21.7.06

EL ENEMIGO PRINCIPAL

La habilidad para determinar el enemigo principal es una virtud de los grandes líderes. Sólo acertando en escoger el enemigo principal, podemos diseñar una estrategia exitosa. Si erramos, si no tenemos tino en este menester, entonces estamos destinados a disipar fuerzas y nos acompañará la derrota. Es el estudio, la reflexión, la visión estratégica, y la vocación revolucionaria, lo que nos permite focalizar al enemigo principal.
El enemigo principal es aquel donde se originan las dificultades principales o, lo que es lo mismo, es aquel cuya derrota abre caminos expeditos para el avance de la Revolución.
El Comandante Chávez ha hecho una correcta determinación de nuestro enemigo principal cuando en el mitin del Jardín Botánico declaró el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana y, a partir de allí, ha explicado las razones de esa determinación. Veamos algunas.
Histórica, la confrontación que hoy ocurre tiene sus raíces en el inicio mismo de la nacionalidad, cuando Bolívar se enfrenta a la intención expansionista de los gringos, ellos con la doctrina Monroe, y los revolucionarios independentistas con el Congreso Anfictiónico de Panamá. Las luchas sociales en Latinoamérica siempre tienen como obstáculos tenebrosos, la acción de Estados Unidos: Sandino, Martí, Torrijos, Jacobo Arbens, Camaño, Allende, Haití, Santo Domingo, Grenada, Panamá, componen la larga lista de pueblos y de héroes enfrentados a las agresiones del imperio contra la soberanía y las luchas libertarias de los pueblos del continente. La historia nos autoriza a concluir que una Revolución si es verdadera, tarde o temprano, se enfrenta a la voracidad imperial.
Geopolítica, hoy en el mundo la disputa principal es por las fuentes de energía, el petróleo se acaba, ya lo dijo Chávez y los grandes países desarrollados se mueven desesperados en pos de fuentes de energía. Venezuela tiene grandes reservas de gas y petróleo, que la hacen un objetivo ineludible para el imperio. Se comprende, entonces, que estamos en el centro de la estrategia imperial.
De allí que es imprescindible una campaña de información y concietización del pueblo, revelando al imperio como el enemigo principal. La Revolución debe prepararse para enfrentar la impostergable arremetida del imperio. Cada acción de los revolucionarios debe llevar este signo. No es posible olvidar al enemigo principal. Todo enemigo subalterno debe ser engarzado con el enemigo principal. De allí que Súmate debe ser develada como una pieza de la agresión imperial, los candidatos que ella agrupa son soldaditos de plomo de esa agresión. Nadie debe engañarse pensando que las elecciones de diciembre son un torneo democrático, lo que alrededor de ellas se construye son las condiciones para una embestida, que puede ocurrir antes o después de diciembre. El imperio se mueve en el Oriente Medio, y necesariamente moverá sus infamias por aquí. Terminamos parafraseando al Che: “Al imperio y a sus lacayos no hay que creerle ni tantico así… nada”.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

20.7.06

EL VACÍO

En las sociedades no existe el vacío ideológico, sólo existen fuerzas cuyas tensiones producen el devenir histórico. En política, por ser el reflejo sublime de la sociedad, tampoco existen vacíos ideológicos, sólo existen sustituciones. Veamos.
Las ideologías luchan por ser hegemónicas en la conducción de la sociedad. Esta lucha es perenne, siempre sucede. Cuando una ideología es desplazada no deja un vacío, su lugar lo ocupa una ideología emergente, se dice entonces que ha ocurrido una Revolución. Esta sustitución de ideologías viene siempre precedida por un período de profunda turbulencia, es cuando la hegemonía no está definida y se abre una fase donde tienen cabida ideologías subalternas que empañan la verdadera confrontación, por eso impiden adquirir conciencia revolucionaria y en última instancia favorecen la permanencia de las ideologías reaccionarias.
En Venezuela vivimos un proceso de turbulencia ideológica que exige ahondar la Revolución para no dejar un peligroso vacío. La Revolución Bolivariana llevó al país a niveles nunca vistos de evolución social, el pueblo está en la calle, la Revolución despertó un gigante y debe conducir esa energía social hacia caminos de redención, hacia la construcción del Socialismo. Hoy en el país hay condiciones como nunca para avanzar con éxito en ese camino, el Comandante Chávez, los logros espirituales y materiales alcanzados, nos confirman esa posibilidad.
Sin embargo, si la Revolución se descuida, si no mostramos claramente y en todos los campos la nueva cultura, la nueva ética, si no nos diferenciamos del pasado, en ese caso estaremos corriendo peligro de dejar vacíos que serán llenados por ideologías subalternas incubadoras de fascismo.
Las señales del vacío están aquí: en la prensa notician de unos grupos de encapuchados armados, con más metal que ideas, que toman sectores de la ciudad y allí establecen ley. Esa ya es una señal de peligroso vacío. Pero, y más peligroso aún que ese absurdo, es que esa desviación intolerable no tenga respuesta del lado nuestro, del lado de la Revolución, es indicio inequívoco de que no entendemos la magnitud del peligro de la ausencia ideológica.
La Revolución no puede desgastarse sólo dando respuestas a Sumate y a los candidatos flojitos, eso sería llevar al país a un peligroso “cretinismo electoral”. La Revolución tiene que fortalecerse en la lucha ideológica, en la batalla contra las ideas y las acciones que empañan el camino hacia el Socialismo, y que, sin duda, al desvirtuar la ética y la moral de los revolucionarios, nos debilitan frente a las grandes batallas que nos plantea el imperio. Es deber de los revolucionarios denunciar los gérmenes fascistas que se incuban a la sombra de una retórica pseudorevolucionaria.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialista!

19.7.06

PARÍS EN CARACAS

Hace poco se celebró la fiesta nacional de Francia, el día cuando el pueblo de París tomó La Bastilla y dio al traste con la monarquía de Luís XVI. Eso es lo que superficialmente se piensa, pero si aguzamos el análisis veremos que la realidad fue otra. Veamos.
La toma de La Bastilla derrumbó la monarquía de Luís XVI, eso fue verdad, pero también fue verdad que, a pesar de la "Libertad, Igualdad, Fraternidad", el rey fue restituido y se implantó una suerte de monarquía constitucional bajo la regencia del mismo monarca. La Revolución dio sus primeras vacilaciones.
Sucedió un fenómeno en el que los mecanismos de defensa más profundos de un sistema, los que se encuentran en la psiquis, en las costumbres, en la cultura, se manifestaron.
El pueblo francés no pudo desprenderse de la costumbre de una monarquía y, después de derrocarla y avanzar en la Revolución, vinieron las cadenas instaladas en lo más íntimo del alma colectiva en su auxilio, para restituirla. De ese fenómeno no se daban cuenta sus actores, era difícil para ellos brincar por sobre siglos de costumbres, de cultura tallada para justificar la monarquía, de religión al servicio de ese sistema, de filosofía que lo apuntalaba, de política atrapada en el metabolismo monárquico.
Es que una Revolución no es un hecho menor, se trata de construir sobre los escombros del pasado la luminosidad del futuro, se trata de romper con todo, y producir el parto de la historia. Se comprende que los franceses tomaron La Bastilla, y la hazaña no fue suficiente para hacer Revolución.
Ese peligro, el de la restitución, al igual que en todas las revoluciones conocidas, lo vivimos en nuestra Revolución Bolivariana.
Con la victoria del Comandante se derrumban las instituciones oligarcas, el pacto de punto fijo se desmorona, y entramos en un nuevo período, esto equivale a la caída de La Bastilla (recordemos que tomar La Bastilla no es suficiente). Ahora vivimos en un periodo de turbulencia, tal como lo define el Comandante junto a Gramsci, de pugna de lo viejo que no termina de morir y de lo nuevo que no termina de nacer.
Las experiencias de las revoluciones vienen del pasado para ayudarnos a no cometer errores, a superar peligros. Es de revolucionarios oír, aprender de la sangre y la angustia del pasado.
Es hora de profundizar la Revolución, luchar contra las fuerzas restauradoras que nos acompañaron en las primeras etapas, en la toma de nuestra Bastilla, pero, ahora quieren restituir con algún maquillaje lo viejo. Es el momento de romper las cadenas que desde el fondo de nosotros mismos nos mantienen atados al pasado, dar el gran salto hacia la construcción del Socialismo. Ya no caben fórmulas intermedias, atenuadas, que sólo consiguen abrir camino al terror del fascismo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

18.7.06

LOS OPORTUNISTAS

Los oportunistas son de gran utilidad política, nos referimos a los oportunistas expertos, a los que olfatean la oportunidad y se deslizan prestos a ubicarse donde les es más provechoso, y donde menos riesgos corren. De oportunistas está llena la historia venezolana, recordemos aquel político que servía de termómetro para saber quién ganaría las elecciones: él siempre se anotaba a ganador, no tenía principios. El oportunista no tiene principios, esta es una de sus características más resaltantes, lo adornan otras. Veamos.
Está muy bien informado,
es la información lo que le garantiza tomar la decisión correcta en el momento correcto, por eso sabe de todo, desde las estadísticas de producción y consumo del país, economía y política mundial, hasta los chismes más pequeños de los gobernantes.
Es amigo de todos, por qué no serlo, sino tiene principios. Sus peleas no son profundas, a lo más escaramuzas, malos entendidos, nada que lleve la sangre al río, nada que no se arregle alrededor de un doce años.
Es partidario de la conciliación y la convivencia. Claro, así su campo de maniobra es amplísimo, y esa es una de sus claves, no puede permitirse reducir su teatro de operaciones, la armonía es su naturaleza, él sabe que donde uno menos espera salta un buen candidato, una oportunidad de negocios, o un buen puesto.
Nunca se define. Es así, el principal enemigo del oportunista es la definición: oportunista definido es hombre muerto. Tiene variedad de chaquetas, es socialista y también capitalista. Le gusta la chicha, pero no le desagrada la limonada. Es chavista, pero no es enemigo de Bush. Se mete con el santo, pero no con la limosna. Le gusta la Guabina, y también el Carite.
Es un experto de la adulación, por favor no confundir con los jala bolas, el oportunista es sutil, adula pero no se nota, el jala bola es procaz, y al jalar se define, se marca, se quema, no podrá vivir de eso sino mientras el objeto de su alabanza esté en la cúspide.
Olfato, es el olfato, sin duda, el principal instrumento del oportunista, un oportunista sin olfato no tiene vida, perdió el radar, no puede tomar decisiones.
Cuando el oportunista migra, es una alerta de que algo anda mal, esa es su utilidad política.
El oportunista no es traidor vulgar, el traidor es un salta talanquera torpe, el oportunista se muda de bando con elegancia: traidor Rosendo. Después hablaremos del ambicioso, que es otro espécimen que se puede confundir con el oportunista.
En los últimos días algunos oportunistas han comenzado la migración de bando, en los periódicos aparecen los sutiles puentes hacia el Este, y algunos más osados hacia el Norte. A Dios gracias, esos oportunistas son patarucos y han salido en falso. ¡La Revolución goza de buena salud!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

17.7.06

AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS

Si se pudiera precisar la fecha cuando la propiedad sobre la tierra dejó de ser social para pasar a ser de una fracción de la sociedad, ese sería el día del pecado original económico, cuando el egoísmo empezó su ofensiva y el amor se vino a menos. Veamos.
Al principio la tierra pertenecía a toda la sociedad, la cosecha era distribuida entre todos de acuerdo a sus necesidades. En aquellas sociedades prevalecía una relación fraterna, amorosa: la faena en común, era complementada por la vida en común, por las preocupaciones en común, la suerte de un individuo era la suerte de todos, y la suerte de todos representaba la suerte de cada individuo. En resumen, era una sociedad orgánica, con una relación sana entre sus miembros y de estos con la naturaleza.
Cuando la propiedad de la tierra deja de ser social, para ser sólo de una fracción, la cosecha (que es trabajo acumulado) pasa a ser propiedad de esa fracción de la sociedad, es decir, un fragmento se hace propietario del trabajo de la sociedad. Comienza así una nueva era para la humanidad, la era en la que es posible que unos hombres se apropien del trabajo de otros hombres, se desarrolla una ética y una moral que justifica el absurdo. Siendo así, el lucro individual se coloca en el centro de todos los afanes, el lucro es la norma moral. Aparece el dinero como forma de intercambiar los diferentes trabajos acumulados, las diferentes mercancías, el dinero se transforma en Dios, y en sus altares se incineran todos los excelsos valores morales. El hombre comienza a ser lobo del hombre, y la sociedad se transforma en una lucha de todos contra todos.
La lucha de la humanidad desde esos días ha sido la lucha por acabar con este crimen y recomponer a la sociedad fragmentada. Cristo nos dice “amaos los unos a los otros”, que no es otra cosa que el anhelo de volver a la sociedad donde el hombre era el centro de todas las preocupaciones.
Hoy en Venezuela tenemos oportunidad de darle base material a ese llamado al amor. Mucho tardó la humanidad en comprender que el amor depende de las relaciones económicas que se establezcan entre los hombres: una sociedad de propietarios y desposeídos necesariamente será egoísta, por el contrario, una sociedad propietaria, la propiedad en manos de toda la sociedad, necesariamente será amorosa. Están dadas las condiciones para construir esa sociedad donde el amor deje de ser una ilusión, y sea un sentimiento apoyado en su base material, que no es otra que la propiedad social de los medios de producción, una sociedad donde la compra-venta del trabajo de los hombres sea un absurdo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

¿SON LAS ELECCIONES LA MEDIDA?

Se comete un error en el análisis político del continente cuando se mide el avance revolucionario de los pueblos, por el avance numérico de candidatos con un discurso más o menos izquierdista. El indicador es superficial e induce a equívocos. Veamos.
Las elecciones en el mundo capitalista han sido desprovistas de todo contenido político y convertidas en ejercicio de mercadotecnia. En Estados Unidos la mercadotecnia política es una profesión, hay compañías especializadas en diseñar las campañas de los candidatos presidenciales, como si de un producto comercial se tratara, es decir, se encargan de manipular la voluntad del electorado. La esencia de este tipo de torneo es ofrecer dos contendientes que se presentan como adversarios, cuando en esencia tienen la misma condición: no cuestionan el sistema, no harán cambios profundos. En este tipo de elecciones está permitido que algún candidato prometa remedos de Revolución, entendiendo de antemano que promesa electoral no es de obligatorio cumplimiento.
En el norte este sistema manipulador funciona casi a la perfección, en los países del Sur funciona bastante bien, sin embargo, y dada las inmensas tensiones sociales, a veces esta forma de dominación, de manipulación de lo popular, les falla. De allí la elección del Comandante Chávez, o la elección de Evo. Pero no todo lo parecido es igual, no todo lo que parece Chávez es Chávez. Siendo así, es necesario estudiar las elecciones del continente con más detenimiento, y no caer en la trampa que las oligarquías usan para engañar a sus pueblos, es decir, no ilusionarse con izquierdistas de pacotilla.
Debemos educarnos políticamente, no nos ayudan ilusiones tontas de que vamos avanzando. La geopolítica nos exige que tengamos una comprensión más acabada de la situación en los países del continente, no es suficiente que un candidato esté en la “oposición” para gritar a los cuatro vientos que el continente se mueve hacía el Socialismo. Estas ficciones, que por lo demás no son duraderas, no ayudan a salir de la superstición política.
Así pasó con la Bachellet, llegamos a presentarla como un avance del Socialismo y lo primero que hizo fue ponerse a disposición de los planes de Bush. Lo mismo pasó con Lula, este último es un amigo, lo creemos, pero tiene que bailar la samba que le toquen los grandes empresarios de su país y, por supuesto, el imperio capitalista mundial. Recordemos al bochornoso Lucio, ¿se acuerdan? Aquel presidente que en la misma toma de posesión saltó la talanquera.
Un correcto análisis de las elecciones continentales nos hará más concientes de nuestra Revolución, de las responsabilidades que enfrentamos al intentar romper el cerco capitalista, y nos evitará los errores propios de las ilusiones vacías.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

MISCELÁNEAS 14

1. El fin central de una Revolución Socialista es integrar el organismo social que el Capitalismo ha fragmentado. Es devolver al hombre su condición de ser social y rescatarlo “de las heladas aguas del cálculo egoísta”.

2. Los Concejos Comunales, aisladamente, sin correspondientes organizativos nacionales, regionales y municipales, sin instancias organizativas políticas, son unidades desintegradoras sociales, que fomentan la cultura del egoísmo, ya que reducen las miras y las preocupaciones de la población sólo a su entorno y, dentro del entorno, a lo económico. No estamos diciendo que son malos, decimos que sin otros complementos de organización social, actúan como agentes disociadores de la conciencia.

3. Es urgente construir los complementos de esos Concejos Comunales: primero, instancias de coordinación municipal, estadal y nacional, electos desde la comunidades, escalonadamente hasta la instancia nacional.

4. El gran aporte de esta Revolución Bolivariana y del comandante Chávez, es, sin duda, haber puesto en la primera línea de la batalla política la posibilidad y la necesidad del Socialismo. Hoy, por primera vez en la historia nuestra, la batalla se plantea, verdaderamente, entre Socialismo y restauración capitalista.

5. Una Revolución es un milagro, más que un milagro, quizá deberíamos decir que una Revolución es convertir lo milagroso en cotidiano. Al ser humano pertenece la tentación de permanecer, y la desazón por el cambio, esa es su naturaleza histórica. Ahora bien, si una Revolución es el cambio más completo y profundo que se puede dar en una sociedad, ya podremos imaginar los obstáculos con los que tienen que lidiar los revolucionarios.

6. El más importante de los obstáculos se sitúa en el interior de nuestra propia alma. Entender, más que entender, sentir que hay que cambiar los cimientos de lo que hasta ese momento había sido nuestro universo, cambiar la forma de pensar, obrar, vivir, con la que nos hicimos adultos, significa romper radicalmente con nosotros mismos, fundar un nuevo mundo, profundamente, revolucionariamente opuesto a todo lo que hemos aprendido desde niños. Es un salto desde la seguridad de permanecer, al hermoso pero muy angustiante cielo de lo desconocido, de lo inédito.

7. La situación política nacional e internacional indica conflicto: la oposición encallejonada, debatiéndose en la ciénaga de sus mezquindades, no es opción para el imperio. Sin embargo, la situación internacional les exige tener control sobre las fuentes de energía venezolanas. Todo indica conflicto internacional.

INTEGRACIÓN Y REVOLUCIÓN

Luís Brito, en su artículo del domingo en Últimas Noticias, plantea un tema importantísimo para la Revolución Bolivariana: el tema de la Integración y la Revolución. Este artículo, junto a la columna “Anfictiónica” que aparece en Vea, abren un debate muy necesario en la Revolución Bolivariana, se trata de cómo debe ser la integración económica, social, política y hasta militar de países con sistemas políticos y sociales diversos. Los artículos nos llaman a la reflexión. Veamos.
Luís Brito nos dice claramente que nos estamos integrando (y resalta el caso del Brasil) con países cuyas economías están en manos del Capitalismo nacional y trasnacional.
Por su parte, la extraordinaria columna Anfictiónica, especializada en análisis internacional, nos ofrece algunas ideas para la reflexión: “la batalla es esencialmente política e ideológica, por momentos adquiere ribetes electorales (…) Es vital y universal a toda Revolución la necesidad de un pueblo consciente de su rol histórico (…) Revolución y Bolivarianismo hoy, son el pueblo organizado, consciente y movilizado en pos de sus objetivos estratégicos de justicia social, integración y solidaridad.”
Nosotros coincidimos con los planteamientos de los dos columnistas, y añadimos que el punto central del asunto está en diferenciar muy bien la integración estratégica de la integración táctica. Y su diferenciación va a depender del sistema que estemos desarrollando en lo nacional. Expliquemos.
Si el sistema que desarrollamos es socialista, entonces nuestras alianzas estratégicas son las del ALBA. En este caso, Bolivia y Cuba forman, junto a nosotros, los cimientos estratégicos del bloque integrador. Si por el contrario, desarrollamos Capitalismo, empresarios privados, entonces las alianzas con los capitalistas del resto del continente tendrán carácter estratégico, serán, tal cómo lo dijo Lula en el Teresa Carreño, “territorios para que nuestros empresarios hagan negocios”. Y las dinámicas integracionistas tendrán otras características, las de las pugnas propias de las relaciones capitalistas.
Ahora bien, si escogemos el camino del Capitalismo, si nos olvidamos del ALBA, si pensamos que la calidad de las alianzas depende de la buena voluntad de los aliados, y no de los intereses que estos aliados defiendan, nos despertaremos un día rodeados de ALCA por todos lados, y no tendremos más camino que pasar el camello por el ojo de esa aguja. Nos convenceremos de que en el mundo capitalista no hay opciones intermedias, el ritmo, las condiciones, las impone el Capitalismo más desarrollado, es decir, el destino de los países capitalistas del continente será ir hacia el ALCA, uno a uno irán cayendo en ese saco.
Nosotros debemos tener cuidado para que en el forcejeo de los oligarcas, no se nos use sólo como una suerte de chantaje a los gringos: “si no me das mejores condiciones, allí está Hugo Chávez, entonces coqueteo con él.
Solo un Socialismo robusto nos permitirá movernos con éxito en el proceloso mar de la integración.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

LOS CICLOS ESTABILIZADORES DEL CAPITALISMO

La historia tiende a repetirse monótona. El hombre, con su efímera existencia, sólo puede captar la repetición histórica estudiando las experiencias de la humanidad. Es así, estudiando, que conocemos que hace doscientos años el sueño del Libertador fue saboteado por los mismos próceres bolivarianos convertidos en neoligarcas. Es así, estudiando, que podemos impedir que el ciclo, la repetición histórica, vuelva a enterrar la esperanza. Revolucionario que no estudie sólo podrá darle otra vuelta a la rueda dominadora, nunca romperá los ciclos, jamás hará Revolución. Quien improvise está destinado a repetir como en una noria demoníaca, los descalabros anteriores. Es en el pasado donde está el conocimiento para entender el presente y ser exitoso en el futuro.
La historia nos presenta ciclos estabilizadores del capitalismo que se repiten con insistencia. Veamos: siempre que los pueblos despiertan con posibilidades de hacer Revolución, aparecen los reformistas pretendiendo neutralizar el esfuerzo. Lo intentaron hacer en Cuba cuando derrocaron a Batista horas antes del triunfo de los rebeldes de la Sierra Maestra, y gracias a la claridad de esos revolucionarios, fracasaron. Lo intentaron también en Rusia con Kerensky, y gracias a la astucia y el olfato de Lenín, fracasaron. Lo hicieron aquí el 23 de Enero, y todos padecimos, y aún padecemos, el pacto de punto fijo. Cuando la independencia lo intentaron hacer y provocaron el grito de Bolívar: ¡es que trescientos años de calma no bastan!
Los reformistas, no podía ser de otra forma, están aquí en la revolución bolivariana, intentan repetir el ciclo estabilizador, pretenden que la rueda capitalista gire sin salirse de su eje, su meta es evitar el avance de la Revolución, sabotear la marcha al Socialismo, lo hacen con la astucia adquirida en años, minando los intentos de redención de los pueblos. Saben que lo fundamental del Socialismo está en que la sociedad recupere su integridad, que vuelva a ser un organismo armónico, en reconstituir al hombre fragmentado, recuperar las relaciones amorosas entre los humanos, y de estos con la naturaleza. Por eso estimulan el fraccionamiento social a través de formas organizativas aisladoras, y de formas económicas estimuladoras de lo individual y de colectivos egoístas. Los reformistas saben que allí está la clave para degollar al Socialismo, hacia lo fundamental dirigen sus más venenosos dardos. Saben disfrazar su labor con retórica tremendista, hacen concesiones en lo superficial, mientras socavan lo fundamental del Socialismo.
Hoy, con la Revolución Bolivariana, tenemos la oportunidad cierta de romper el ciclo reformista estabilizador. Hemos llegado a una etapa definitoria, los reformistas fracasan en sus planes de torcer el rumbo hacia remedos de capitalismo. Cada vez más el país entiende el mensaje del Comandante Chávez. Cada vez es más conciente que de no avanzar hacia el Socialismo auténtico caeremos irremediablemente en territorios de tragedia.
¡Sólo el Socialismo salva el pueblo!
¡Chávez es Socialismo
!

¿QUÉ HACE QUE UNA REVOLUCIÓN SEA REVOLUCIÓN?

La pregunta es importantísima, debería ocupar lugar privilegiado en las reflexiones de todos. Es por eso que, en el cielo de los revolucionarios, de cuya existencia algunos dudan, pero de que existe, existe (otro día hablaremos de eso, ahora nos interesa continuar la historia), en ese cielo, se nombró un comité para buscar una respuesta a esta pregunta y mandar algunos consejos al Comandante Chávez. El comité, del que formaban parte Simón, Marx, Lenín, Trosky, Don Quijote, el Che, Fabricio, y muchos más que ustedes imaginarán, se declaró en sesión, recomendando brevedad.
Primero habló Lenín, quien terminó resumiendo: una Revolución son soviets más electrificación. Quiero decir con esto: organización social (que no debemos confundir con organización popular) y producción económica, para conseguir dar a cada uno según su necesidad.
Simón Bolívar, melancólico, propuso con voz cavernosa: digámosle a vuecencia Hugo, que gane las Batallas importantes. Una Revolución son Batallas, Carabobo, Junín, Ayacucho… y también Ocaña y San Pedro Alejandrino…Una Revolución está llena de Batallas, hay que ganar las importantes.
Don Quijote, desde lo alto de un molino de viento que confundía con un gigante enemigo, gritó: ¡Locura! ¡Locura! La Revolución está llena de ¡locura! La cordura es un cepo, los cuerdos, los calculadores, nunca harán nada que no sea permitido.
El Che, que estaba apurado preparando un viaje para resolver una injusticia que se cometía en alguna parte del universo, dijo a la carrera: ¡emoción! Sin emoción no hay Revolución. Y cuando se pierde la emoción se pierde todo.
Cristo, desde su magnificencia, predicó: la Revolución debe ser necesaria. Los pueblos deben necesitarla como se necesita respirar. Una Revolución sólo se puede hacer si es necesaria.
Marx, aconsejó: que lea, todo está escrito y nada está escrito. Sólo leyendo se evita descubrir el agua tibia.
Sucre, aportó: aprovechen la oportunidad y le dicen que se cuide. Sino existe no puede hacer nada. Díganle: ¡Que se cuide!
Cipriano Castro, que jugaba cartas con Torrijos y Allende, asintió: Sí, que se cuide. A lo lejos se oyó un ¡Shitoo!
El presidente del tribunal gruñó: ¡están fuera de orden! Dio por terminada la reunión. Y pasaron a recopilar las opiniones:
Organización social (que no debemos confundir con organización popular) y producción económica, para conseguir dar a cada uno según su necesidad. Que gane las batallas importantes. Leer. Una Revolución es ganar Batallas, ¡locura! ¡emoción!. Necesitarla como se necesita respirar. Que se cuide.
Después mandaron sus consejos para Venezuela, pero a pesar de haberlo hecho en veinticuatro oportunidades, todavía no ha llegado a las manos de Hugo, la escritoriocracia se encarga de extraviarlo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!