20.3.10

A CUBA, SIN CONDICIONES

Cuba, su pueblo, sus dirigentes, Fidel, Raúl, Che, Camilo, Ramiro, Pombo, a través de su historia se han ganado nuestro afecto y nuestro respaldo sin condiciones, irrestricto, total. A Cuba no le regateamos el amor.
Está en desarrollo una campaña de desprestigio contra el Santuario del Socialismo, contra Cuba. No es la primera, y seguramente no será la última campaña de agresión. Se fabrican espejismos de manifestaciones en contra de la Revolución, se construyen agresiones a los derechos humanos, Europa se pronuncia, los gringos manipulan, los serviles asientan.
La pregunta que surge es ¿Por qué ahora, por qué con tanta fuerza? Intentemos respuestas.
Primer dato, la agresión no viene aislada, se complementa con una agresión igual, casi en los mismos términos y con los mismos orígenes, en contra de Chávez, de la Revolución Bolivariana. Esto no es coincidencia, se trata de un bombardeo contra la unión socialista de Cuba y Venezuela, de la ALBA. Las piezas se mueven.
Ya el pinochetista de Chile comenzó su campaña de alianzas contra Chávez, se reúne con Ledezma, y en sus ataques a Cuba consigue apoyo descarado y sinvergüenza de los otrora revolucionarios del partido socialista chileno. Cada día asesinan de nuevo a Allende. Así, Chile se une al combo antisocialista que en Colombia tiene su núcleo central, y que poco a poco va sumando debilidades en el Continente.
Aquí en Venezuela ya no coquetean con la ayuda solidaria de Cuba, ahora hablan de “fuerza invasora”, el cambio de denominación indica intenciones de enfrentamiento cruento.
No hay dudas, se prepara una ofensiva sangrienta contra el luminoso resurgir de la idea socialista en el continente, y esa ofensiva tiene como objetivo central el ataque a Venezuela y Cuba.
Ya la razón de las bases militares que los gringos activaron cercando a estos dos países va asomando sus intenciones, ahora se comprende mejor la invasión a Haití. Ya preparan a la opinión pública mundial para que se trague una agresión militar, que debe comenzar por nosotros.
En ese ambiente debemos situar la nueva ofensiva contra Cuba.
Los revolucionarios tenemos el deber de defender a Cuba, porque en la causa cubana se resume la causa de la humanidad. No hay Revolución posible sin el apoyo incondicional a Cuba, y no hay salida posible para la humanidad sin Revolución Socialista.
Cuba, ese pueblo heroico, ha mantenido en alto las banderas del Socialismo, allí se resume lo mejor de la humanidad, es ejemplo de lo que es capaz el humano cuando rescata su condición de humano.
Los logros del Socialismo Cubano son extraordinarios, milagrosos. No se pueden medir con los parámetros de la economía capitalista: ¿Cómo medir el amor que emerge de cada poro de esa sociedad, la sensación de protección, de solidaridad que brota en cada ciudadano? ¿Cómo medir los millones de miradas fraternas que se cruzan en las calles? ¿Cuál es el parámetro que mide el sosiego de saberse amado y de amar al prójimo?
Mientras exista Cuba Socialista habrá esperanzas.
¡Chávez y Cuba son Socialismo!

19.3.10

INDICE DE SALVACIÓN HUMANA

Fidel, en un artículo dramático nos alerta con las siguientes ideas: la especie humana está en peligro de desaparecer, cada día se acerca más al abismo. La salvación de la especie es prioridad, y la posibilidad de extinción es real y cercana.
De ese llamado de Fidel surgen varias preguntas:
¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Qué hacer para salvar a la humanidad?
El hombre del capitalismo lo han tallado para la tolerancia, ha perdido la capacidad de asombro, o mejor, le han distorsionado la capacidad de respuesta. Puede reaccionar con iracundia frente a un carro en un semáforo que le quita la prioridad, pero puede permanecer impasible frente a la extinción de un bosque, o la desaparición de una especie animal. Lo que no perturbe el ritmo pequeño de su vida pequeña no lo incomoda, no lo irrita.
Por eso es fácilmente manipulable por el miedo, la amenaza de su ritmo de vida, de su costumbre, lo hace reaccionar sin reflexión: por un apagón vota contra el gobierno socialista, pero no le importa el cambio climático que seca el Guri, es incapaz de relacionarlo con el capitalismo. Corre inconciente hacia el matadero, elige a sus verdugos.
Es así que la humanidad toda, nosotros incluidos, actúa como si nada la amenazara, sólo reaccionará, en el mejor de los casos, cuando el desastre sea irreversible.
Nos distraemos en objetivos subalternos, nos conformamos con nada. La vida trascurre en el poco a poco, avanzamos hacia ninguna parte, no conseguimos romper el cerco de la lógica que nos llevó a las márgenes de los acantilados, de la extinción.
La Revolución Bolivariana, tiene un reto: ya basta de cumbres, reuniones, lamentos, es vital dar un ejemplo, demostrar a la humanidad que hay salida, que la humanidad puede dejar de ser una especie suicida, que superando al capitalismo vendrá la sanación.
Es necesario dar un inmenso salto, romper las cadenas de las costumbres que nos obligan a reaccionar como cautivos, es necesario, de verdad, verdad, fundar el nuevo mundo, encontrar el rumbo de la redención para la humanidad.
Ese es el objetivo único, todo debe subordinarse a él. Esa es la utopía de estos tiempos finales: ¡salvar a la humanidad!
Todas las acciones de la Revolución debían medirse por un Índice de Salvación Humana. Este índice medirá el cambio de la relación entre los humanos y de estos con la naturaleza. El cambio de la sociedad depredadora capitalista, por la sociedad armónica socialista. Es decir, medirá los avances en la sanación.
Sólo elevando ese índice podremos salvarnos, si por el contrario, no lo tomamos en cuenta, si nos conformamos con los indicadores de la costumbre, seguiremos el camino al despeñadero.
La sociedad debe ser convocada a grandes acciones, a la hermosa aventura del ejemplo, que muestra el camino, a salir de la parsimonia. Cada adversidad debe ser convertida en un triunfo que eleve el Índice de Salvación Humana, que avive la Esperanza. Fidel, el que no miente jamás, tiene razón.
¡Chávez es Socialismo!

18.3.10

(RESPUESTA AL MINISTRO SANZ) TRANSICIÓN: REFORMISMO, REVOLUCIÓN Y COMERCIO

El Grano de Maíz del 9 de marzo, “Socialismo Comercial”, provocó respuesta del Ministro Sanz. Se sintió aludido y expuso sus ideas. Siempre nos parece saludable la discusión.
No vamos a entrar en los aspectos personales de la respuesta del Ministro, lo que está en juego en Venezuela en estos momentos tiene tal importancia, que enturbiarlo con observaciones particulares sería un crimen de lesa humanidad. Vayamos al grano.
El cuadro político se mueve rápidamente hacia terrenos de definición, las tensiones sociales y la turbulencia que genera se profundizan cada hora, el paisaje cambia cada minuto, las talanqueras son saltadas, y ellas mismas se mueven. Ya no es suficiente un análisis superficial, simple, para ubicarse. Ahora el momento exige más reflexión.
La división de los campos en gobierno y oposición ya no es suficiente, la situación exige otro instrumento de análisis para entender el difícil escenario. Necesitamos ubicar la contienda en su contenido ideológico. Veamos.
Debemos dividir los campos de acuerdo a la ideología, así tendríamos: Socialistas y Nosocialistas, esto nos daría una comprensión mejor de la realidad política, explicará las propuestas que hoy se discuten, y también por qué saltó Falcón, y por qué lo hizo hacia el PPT. Explicaría por qué se le dispara soterradamente a Cuba, y por qué se regatea el apoyo a Chávez. Estudiemos entonces qué ideologías se mueven en la política venezolana.
Tres ideologías principales encontramos en el análisis:
Una, los Capitalistas Francos: se encuentran en los dos campos, en el opositor y en el bolivariano, los de este lado se mimetizan, hasta citan a Marx, pero siempre se les ve el talante capitalista. Los intereses económicos de los dos bandos son iguales, coinciden y coincidirán en última instancia.
Dos, los Reformistas: plantean la superación del Capitalismo, pero “poco a poco”, “primero hay que construir las condiciones”, dicen. Para estos cualquier cambio que vaya al fondo, y el fondo es la Propiedad Social de los Medios de Producción, administrada por el Estado Nacional, será tildado de extremismo, de apresurado, de estalinista, etc. Para ellos la transición es eterna. Estos se encuentran, también, en los dos lados. Se presentan con variados matices, a veces más radicales, a veces más cautos, pero siempre morigerando, mareando, obstaculizando el camino. A fin de cuentas llevan agua al molino capitalista. Tarde o temprano propondrán acuerdos, conciliaciones, concertaciones. Esa es su historia mundial.
Tres, los Revolucionarios: son partidarios de los cambios económicos, sociales, políticos, que crean una nueva existencia, que será base material para la Conciencia del Deber Social, para el rescate del sentido de pertenencia a la sociedad. Cambios que simultáneamente van creando las condiciones necesarias para su realización, y cambios que simultáneamente van formando al Hombre Nuevo, o mejor, sólo en esa acción de cambiar se puede forjar al Hombre Nuevo. O dicho en otras palabras, el hombre cambia las condiciones de su existencia, las crea.
Los reformistas que actúan desde dentro de la Revolución son los que más daño hacen, son difíciles de identificar, se mimetizan revolucionarios, adoptan lenguaje radical, pero en realidad sus propuestas evitan el núcleo de los cambios, son evasivas, extravíos que debilitan a la Revolución.
La historia de la Revolución Bolivariana es la historia de la pugna entre estas corrientes. Es allí que debemos ubicar el Grano de Maíz y la respuesta del Ministro.
Uno de los aspectos de fondo que se discute, es la etapa de transición. Nosotros pensamos que la transición no es un paseo automático hacia el Socialismo, ni es una excusa para no avanzar, al contrario, en esta etapa se intensifica la lucha de clases, la lucha ideológica. Depende del desenlace de esa feroz lucha el destino de la transición, que se decida a favor del Capitalismo, o se decida a favor de continuar la ruta hacia el Socialismo.
Entonces, lo importante en la transición es la tendencia que esta lleve, lo que se esté construyendo en el alma de la sociedad, hacia dónde van los pasos, lo nuevo que va naciendo y lo viejo que va desapareciendo. Es en este ambiente que debemos analizar las propuestas.
La Revolución Bolivariana ha cosechado derrotas innecesarias, y merecen estudio. La Reforma es una de ellas, la pérdida de la Alcaldía Mayor , la del municipio Sucre y la Gobernación de Miranda, son otras ¿A qué atribuir estas fallas? ¿Es una tendencia? ¿Cómo hacer para revertirlas? ¿Cómo hacer para que la oportunidad magnífica que es la transición no se nos escape entre los dedos? Estudiemos.
La causa principal de estas derrotas debemos localizarla en la confusión, en las armas que usamos para construir el Socialismo, ya lo decía el Che: las armas melladas del capitalismo conducen al fracaso.
Entonces, la polémica sobre el Socialismo de Mercado no es una discusión trivial, académica, es la discusión del futuro de la Revolución. De lo que hagamos hoy dependerá el éxito o el fracaso mañana.
Veamos cuál es la propuesta del “SocialMercado”. No se trata del Mercado solamente, se trata del Mercado asociado a la producción capitalista, eso queda claro en las explicaciones de los propulsores de la idea. Es decir, el Mercado distribuirá de manera “controlada” la mercancía portadora de trabajo robado a los obreros, la plusvalía, y de esa manera se disminuye la apropiación del capitalista explotador. Por los precios bajos, se dice que se está distribuyendo socialmente la plusvalía, y que esa mayor o menor distribución determina el carácter socialista. De esta manera, cuando las grandes tiendas hacen rebajas, entonces se estarían convirtiendo en socialistas.
La plusvalía, la apropiación del trabajo ajeno, el trabajo enajenado, el extrañamiento del obrero del producto de su trabajo, es un asunto de relación de propiedad de los medios de producción, y no un asunto de la cantidad de esa apropiación. Sin sustituir la relación de propiedad, sin devolverle los medios de producción a la sociedad, siempre el capitalista restaurará y fortalecerá su explotación. Así, las pretensiones socialistas volverán al reino de la utopía.
Una cosa es la necesaria y transitoria cohabitación con los capitalistas, que siempre será una batalla a muerte, recordemos abril o diciembre, y otra cosa es establecer esta cohabitación como Socialismo o transición al Socialismo. Una cosa es que Mercal subsidie los alimentos producidos por los capitalistas y otra cosa es decir que en el Mercado se distribuye la plusvalía de manera social, y que eso es el Socialismo Nuestro.
La propuesta de SocialMercado lleva implícita la ilusión de controlar el capital, de limitar su ganancia, su explotación, su crecimiento. Para desengaño de reformistas, Marx nos dice en los Grundrisse:
“El capital, empero, como representante de la forma universal de la riqueza –el dinero- constituye el impulso desenfrenado y desmesurado de pasar por encima de sus propias barreras. Para él, cada límite es y debe ser una barrera. En caso contrario dejaría de ser capital, dinero que se produce a sí mismo.”
La realidad nuestra corrobora el pensamiento de Marx, es suficiente recordar el comportamiento de los capitalistas locales.
Entonces, no hay coexistencia pacífica con el capital, éste terminará fagocitando a la esperanza socialista. El capitalismo, sus formas, en la transición deben tender a desaparecer, nunca a crecer.
No es posible, ser equitativo en la distribución, socializar la distribución, sin socializar los medios de producción. Marx estudió muy bien este punto, en los Grundrisse nos dice:
“Según la concepción más superficial, la distribución aparece como distribución de los productos, y de tal modo como más alejada de la producción y casi independiente de ella. Pero, antes de ser distribución de los productos, ella es: 1) distribución de los medios de producción; 2) distribución de los miembros de la sociedad entre las distintas ramas de la producción –lo cual es una definición más amplia de la misma relación- (subsunción de los individuos en determinadas relaciones de producción). La distribución de los productos es manifiestamente sólo un resultado de esta distribución que se haya incluida en el proceso mismo de producción, y determina la organización de la producción. Considerar a la producción prescindiendo de esta distribución que ella encierra, es evidentemente una abstracción huera, mientras que, por el contrario, la distribución de los productos ya está dada de por sí junto con esta distribución, que constituye originariamente un momento de la producción. Ricardo, que se ha esforzado por concebir a la producción moderna en su organización social determinada y que es el economista de la producción por excelencia, declara precisamente por esa razón que no es la producción, sino la distribución, el verdadero tema de la economía moderna. Una vez más se evidencia el absurdo de los economistas, que presentan a la producción como una verdad eterna, y relegan la historia al campo de la distribución." (Subrayado nuestro)
Además, e igualmente peligroso, recordamos: toda forma económica que estimule al capitalismo estimulará también la conciencia egoísta, y eso tendrá necesariamente expresión en la política concreta, en el apoyo a la Revolución. Pero , asimismo, intentar controlar al capitalismo, ponerle límites, es cuando menos una candidez que nos llevará inevitablemente a su restauración plena y a la derrota del Socialismo.
Reafirmamos aquí la obligación de los Socialistas: en lugar de andar buscando al Socialismo por los rincones, debemos construir Zonas Socialistas. Nos permitimos traer algunos párrafos del Grano titulado “Las tareas de la clase obrera”, que ilustra el asunto:
“El agotamiento de la ideología pequeño burguesa dentro de la Revolución nos ha ubicado en una encrucijada fértil. Ahora podemos avanzar, hay grandes posibilidades, o podemos retroceder a las miserias del pasado, es una clara amenaza.
Estamos en terrenos de posibilidad socialista, como nunca hubo en Venezuela, y como pocas veces en el mundo. Es tal el avance del proceso bolivariano, que las tareas pendientes sólo las puede realizar la clase obrera encontrada con su ideología. Si la clase obrera no asume la hegemonía, la Revolución se pierde.
De allí que su principal tarea es ponerse al frente, tomar la hegemonía del proceso, a esto la ha llamado varias veces el Comandante. La pregunta que surge es:
¿Cómo hacerlo?
La clase obrera sólo puede tomar la conducción de la Revolución en la práctica, con el ejemplo, mostrando el camino, la nueva manera de vivir, de trabajar, los nuevos objetivos sociales, sólo así podrá dibujar un nuevo horizonte, conducirnos hacia el nuevo mundo.
Entonces, de aquí se desprende que la clase obrera debe constituirse en columna vertebral de las Zonas Socialistas, zonas donde el Socialismo sea concreción. Allí debe haber hegemonía de la Propiedad Social de los Medios de Producción Administrados por el Estado Nacional, entrelazados con la Conciencia del Deber Social.
La Conciencia del Deber Social, el Sentido de Pertenencia de la Sociedad , debe ser el motor de la actividad en esa zona. Y el Trabajo Colectivo Voluntario, por ser ejemplo, práctica de la entrega de esfuerzo a la Sociedad sin más compensación que la satisfacción del deber social cumplido, debe ser el eje de la formación del Hombre Nuevo. El eje de la producción, de la economía, deben ser fábricas, unidades económicas grandes, que agrupen a grandes sectores de la población. Unidades donde la producción colectiva, esa manera de existir, sirva de base a la Conciencia Social.
La producción debe obedecer a necesidades sociales y no a los requerimientos egoístas de una fracción de la sociedad. La distribución debe ser de acuerdo a las necesidades de cada uno.
Los estímulos morales y los materiales colectivos serán acicate en el desempeño del trabajo.
Las Zonas Socialistas no son unos ejercicios académicos, sin repercusión política, son por el contrario trincheras en la defensa de la Revolución y del Comandante Chávez. Sus miembros deben ser combatientes prestos para las batallas de la construcción del Socialismo, y también aptos, listos para defender al Socialismo en cualquier terreno. Son destacamentos de primera línea en la lucha contra el capitalismo.”
Hasta aquí, por ahora, la respuesta al Ministro Sanz, desmontar los sofismas que emplea en su trabajo nos distraería de los aspectos importantes de la discusión.
Seguiremos soñando, siendo utópicos, y dando la vida por esos sueños. Convencidos que toda Revolución fue antes un hermoso sueño, una maravillosa utopía.
¡Viva el Comandante utópico del 4 de febrero!

EL SOCIALISMO COMERCIAL

En este rumbo de la Revolución Bolivariana hacia el Socialismo, son muchos los extravíos propuestos, no es necesario abundar, basta recordar a Dieterich y su economía de equivalencia, el modelo chino, y una lista de similares evasiones.
Todas tienen en común el intentar construir Socialismo sin lesionar el núcleo del capitalismo: la propiedad nosocial de los medios de producción.
Ahora aparece con fuerza una suerte de “Socialismo en el Comercio”, y un estímulo a los explotadores capitalitas en la producción. Es importantísimo estudiar el punto, el tiempo se nos termina y, como dijo Raúl, “no tenemos derecho a equivocarnos.”
Los argumentos a favor de este Socialcomercio son variados, los conceptos se estiran para justificarlo.
El Mercado se consagra, se dice que hasta el propio Marx estaba de acuerdo. No es nuevo esto de traer al pobre Marx para defender al capitalismo.
El Mercado es donde se intercambian las mercancías, es decir, se cambia el trabajo robado a los obreros, por dinero que lo representa. Esto es así en el capitalismo desarrollado. Aquí en nuestras condiciones, la transacción, el mercado, se enmascara con la renta petrolera.
El mercado (subsidiado de mil maneras) tiene una alta carga de distribución de la renta petrolera, que necesariamente irá en mayor medida al sector capitalista, nacional o internacional, al que “produce”, valga decir, al capitalista que se apropia del trabajo de los obreros que sí producen.
Es sabido que es la propiedad de los medios de producción la que determina las bases para la distribución de los productos, de esta manera no es posible una distribución social (socialista) de los productos, sin una distribución social de la propiedad de los medios de producción. La consecuencia final de ese intento será, necesariamente, el derrumbe del intento socialista.
Por otra parte, se reduce al Socialismo a un mero hecho económico: si bajan los precios, eso es Socialismo. Es un absurdo pensar que la plusvalía, trabajo robado por el capitalista, que así se enriquece, se puede transferir a la sociedad por vía del comercio.
Pero donde está el peligro mayor para el sueño socialista, es en la creación de conciencia. Con el Socialmercado se dejan intactas las relaciones de propiedad capitalistas hegemónicas, la producción que genera conciencia descansa en gran medida en el sector capitalista, que además es estimulado. Por tanto, estaremos creando, reforzando conciencia egoísta, confundiendo las metas, y temprano veremos su efecto en el comportamiento de las masas.
El capitalismo es, además de un hecho económico que descansa en la propiedad nosocial, un hecho espiritual cultural, es la superación de ese espíritu lo que garantiza la fundación del Socialismo.
Está claro que el Socialcomercio deja intacta la cultura, la espiritualidad egoísta, capitalista, sus relaciones, por lo tanto, es un camino seguro a la restauración.
La vía al Socialismo tiene que ser un proceso donde, como dice Fidel: que la Conciencia genere riqueza, y no que con la riqueza se pretenda generar conciencia.
¡Chávez es Socialismo!
¡Criticar es amar!

17.3.10

LA EXISTENCIA PETROLERA

La mejor escuela socialista es la existencia socialista, al construirla se construye en masa al hombre socialista. Es así: Socialismo y socialistas tienen dependencia recíproca.
De allí que la tarea principal de un proceso que va rumbo al Socialismo sea construir una realidad, una existencia socialista. La pregunta que surge es ¿cómo es la existencia socialista? Veamos.
El Socialismo es, en última instancia, la restauración del sentido de pertenencia a la sociedad, la convicción de que la suerte del todo social depende de la suerte de cada uno de sus miembros, y que el todo social se importa por la suerte de cada uno de sus hijos, el convencimiento de que no hay salida individual. Es, en resumen, la instauración de las relaciones amorosas y la derrota de las relaciones egoístas.
Entonces, la existencia socialista será aquella que se entrelaza con la conciencia de sociedad. Y esa existencia es resolver los problemas de la vida en sociedad: la producción, la distribución, la cultura, todo debe tener como centro a la sociedad, ella debe ser el origen y el fin de toda actividad.
La ilusión de soluciones individuales con la que el capitalismo nos adormece, será superada, y la integración social iluminará la vida.
De allí que no es azar que en la Revolución Bolivariana llegó el momento protagónico de la Clase Obrera, sólo ella posee las condiciones materiales de la vida en sociedad, se gana la vida en sociedad, produce en sociedad, resuelve los problemas de su existencia en sociedad.
Por eso entiende muy bien la esencia del Socialismo, el rescate, la integración social. Para ella es familiar la organización, la disciplina, el desprendimiento, el altruismo.
Es una clase que para liberarse necesita cambiar de raíz al mundo, liberarlo del capitalismo, del trabajo enajenado, de la propiedad nosocial de los medios de producción. En resumen, es una clase que para liberarse necesita construir el Socialismo.
El capitalista sabe de la fuerza de la Clase Obrera, la sabe destinada a ser sepultureros de su sistema de explotación que lleva a la extinción de la vida, por eso la mantiene en un estado de ceguera espiritual, intentan que no concientice su fuerza de cambio, y que no interiorice la necesidad de ese cambio. Muchas maneras usa la oligarquía para maniatar a la Clase Obrera, la principal es confinarla al economicismo, a la noria de las reivindicaciones superficiales, las que no ponen en peligro al sistema capitalista.
La Revolución Bolivariana tiene razones para la esperanza, en medio de la turbulencia que significa la lucha pacífica con el enemigo capitalista, asediada por la costumbre y la tradición de país rentista, en medio de tantos peligros, seducciones, acechanzas, emerge una Clase Obrera poderosa, que da signos claros de superarse, de encontrarse con su papel histórico.
Amplios sectores de la Clase Obrera Petrolera, sorteando extravíos, dan muestra de pujar para construir esa nueva existencia socialista, que sirva de fragua para el Hombre Nuevo.
¡Chávez es Socialismo!
¡La Clase Obrera guiará el camino!

16.3.10

CHÁVEZ: EL CANDIDATO DE LA UNIDAD

Se acercan las parlamentarias, más de tres mil postulados bolivarianos van a una contienda preliminar. Es, sin dudas, una importante confrontación interna que merece análisis.
En las postulaciones el factor individual fue exclusivo, las proposiciones fueron personales, no hubo discusión en las patrullas, se deduce que los proyectos particulares dominaron el proceso, y por lo tanto las “ofertas electorales” tendrán una gran carga de individualismo. Las ideologías fueron soterradas, pero se manifestarán disfrazadas de personalismos. En estas condiciones, es ingenuo pensar que no habrá roces, resentimientos, tensiones, al contrario, el peligro de la disgregación se eleva.
El imperio sabe que desunirnos es un requisito para su zarpazo. Tanto lo necesitan, que sacrifican a uno de sus mejores cuadros infiltrados, al gobernador de Lara, pero simulan dejarlo en el campo revolucionario, haciendo daño, dividiendo. Asimismo, siembran cizaña en los partidos cercanos. Intentarán ahondar toda diferencia, tentar a las debilidades, profundizar dudas e incomprensiones, así fomentarán la dispersión. Preparan el terreno.
Estamos en medio de una turbulencia que amenaza la existencia de la Revolución , el imperio ha decretado la muerte del proceso, ya los más conspicuos voceros oligarcas hablan de la posibilidad del desenlace en este mismo 2010. Los envalentona el apoyo gringo.
El plan tiene varias facetas, la más fuerte es debilitarnos en las elecciones de septiembre, y cuando la Revolución se debilite vendrán por la cabeza de Chávez.
Paradójicamente, el imperio y la oligarquía criolla saben mejor que nosotros la importancia de Chávez para la Revolución. Ese es su objetivo, contra él enfilan todas sus infamias.
Chávez es el único factor indiscutible de unidad, por tanto, después de elegir los candidatos, es necesario restañar heridas y aglutinar las fuerzas bolivarianas, y eso sólo lo puede garantizar Chávez, la unidad sólo es posible en torno al Comandante.
El electorado, la masa revolucionaria, debe entender y sentir que en septiembre no sólo está eligiendo un diputado, está decidiendo el destino de Chávez, es decir, el destino de esta sociedad y del continente.
Una buena sugerencia es unirnos: El partido de forma orgánica, que más que la suma de individuos es el entramado de su organización, unido al pueblo bolivariano, los obreros, campesinos, todos a formar Grupos de Amigos de Chávez, encargados de garantizar el triunfo en septiembre.
Hacerlo sin complejos, sintiendo orgullo de ser Chavista, que es la única manera de ser bolivariano, de ser revolucionario, desechando las consejas de filosofastros que hablan de “hiperliderazgo”, de “príncipe”, de “culto a la personalidad”, argumentos que buscan debilitar el pilar más fuerte de la Revolución
A las elecciones debemos ir con un factor aglutinador, de unidad, que saque a la contienda de su mezquino entorno, de los límites castrantes del circuito electoral, que la coloquen en la justa dimensión del riesgo que corremos. Si al contrario, por ingenuidad, por populismos tontos, por anarquismos destemplados, nos privamos de este factor que es Chávez, la derrota es inevitable. Y ya sabemos que no hay tiempo ni espacio para errores.
¡Chávez es Unidad!
¡Irreverencia y Lealtad!

15.3.10

LA LUCHA INTERNA

La lucha interna es la más difícil de entender pero es la más importante. Siempre es más fácil percibir al enemigo exterior, este es evidente.
Así, en la época de la independencia era fácil distinguir al Imperio Español como el enemigo, pero imposible caer en cuenta que la derrota del Libertador estaba adentro, que Santander y Páez eran los verdugos del sueño de Bolívar.
El 23 de enero del 58, los dirigentes en aras de mantener la unidad, sacrificaron la lucha interna, no alertaron al pueblo y la gesta fue atrapada por los reformistas que sumieron a la patria en medio siglo de oscuridad. Se postergó nuevamente el sueño.
La lucha interna es ante todo una lucha de ideologías, ellas deciden en última instancia el combate. Podemos decir que una derrota revolucionaria siempre es precedida por una derrota ideológica.
Siendo así, es un extravío focalizar la lucha interna en las personas, al contrario: se debe fijar en las corrientes ideológicas que pugnan por la hegemonía, por conducir la Revolución. Veamos.
En el interior de la Revolución encontramos varias ideologías en feroz lucha interna. Se agrupan en dos campos principales, la Socialista y la nosocialista. Las nosocialistas proponen formas que van desde el capitalismo franco, hasta propuestas que mimetizan el Socialismo, pero sin pasar de ser populistas y anarcoides. Estas ideologías surgen principalmente de la pequeña burguesía y de los marginales.
Entonces, en el interior de la Revolución e independientemente de la voluntad, existe un fuerte choque de ideologías que debe ser, primero reconocido y luego tratado con inteligencia.
Lo importante para los revolucionarios, su tarea, es impulsar las formas socialistas, explicarlas, concretarlas y defenderlas de los embates de las corrientes nosocialistas.
Explicar, con argumentos, por qué un empresario capitalista siempre será un apropiador del trabajo ajeno, siempre será un ladrón, y siempre será un enemigo de nuestro Socialismo incipiente. Decir que estimular al capitalismo es, necesariamente, debilitar al Socialismo.
Difundir, como heraldos del futuro, que el Socialismo tiene como objetivos supremos, el rescate de la condición humana del humano, la integración de la sociedad, y que eso sólo se logra si se sustenta en la Propiedad Social de los Medios de Producción administrados por el Estado, única manera de conseguir esos objetivos humanizantes.
Queda claro, entonces, que es la lucha interna la que definirá el destino de la Revolución, la que decidirá si construimos un mundo que sea ejemplo para la humanidad, o si nos quedamos en el tremedal de las miles de variantes que presenta la miasma capitalista, justificando y posponiendo la gran ruptura, el gran salto que es una Revolución.
Hoy la principal tarea de los revolucionarios es estudiar para participar en la lucha interna con la pasión que asegura el éxito.
¡Chávez es Socialismo!

14.3.10

INERCIA

Es innegable que hay inercia en el paisaje político. El forcejeo electoral lo ocupa todo, el ser candidato gobierna todas las pasiones, el contenido ideológico es sustituido, enmascarado por la pugna individual.
La sociedad está impregnada de trivialidades: una golpiza en Carabobo es más importante, se discute más, que la arremetida oligarca contra las Misiones: los oligarcas consideran a los Misioneros Cubanos “fuerza de ocupación”, amenazan con las bases militares, pero las postulaciones ocupan el escenario.
Hasta el 14 de mayo discutiremos nuestros candidatos, después hasta septiembre el ambiente cada vez más se impregnará de elecciones. Esto es un grave riesgo para la Revolución. Veamos.
Las elecciones oligarcas son instrumento de adormecimiento, de distracción de los pueblos. Las usa la oligarquía como válvula de seguridad, para que nada cambie, para disipar la energía popular.
Todo lo contrario son las exigencias de una Revolución, la movilización de las masas es su combustible. La energía popular debe mover la rueda de la historia, hacerla avanzar.
La Revolución Bolivariana, que es pacífica, que abre esa vía inédita, debe ir resolviendo con creatividad los obstáculos que el camino le presenta, las elecciones son uno de los más importantes: el reto es transitar las elecciones oligarcas sin que el pueblo se adormezca, manteniendo la energía popular en las tareas revolucionarias, y no disipada en las rebatiñas electorales.
La Revolución debe unir las tareas electorales con las acciones propias de la construcción del Socialismo. Es decir, la construcción del Socialismo debe conducir a las victorias electorales. Lo contrario, ir a las elecciones con la misma lógica de la oligarquía, prometiendo, obsequiando, satisfaciendo ambiciones individualistas, sería “usar las armas melladas del capitalismo para construir Socialismo”, y ya sabemos que la advertencia del Che es cierta, ese error nos conduce a las miasmas.
Las próximas elecciones son decisivas, hay que ganarlas fortaleciendo al Socialismo, fortaleciendo su espiritualidad, esa es la única manera de dotar a las masas de razones sagradas por las cuales luchar, de prepararlas para la arremetida que vendrá después de las elecciones, sea cual sea el resultado.
Es hora de avanzar duro, de mostrar el Socialismo en concreto, de llamar al pueblo al sacrificio que esa construcción exige, y también mostrarle las inmensas satisfacciones que emanan del encuentro del individuo con la sociedad. La liberación, de transformarse de náufrago, huérfano, en humano que se encuentra a sí mismo en la sociedad por él reconstruida.
Tenemos las condiciones para avanzar: un Comandante con una extraordinaria conexión amorosa con el pueblo, un pueblo que pide ser dirigido por caminos de redención. Tenemos buena situación económica, la teoría que nos señala el camino, conocemos el objetivo y la importancia de llegar a él, no hay razón para no avanzar.
Si avanzamos duro, seguro arrasaremos en las elecciones, o mejor, sólo avanzando con fuerza podremos arrasar.
Allí están las Zonas Socialistas, esperando para servir de trincheras formidables de la lucha, para demostrar que el Socialismo es la vía, y que estamos dispuestos a transitarlo. El tiempo se agota, hagámoslas.
¡Chávez es Socialismo!