9.2.08

EL BUENO, EL MALO Y EL PENDEJO

Dos declaraciones referentes al desabastecimiento dan la tónica del paisaje reformista capitalista. Veamos.

Pérez Abad, que funge de capitalista “bueno”, dice:
"Aclarar las normativas, extender líneas de crédito y facilitar los trámites para licencias de importación y obtención de divisas, son algunas de las medidas que el gremio industrial propone para paliar el desabastecimiento de alimentos (…) no estamos hablando de temas estructurales, sino de temas que obedecen fundamentalmente a mejorar la capacidad de compra del país a nivel internacional para aquellos rubros sensibles como leche, azúcar u otros que tienen problemas (…) Algunos elementos que hemos señalado, tienen que ver con simplificar los trámites para la obtención de licencias y cupos de importación, de adelantar o liquidar según sea el caso las divisas que queden pendientes para importadores, sobre todo en el área de alimentos".
Por ninguna parte aparece el "Socialismo" que ayer nomás pregonaba. Lo que nos propone el capitalista "bueno", el "empresario socialista", es resolver el problema del desabastecimiento creado por el capitalismo… ¡con más capitalismo!
Pero oigamos al capitalista “malo”, Noel Álvarez, segundo vicepresidente del organismo cúpula empresarial, quien dice:
“es necesario de un diálogo social en el que participen las autoridades, los trabajadores y los empresarios para dar solución a los problemas del mercado local”.
Ya sabemos lo que este diálogo tripartito significa, que las demás clases caminen oliéndole las espaldas al empresariado capitalista e importador.
Más adelante noel añade:
"…el Gobierno debe ‘dejarse ayudar’ como lo hizo en el caso de la construcción del nuevo viaducto Caracas-La Guaira, en el que aceptó la colaboración de los expertos. En este caso, tiene que dejarse ayudar por la gente que sabe producir”.
Veamos en que consiste la “ayuda” propuesta por la Fedecamaras del Sabotaje Petrolero:
“Para detener esta caída se requeriría expandir la planta industrial instalada en el país con un ambiente de estímulo a las inversiones a largo plazo y que cesen las amenazas al sector privado”.

Es decir, la claudicación de la Revolución , mandar al Socialismo bien lejos, al basurero.
Después noelito muestra sus colmillos fascistas, y amenaza:
“Si el Ejecutivo insiste en no levantar los controles ni rectificar sus políticas económicas, se presentará ‘mayor desabastecimiento y mayor escasez’ debido a las leyes del mercado”.
Las tales leyes del mercado son la necesidad de ganancia desmedida e incontrolable del capitalismo.
Coinciden el "bueno" y el "malo", no engañan, su fin último es truncar la esperanza socialista y restaurar plenamente el capitalismo, se diferencian en la careta que usan.
Pendejo el que crea que se puede controlar al capitalismo, que crea que sin Socialismo se pueden resolver los problemas que el capitalismo origina.
Ahora, el que plantee colaborar, estimular al capitalismo, que cuele sus teorías antisocialistas aprovechando la crisis momentánea, la coyuntura del desabastecimiento creado por los capitalistas, y que además lo declaran con desfachatez, ese no es pendejo, ese es traidor.
¡Chávez es Socialismo!
¡Solo el Socialismo salva!

8.2.08

LA REVOLUCIÓN INERME

¿Pasaremos a la historia como la Revolución inerme? La Revolución Bolivariana no puede pasar a la historia como una víctima más del imperio, debemos defenderla.

La supervivencia de la Revolución requiere de nuestra mejor inteligencia. Es necesario identificar al enemigo, estudiar sus métodos de ataque y prepararnos en consecuencia.
El enemigo, lo anunció el Comandante, es el imperio capitalista. Es así, nos enfrentamos a la mayor potencia que la humanidad haya conocido, sumamente inteligente y con abundantes recursos militares, pero débil, porque no la acompañan ideas justas, sus luchas son en esencia mercenarias.
Nosotros tenemos la razón, nos guían ideas justas, amorosas, sustentadas en la pasión de quién lucha por ideales nobles.
El enemigo imperial ha conseguido desarrollar técnicas de dominación de la voluntad colectiva que lo capacitan para manipular no sólo a su sociedad, a la que mantienen narcotizada, sino también a la población mundial, a la que mantienen atemorizada, engañada, hipnotizada.
Sus mejores armas no son las convencionales, sus sobresalientes cañones son los medios de deformación, principalmente la televisión. Con ella han tejido una poderosa red mundial de manipulación que tiene su centro en el norte: desde allí se fabrican reputaciones, se desprestigian gobiernos, se decretan terroristas, se justifican invasiones, se ocultan verdades, se construyen miedos, crean necesidades, en resumen, se dirige la voluntad colectiva.
Hoy aquí en Venezuela estamos sufriendo una agresión de grandes proporciones, comparable al mayor ataque que haya sufrido algún país en toda la historia humana. Veamos.
Las televisoras del mundo, guiadas por las embajadas gringas y las agencias centrales de información tipo CNN y Fox, están creando mundialmente la imagen de un Chávez “adicto a la droga”, “terrorista”, “aliado a las FARC” y demás desprestigios. Las televisoras “nacionales”, aliadas al imperio, repiten sumisas y manipulan a la colectividad para hacer del desabastecimiento un problema de vida o muerte, y para magnificar la inseguridad como si fuese obra intencional de la Revolución. Presentan la salida de Chávez como la solución a estos problemas.
El ataque es inédito, nunca se había lanzado una agresión de esta magnitud ni de estas características, se trata de una operación masiva de vicariato, de sustitución psíquica, que fue aplicada con éxito para ocultar el autor del derribo de las torres gemelas y para justiciar la invasión a Irak. Nosotros no esperábamos invasión hipnotizante ¡Estamos inermes frente a la agresión!
No la identificamos. Nos comportamos distraídos, como si viviéramos entre amigos, discutiendo todavía si somos o no somos anticapitalistas, o sobre el sexo de los ángeles.
Dejamos sólo al Comandante en la batalla contra la invasión manipuladora. Nuestras televisoras están al margen de la contienda feroz. No hay respuesta orgánica del Estado revolucionario. Esta guerra necesita nuevas técnicas, contenidos y enfoques.
Es urgente construir un Estado Mayor de la Comunicación, la formación y la información, que enfrente junto a Chávez la invasión, que construya trincheras de ideas, fortalezca la ideología revolucionaria, que es la munición de los cañones mediáticos de esta batalla. Es necesario desechar las ambigüedades.
¡Chávez es Socialismo!

7.2.08

BLOQUES Y SOCIALISMO

Recientemente apareció en la discusión el “Bloque Histórico”. No es de extrañar, siempre que hay turbulencia en una sociedad aparece la necesidad de alianzas de clases, de unidad de clases, de conciliación de clases, o de bloques históricos.

Cuando Bolívar dicta su Decreto de Guerra a Muerte, estaba configurando un “Bloque Histórico” que agrupaba a diversas fracciones de clases que coincidían en la lucha por la independencia.
Después del derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez, se conforma un “Bloque Histórico”, en aquella oportunidad se llamó “Unidad” y tuvo como finalidad enrumbar al país por la vía del reformismo, truncar la posibilidad Socialista , y desembocó en el nefando pacto de punto fijo.
La historia nos demuestra que los “Bloques Históricos” no son revolucionarios en sí mismos.
El carácter de los “Bloques Históricos” va a depender de la ideología que los conduzca, que sea hegemónica. En el caso de Bolívar, era la ideología más revolucionaria de la época, la de la Revolución Francesa , en el caso del derrocamiento de Pérez Jiménez, fue el reaccionario reformismo.
En la Revolución Bolivariana se habla de “Bloque Histórico”. Veamos
Hay quienes postulan un “Bloque Histórico” que englobe a la pequeña burguesía, a capitalistas, a trabajadores, campesinos, al Pueblo humilde, desde cooperativas hasta grandes empresas capitalistas.
Este “Bloque Histórico”, guiado por el reformismo, propone en lo económico una suerte de capitalismo humano, que tiene como requisito fundamental la ficción de un comportamiento “conciente” de los capitalistas y pequeños burgueses, es decir, que actúen en contra de su naturaleza, que no busquen el máximo lucro, que no compitan, que no piensen de forma egoísta.

Este “Bloque Histórico” ya no es sólo un planteamiento teórico, adelanta su consolidación en la práctica, y ya es hegemónico en lo económico. Así lo demuestra la manera como se pretende resolver el desabastecimiento.
Un problema típicamente capitalista, creado por la dinámica de la economía capitalista, coherente con la ética, la moral capitalista, se pretende solucionar echando mano al “Bloque Histórico” capitalista, usando las herramientas melladas del capitalismo.
El “Bloque Histórico” capitalista se ha conformado en lo económico, pero, es una ley histórica que el bloque que se conforma en lo económico buscará su expresión política.
La incógnita de este momento es cuál será la expresión política de ese “Bloque Histórico” que ya se consolida en lo económico.
Una intención es que el gobierno político se engrane con el gobierno económico y llame a un “Bloque Histórico” político. De esta manera bajará el tono del discurso, habrá mesas de diálogo, en pocas palabras, se expresará en lo político la conciliación que avanza en lo económico, en este caso, se potencia un chavismo sin Chávez.
La otra intención es que el gobierno político se resista a engranar con el capitalismo que se consolida en lo económico, y rectifique el rumbo de la economía resolviendo la crisis, profundizando el Socialismo, construyendo un “Bloque Histórico” para el Socialismo.
El enfrentamiento de estas dos intenciones decidirá el destino del Socialismo y del Comandante Chávez.
¡Chávez es Socialismo!

3.2.08

LA PELIGROSA POLÍTICA

Lo peor que les puede pasar a los políticos es hacer política sólo en la política, justificar la acción política en si misma, o dicho directamente, aislar la política de la realidad de las masas. Si eso es verdad para los políticos oligarcas, para los revolucionarios es un asunto de vida o muerte.

En la Revolución Bolivariana , y más después del fracaso del 2 de diciembre, existe la tendencia a caer en el pragmatismo político y olvidar a las masas, o peor, subestimarlas, considerarlas cretinas. Veamos.
El grueso de la política revolucionaria se está escenificando en el terreno de las elecciones oligarcas. Es así que el campo revolucionario, en la mejor tradición de la cuarta, abunda en zancadillas, pujas innobles, descréditos, artimañas nepóticas, todo por las candidaturas y todo a espaldas de las masas.
No se mide ninguna consecuencia, todo es válido con tal de conseguir el puesto, se llega hasta lesionar la autoridad del Comandante, debilitando su imagen y abriendo camino para el derrocamiento. Tomando como excusa a un supuesto poder del Pueblo, se infringen las mayores felonías a ese Pueblo que se invoca.
Los formadores de opinión revolucionarios, los columnistas de prestigio, comportándose como maquiavelos y fouchés de quincalla, intrigan buscando una supuesta división del campo oligarca. Maniobra inútil e infantil que al final sólo le sirve de tinglado a la contienda oligarca, desarmando la conciencia revolucionaria de las masas.
Por otro lado, actuamos al son de los medios de deformación oligarcas, ellos forman tolvaneras de opinión, y nosotros, desesperados, corremos a dar respuestas convulsivas, pero sin enfrentarlos en su mismo terreno, el terreno mediático.
Por ejemplo, frente al desabastecimiento, problema aumentado por los medios de desinformación, la respuesta deben ser los operativos, pero también acusar al capitalismo y a los capitalistas como causantes del problema, criticarnos de haber sido débiles frente al capitalismo y de haberle dado campo para que nos agreda. Debemos fortalecer la conciencia revolucionaria del Pueblo, acerarlo para que sea capaz de sacrificios. No es posible hacer Revolución con un Pueblo consentido y malcriado, incapaz de soportar la menor carencia.
La misma conducta se debe tener frente a la llamada inseguridad, dejar claro que con el capitalismo no es posible seguridad alguna, y menos para los humildes. La “seguridad” en el capitalismo está reservada a los oligarcas en sus zonas de privilegios, con alta vigilancia policial, y aún así sólo es parcial.
Si los revolucionarios insistimos en hacer política de espaldas a las masas, dando espectáculos vergonzantes y deprimentes, si insistimos en hacer política dando respuestas parciales a los problemas que aumentan los medios enemigos, si no asumimos la responsabilidad de organizar y conducir al Pueblo, si no damos un viraje a nuestra conducta y retomamos el camino radical revolucionario, si no atacamos al capitalismo, si insistimos en hacer Socialismo sin acusar al capitalismo, si insistimos en ser antiimperialistas sin ser anticapitalistas, entonces irremediablemente estaremos cavando nuestra sepultura.

¡Revolución que no crea conciencia revolucionaria pierde elecciones!
¡Chávez es Socialismo!