del arte claudican en la batalla cultural que es toda Revolución.
Consideran el arte inocuo, eunuco, lo despojan de su carga política, tan necesaria para la Revolución , indispensable para formar nuevos valores, combatir la cultura que justifica la dominación. Mucho daño hace la conciliación reformista a la Revolución en la Cultura.
En la Comunicación , el reformista también concilia: argumenta, justifica su inercia en la batalla con libertad de expresión, evita radicalizarse, tiene preferencia por un equilibrio que desarma, y pierde oportunidades de formar al pueblo. Promueve medios “imparciales”, sus programas son de debates sosos, entre los de allá y los incautos de acá.
La conducta que emana del proyecto reformista es un egoísmo, base para el capitalismo, para el clientelismo. No hay revolución posible sin antes no derrotar al reformismo que la habita.
¡Chávez es Socialismo!

5.3.10

LOS HILOS DEL ALACRÁN

El imperio que a la hora de defenderse es uno solo, se confabula contra las amenazas, ya ubicó al gobierno de Chávez, a la revolución como una amenaza irreconciliable, que debe ser extirpada. Ya dio la orden al mundo para que asesinen la esperanza.
Las bravuconadas de los cobardes de ayer, los arranques bélicos de teodoro, sus ataques histéricos a Cuba, son muestras de que el imperio azuzó a sus agentes.
Otro tanto se observa con las audacias de Quiróz, Carlos Blanco, Ochoa Antich, que hablan de golpe como quien habla de confetis.
El cambio de actitud frente a los misioneros cubanos, calificados ahora de fuerza invasora, es señal inconfundible de que el imperio ordenó guillotinar a la Revolución.
Es definitivo, el cielo anuncia tempestad, la ofensiva imperial está en la puerta y es inevitable, no hay marcha atrás. Sólo queda la duda de cómo se expresará, que forma adquirirá la embestida. Veamos.
Algunos vaticinan invasión, otros golpe cruento interno, con magnicidio amenazan desde Miami, todos están en la agenda.
Unos apuestan a las elecciones parlamentarias, piensan que una mayoría escuálida les permitirá una transición pacífica hacia un gobierno de derecha. Se engañan, una victoria escuálida debilitará al gobierno y desatará a los demonios más crueles de la contrarrevolución, se envalentonarán y contra todo pronóstico sensato intentarán insurrección y golpe.
Son especulaciones con base, no es posible saber cómo será la embestida final. Lo que sí podemos descartar es una salida pacífica. El imperio necesita borrar el ejemplo que significa Chávez, necesita un choque de terror para anular cualquier deseo de imitarlo.
Y lo que podemos afirmar es que no hay otra opción para defendernos que profundizar el Socialismo, cerrar filas con el Comandante Chávez, y darle contenido vital a la consigna “Patria Socialista o Muerte.”
El alacrán imperial teje sus hilos de acuerdo a su naturaleza cruel, lo hace con todo su poder, los reaccionarios del mundo, desde los españoles hasta los colombianos se confabulan contra el ejemplo que los aturde.
Hoy sufrimos la más brutal ofensiva de nuestros enemigos. Está en fase de preparación psíquica, de manipulación de las almas, de la opinión pública mundial, la preparan para que acepte la crueldad, para que acepte de nuevo a un pinochet, a un Guantánamo, a las invasiones, a los magnicidios, a un genocidio.
Esa es la intención de las mentiras mediáticas que nos ligan a los que antes satanizaron.
No hay forma de enfrentarlos sino es con firmeza, que sientan la determinación nuestra de ir hasta el final.
Debemos hacerle frente a esta fase de la ofensiva enemiga, con inteligencia, nuestros medios de difusión deben estar en la primera línea de resistencia, no hay lugar para blandenguerías, todos debemos participar en esa batalla. No es tarea sólo de Chávez.
Las victorias revolucionarias están reservadas a pueblos valientes, capaces de sobreponerse a las manipulaciones de las clases opresoras. Pueblos que tengan fe en su líder, en sus líderes.
¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!

4.3.10

AISLADOS NO SOMOS NADA

Masa sin dirección es incapaz de grandes batallas. Dirigente sin masa es nostalgia de la acción.
Los contrarrevolucionarios de todos los pelajes saben esto, y uno de sus principales objetivos es evitar que pueblo y dirigentes se fusionen en un solo cuerpo, en un solo afán. Varios son los obstáculos que oponen a esta fusión. Veamos.
La represión contra los dirigentes revolucionarios es la constante en esta intención: los encarcelan, los privan de los medios de comunicación, los desprestigian, llegan hasta el crimen con tal de aislarlos de la masa.
En el pasado, cuando el continente estaba sembrado de dictaduras, éste era el método principal de separación. Recordemos los desaparecidos del Cono Sur, recordemos la operación Cóndor contra la dirigencia chilena, o la cacería a Miguel Enríquez.
El método les dio resultado. Pero el mundo cambió, el capitalista concibió una mejor manera de dominar: creó la democracia burguesa, que adormece, desarma al pueblo con formas sutiles, más espirituales que físicas. En estas circunstancias, la separación del pueblo y sus dirigentes se hace sembrando ideas aislacionistas, una de ellas es la idea “anarcoide”.
Postula esta teoría, que el pueblo, sin organización, sin conciencia de explotación y, lo que es más importante, sin dirección, postulan que ese pueblo inerme es capaz de su liberación, de hacer la Revolución.
De esta forma, desprecian el estudio, la teoría, la organización y la experiencia revolucionaria universal. No reconocen la necesidad del Estado Revolucionario, proponen una suerte de “organizaciones de base” aisladas, que son un culto a la fragmentación.
Los dirigentes de esta corriente se avergüenzan de ser dirigentes, de dirigir, y evitan tomar decisiones: las delegan en una masa que esperaba ser dirigida, y ante el vacío cae en manos de la improvisación, replicando las formas de la dominación.
Mucho daño hacen estas teorías, sin duda contrarrevolucionarias, son difíciles de rebatir, se confunden con poder popular, cuando en realidad son desarmadoras de la posibilidad revolucionaria, que es el mayor poder popular posible. Han sido muy eficaces en separar al pueblo de sus dirigentes, que comenten una suerte de haraquiri político.
Lo revolucionario, la única manera de hacer Revolución, así lo dice la historia, es uniendo a los líderes que surgen de la misma sociedad con esa sociedad, agrupando a los más concientes. Y juntos dirigiendo a los desposeídos hacia su redención, formación y transformación en una sociedad conciente de su papel histórico, que pase de ser colonizada mental y materialmente por los apropiadores, a ser una sociedad constructora de un nuevo mundo, el Socialismo.
Negar al pueblo su capacidad de producir y reconocer dirigentes, es condenarlo a ser una gallina despescuezada, capaz de saltos, de brincos inconexos, pero privada de dar los pasos en el camino correcto.
Las revoluciones deben luchar contra las teorías que evitan la unión del pueblo con sus dirigentes. Y deben luchar por unir a sus dirigentes con la masa, esa es una cuestión de vida o muerte.
¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!

3.3.10

¿EN QUÉ ANDA QUIROZ?

Quiroz Corradi, siempre cobardón, en su artículo del domingo en El Nacional lanza un ultimátum al Comandante. El acto imita al que lanzaría un jefe que rodea una fortaleza y pide su rendición. La pregunta que cabe es: ¿qué circunstancias apoyan a Quiroz y le insuflan tanto valor como para abandonar la barrera protectora y lanzarse al ruedo, él siempre cuidadoso de no correr riesgos? Veamos.
Dice Corradi en su artículo:
“Está demostrado que el régimen de Chávez no le permite a la ciudadanía el ejercicio de opciones. No sólo políticas sino culturales en su sentido más amplio, dado que prevalece en todo los espacios de la vida diaria el pensamiento único”.
El primer concepto que asienta es que no hay opciones. Y después de calificar al gobierno de “comunista y autoritario”, afirma que:
…“este régimen no cambiará de rumbo. Por eso la única opción que tenemos es su sustitución”.
Más adelante se pone audaz y sentencia:
“Ha llegado, pues, el momento de fijarle a Chávez como fecha de entrega del poder diciembre de 2012…o antes”.
Después de parir este ratón, parece que se asusta con el “o antes”, y pretende ocultar lo que está
claro: Quiroz llama a un golpe.
E intenta darle sustento teórico en el siguiente párrafo:
“Es bueno recordar que el ejercicio de las opciones, dentro de un marco constitucional establecido, no puede constituir deslealtad y no hay que confundir lealtad con sumisión al líder. La lealtad es una virtud invalorable y, por lo tanto, hay que rescatarla de la confusión actual. Al liderazgo hay que cobrarle la confianza que se le otorga. Pretender proteger la institución aupando al líder indeseable sólo para inevitablemente perder la institución y quedarnos con el líder es inaceptable. Por eso, todos en Venezuela independientemente de su posición política, tenemos que prepararnos para un cambio de gobierno.”
Y finalmente suelta el ultimátum:
“Chávez ha dicho que de ganar la oposición (el 2010): “vendrán por mi”. Nada personal. Pero sí iremos en contra del centralismo, del autoritarismo, de la corrupción y del liderazgo que requiere, para oír su propia voz, el silencio de los demás. Si usted señor Presidente, puede vivir con “eso”, nos volveremos a medir en diciembre 2012. Si no, debe examinar sus otras legítimas opciones”.
Disimula el ultimátum, pero queda claro lo que esconde: “si ganamos el 2010 tendrá que hacer lo que digamos”, sino golpe… “o antes”.
Se desprenden del artículo varias alertas:
Primero, Quiroz está conspirando, eso lo envalentona, el golpe lo preparan para algún momento entre hoy y el 2012.
Segundo, están susurrando a los militares, eso queda claro en el párrafo referido a la lealtad.
Tercero, los revolucionarios no podemos comportarnos como si viviéramos en Suiza, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, como si no existieran los enemigos.
La Revolución está en el deber de defenderse, y eso sólo se consigue profundizando el Socialismo, concientizando al pueblo, dándole razones sagradas por las cuales valga la pena luchar.
¡Chávez es Socialismo!

2.3.10

CAMBIAR PARA PRECISAR

Hace algunos años comenzamos a escribir estos granos, miles de granos caminan por la polémica venezolana: hablamos de Baduel cuando aún no colgaba el uniforme, también tocamos a Uzcátegui, hoy en huida y ayer “empresario socialista” aplaudido por quien debía y también por quien no debía. Siempre la irreverencia en la discusión y la lealtad con el Comandante y el Socialismo ha sido nuestra guía.
Al principio de estos granos no recibíamos muchos ataques, esa es la verdad. Eran tiempos de vientos a favor, no importaba mucho el rigor teórico, la pequeña burguesía imponía su ideología sin mucho esfuerzo. Luego esa ideología fue golpeada por la práctica: la reforma se perdió, y las elecciones a gobernaciones no salieron tan bien como deberían.
La situación cambió, la lucha de clases interna arreció, y cada día se profundiza más. Y sabemos que es en las ideas donde se decide el rumbo de la Revolución.
Ahora bien, con el recrudecimiento de la lucha interna, también se agudizan los ataques al Grano. Primero eran mensajes amenazantes, después presiones a quienes nos dan facilidades de expresión, y por último ataques abiertos a factores que los adversarios imaginan nos sostienen.
El Grano de Maíz tiene algo que decir, dejemos de lado si es acertado o no, sólo reclamamos el derecho a decirlo, a que se discuta, el derecho a existir.
En consideración a esto último, “Antonio Aponte”, que calzaba hasta hoy los Granos de Maíz, será sustituido, en aras de precisar responsabilidades, por Toby Valderrama, militante del PSUV. Éste asume la autoría de los Granos de Maíz, cualquier reclamo, discusión, polémica, discrepancia, pero también cualquier elogio debe ser dirigidos a él.
De esta manera, hacemos más precisa la autoría del Grano de Maíz, y cualquier intento de responsabilizar a otros del contenido del Grano tendrá ocultas intenciones, diferentes motivaciones.
Ratificamos la misma línea que el Grano ha mantenido hasta ahora.
Ratificamos nuestro apoyo incondicional al Comandante Chávez, a la idea del Socialismo.
Ratificamos nuestro convencimiento de que estamos inmersos en una profunda lucha de clases, que el reformismo mina de tal manera a la Revolución , la debilita tanto, que permite el zarpazo fascista, que capitalista no hace Socialismo.
Ratificamos que la Revolución está asediada desde el exterior y desde su propio interior. Son días de encrucijada que piden urgente la unidad de los revolucionarios en torno a la idea y la práctica revolucionaria. El reformismo y el capitalismo franco se agrupan, reclutan a los débiles, inventan excusas, preparan la ofensiva final.
Ratificamos las propuestas para diferenciarnos de los oligarcas en las elecciones parlamentarias: creemos firmemente que esta Revolución necesita distarse de las prácticas electorales tradicionales, que no educan al pueblo, que no lo ayudan a percibir una conducta diferente en sus verdaderos líderes. Sólo de esta manera, y en la práctica, conseguiremos repeler los ataques del campo enemigo.
¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!