15.6.13

CALLAR ES UNA OPCIÓN (Sábado 15-06-2013)

Saturno y Ramón, también el Pica y Piñate, Oliveros Periquita, todos  miembros de la Escuelita un Grano de Maíz, todos supieron callar cuando la Revolución así lo exigió, las mazmorras y las torturas supieron de la heroicidad y valentía de estos combatientes.
Ahora se preguntan, nos preguntamos ¿Qué es lo Revolucionario?, ¿es hora de decir o de callar? Veamos.
Para el revolucionario callar o decir no son opciones fáciles, las dos llevan una gran carga de esfuerzo, de riesgo, precisan temple, audacia, coraje. No son acciones a favor del viento, al contrario, son corriente arriba. Hubo épocas en las que callar significaba la diferencia entre la vida o la muerte, entre la proeza, el decoro y la vileza. Nuestra Revolución está llena de historias de los que supieron callar y también de los que no tuvieron el temple para hacerlo.
Ahora la seducción es otra, decir es necesario, pero se corre el riesgo de romper con el coro, con el eco, con lo establecido. Callar, asentir, proporciona el refugio de lo casi unánime. Decir tiene el precio del aislamiento, de la burla, del dardo de la comparsa. La Revolución depende hoy de la comprensión que se tenga, de la capacidad de oír y entender el decir.
No pedimos nada material, sólo luchamos por exponer lo que creemos correcto, y pedimos ser oídos con criterio, con espíritu de búsqueda de la verdad, más allá de la anécdota, sin sofismas, sin imaginación febril que nos califica y "descubre" intenciones perversas que no tenemos.
Somos chavistas y sufrimos como el que más la pérdida del Comandante. Ahora estamos con Maduro como antes estuvimos con Chávez, con Irreverencia y Lealtad. No se nos pida otra cosa, no se espere de nosotros otra cosa, no se nos convoque para nada diferente. Queremos seguir viviendo como lo hemos hecho en más de medio siglo: luchando por la Revolución que hoy vemos con posibilidades reales de concretarse. Queremos morir como hemos vivido. Defendemos con la vida a esta Revolución y al Presidente Maduro, aun con nuestras discrepancias que asumimos como parte del camino. Confiamos en Maduro convencidos de que la suerte de esta Revolución está ligada entrañablemente a la suerte de Maduro.
Ahora bien, sabemos los riesgos que corremos, ya hemos padecido algunas de estas dificultades, sabemos de las incomprensiones, son inevitables, es difícil entender la crítica en un mundo burgués, donde es sinónimo de ataque, de zancadilla. Es difícil asumirlas como muestra de amor, recordemos lo que dijo Martí: Criticar es Amar, esta es guía para nuestra conducta.
Con la incomprensión a nuestra crítica ésta pierde sentido, razón de ser, al contrario, corremos el riesgo de traer más daño al proceso que beneficio. De allí que en aras del amor a la Revolución, en honor a la memoria de Chávez, al que amamos como nuestro Comandante, en auxilio a la difícil tarea del Presidente Maduro, decidimos que, en este momento difícil cuando la realidad toca la puerta y certifica las teorías, nuestra mayor contribución es callar.

14.6.13

LA FALSIFICACIÓN POLÍTICA (Viernes 14-06-2013)

La falsificación es un arma fundamental en la lucha política, en la verdadera, en aquella donde se disputan el poder dos clases sociales con proyectos incompatibles. La otra, la disputa entre fracciones de la oligarquía, esa no, allí sólo hay mentiras nunca falsificaciones, es politiquería.
La falsificación es profunda, no es un maquillaje, es un cambio genético, se manipula el DNA teórico. Consiste en convertir la teoría revolucionaria en reaccionaria, en interpretarla de manera torcida, en falsificarla. Han conseguido con este método convertir a Marx, Lenin, Fidel, el Che, y hasta a Bolívar, en agentes contrarrevolucionarios, así justifican cualquier trastada.
Esta es la esencia de la falsificación: convertir a la teoría revolucionaria en reaccionaria. Además alegan que esta falsificación es "refrescamiento de la teoría", "adaptación a los nuevos tiempos" y diez mil cluequeras más. Falsifican y al mismo tiempo desprestigian a la verdadera teoría calificándola de anacrónica y vieja, como si la Revolución fuese un asunto de moda.
Se comprende que la falsificación es un arma eficientísima del capitalismo, es manejada con destreza por la pequeña oligarquía porque la falsificación tiene otra cualidad, es un maquillaje casi perfecto, le calma la vergüenza, disfraza el deslizamiento al campo enemigo. Hubo ministros que por esa vía hasta justificaban pertenecer a un gobierno burgués y dormían tranquilos, bien con Dios y con el diablo.
La falsificación es difícil de detectar. Sus teóricos otrora fueron revolucionarios, así se les facilita el engaño, la doctrina viene arropada con verbo revolucionario, hablan de dialéctica, de fuerzas productivas, hasta de proletariado hablan.
¿Cómo reconocerlos? Para identificarlos hay que ir a la esencia de la teoría revolucionaria: "La teoría revolucionaria es para hacer la revolución". Es así, si se pretende usarla para justificar no hacer la Revolución, entonces, elemental, no es revolucionaria. Para detectarlos es útil recordar la sentencia de Fidel: "El deber de los revolucionarios es hacer la Revolución". Lo que significa que siempre habrá condiciones, nada justifica "sentarse en la puerta de su casa a ver el cadáver del capitalismo pasar", o lo que es peor, el absurdo de aliarse al capitalismo para derrocarlo.
Los revolucionarios se distinguen por su audacia teórica y práctica para intentar hacer la Revolución. Pensemos en Fidel, imaginemos a estos falsificadores, que allá los había, intentando frenar el asalto al Cuartel Moncada. ¿Qué argumento utilizaron? "No es posible la Revolución en Cuba","estamos muy cerca del imperio", "etapa de transición larga, el Socialismo será para el futuro," y diez mil cluequeras más. Menos mal que aquellos revolucionarios tenían claro su deber. Menos mal que Chávez no le prestó oídos a las falsificaciones. Y demos gracias a Dios que Bolívar no atendió esas falsas teorías. De haber sido así, hoy estaríamos con el Rey de España mandando.
Son tiempos de falsificadores y de falsificaciones, éstas son cómodas a la pequeña oligarquía. Una de las principales tareas de la Revolución es derrotar y evidenciar a las falsificaciones.

13.6.13

LA NEFASTA CREATIVIDAD DE LA PEQUEÑA OLIGARQUÍA (Jueves 13-06-2013)

La pequeña oligarquía es el nombre de la pequeña burguesía cuando está en funciones políticas. En su vida cotidiana es una clase muy creativa, inventa excusas para no hacer lo que hay que hacer, no enfrenta los problemas, los evade, los mira de chaflán.
           Su conducta, su empeño por aparentar ser oligarca, es hasta cómico. Pero cuando incursiona en la política su creatividad es altamente útil a las clases dominantes, es la que produce la cultura de la dominación capitalista, de ella salen los publicistas, los artistas consagrados, los intelectuales-mercancía integrados al capital. Esta clase evacúa las justificaciones más elaboradas a la dominación oligarca, las teorías protectoras del sistema, es ariete de la lucha ideológica contra las Revoluciones.
           Sus teorías, su ideología, surgen de su posición social entre los explotados y los explotadores, son siempre intermedias, un pie aquí y el otro allá, medias tintas, medias aguas, no hay extremismos en esta clase a no ser para enfrentar a los Revolucionarios, no hay nada que los aterre más que salir de su medianía, por eso son viscerales contra las proposiciones de avanzar, de hacer Revolución, el miedo al cambio profundo aviva su creatividad. Hoy la Revolución Bolivariana se enfrenta, con poco éxito, a la creatividad pequeñoligarca. Veamos.
El miedo a las definiciones domina el cuadro: la pequeñaoligarquía externa no tiene la valentía de situarse francamente al lado del capitalismo, cava sus trincheras en el centro, allí da las peleas, hasta capriles y borges se dicen por momentos socialistas, los obsesiona brasil, china no les desagrada. Emeterio es el último de los intelectuales valientes de esta clase, es un ánima sola que desentona cuando se ubica francamente, sin ambages, en la defensa del capitalismo.
En la acera de enfrente a la oligarquía (que no es tan enfrente), dentro de la  Revolución, encontramos a los teóricos bolivarianos pequeñoligarcas. Aquí la creatividad es legendaria, las excusas y las torceduras teóricas merecen perdurar en los museos de la infamia y la estafa. Consiguen hacer de la teoría revolucionaria un instrumento reaccionario, o mejor, arropan con oropeles revolucionarios a sus engendros reaccionarios.
Postulan como necesaria, inevitable, la convivencia con el capitalismo, confunden el campo de batalla con un salón de fiesta donde los dos contendientes no pugnan sino que comparten un canapé. El Socialismo siempre, en todas las circunstancias, estará en antagónica batalla contra el capitalismo. Siempre se medirá el éxito de cada uno por su crecimiento. Decir, por ejemplo, que el crecimiento capitalista es vía hacia el Socialismo es una desfachatez.
Estimular las formas capitalistas existentes, crear otras, y decir que esto es avance al Socialismo, merece la misma calificación anterior.  Ir más allá y proponer alianzas con los capitalistas, y plantear todo esto en nombre de la dialéctica es, para decir lo menos, propio de un Lenin de pacotilla.
El dogmatismo es un fantasma, el enemigo principal de esta revolución es la ideología pequeñoligarca en sus variadas versiones, el reformismo.

12.6.13

YA BASTA DE DERROTAS (Miércoles 12-06-2013)

Desde los días de la Independencia los intentos por redimir al humilde terminaron en derrotas, es triste pero es así. La historia sustenta la afirmación: Bolívar no pudo concretar sus sueños, fue derrotado por las corrientes restauradoras internas, la oligarquía emergente. La generación del 28 terminó en las mazmorras gomecistas y en el exilio, y aquella montaña de insurgencia parió un ratoncito socialdemócrata, el pacto de punto fijo, una dictadura burguesa, y el pueblo siguió sumergido en la miseria. Los intentos del sesenta, las guerrillas urbanas y rurales, heroicas, solidarias, internacionalistas, sucumbieron en las garras de los pusilánimes internos.
Es asombroso, muchos destacados que entregaron estas luchas, los arquitectos teóricos de estas derrotas, después los encontramos orondos en el campo enemigo, algunos como pompeyo, teo, américo martín, cargan sobre sus espaldas varias revoluciones traicionadas. El 23 de Enero del 58 se pierde y santos yormes parió la teoría del desastre. La guerrilla del sesenta se pierde y aparecen en la construcción teórica de esta derrota los mismos personajes, estos después de cumplida su labor de zapa se adaptan perfectamente, exitosos, diletantes, en el sistema que simularon atacar.
Es así, todos estos intentos han sucumbido en las redes de teorías disolventes, claudicantes, que desarman a las Revoluciones de la necesaria teoría y así, castrada, la sueltan al foso de las culebras. Esa es la principal función de los restauradores internos: despojar a las Revoluciones de la teoría que dirige la acción revolucionaria, deformarla, morigerarla, hacerla parecer innecesaria, burlarse de mil maneras, descalificarla.
La historia nos enseña que la principal batalla de los pueblos es la batalla teórica, es allí que se fragua la derrota o el éxito. Esto lo sabe la oligarquía desde siempre e, increíble, la Revolución aún no aprende, todavía se retuerce en las fábulas que le propone el enemigo interno, se deja desviar con facilidad, se enreda en tonterías, se traga falsas consignas.
Esta Revolución está asediada por el enemigo externo, capriles, obama, santos se confabulan contra ella, aquí en el país la mud no deja pasar día sin lanzar sus dardos, los oligarcas desplazados disparan sus mentiras desde el exterior, los capitalistas internos, más apropiadores de la renta que productores, también hacen lo suyo, desabastecen, suben los precios, conspiran. Todos estos enemigos nos acechan, pero, sin duda, el peligro más importante, el que puede derrotarnos, es nuestra debilidad teórica, son las consejas de los deformadores internos.
La conclusión es clara, es necesario una Misión teórica, la definición teórica, el estudio, deben ser considerados una necesidad social. Es necesario derrotar a los distraccionistas históricos, a las comiquerías, a las irresponsabilidades teóricas disfrazadas de pueblo que sólo han servido para guillotinar a las posibilidades revolucionarias. Debemos prestigiar el trabajo intelectual revolucionario, entender que sin teoría revolucionaria, estamos condenados a perecer.
El país, la humanidad, no aguanta más derrotas. Tenemos la responsabilidad de triunfar y, el triunfo, ya lo dijimos, pasa por solidez  y coraje teórico.

11.6.13

QUIÉN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO, YO VENGO A OFRECER MI CORAZÓN (Martes 11-06-2013)


Acudimos a este verso de Fito Páez porque refleja bien la situación que atraviesa la Revolución Venezolana.
 La realidad cachetea a la Revolución y no queremos reaccionar, actuamos como el avestruz, insistimos en un suicida "palante es pallá" y seguimos caminando, cómicos, hacia el abismo anunciado.
Nos encontramos en el medio de una crisis, la oligarquía navega en los titubeos de la Revolución, cosecha en nuestros errores, manipula al pueblo humilde como lo hace desde siglos: lo vuelve contra sus redentores. Ha tomado la iniciativa política y ha atenuado la fuerza espiritual del Socialismo, que hemos convertido en una serie de medidas incoherentes, de acciones epilépticas que no emocionan. No hay objetivo estratégico, no dotamos al pueblo de razones sagradas por las cuales luchar ni las enraizamos en su corazón. 
La situación hoy es muy grave, el desánimo cunde y asoma en el paisaje a pesar de los disimulos. Negarlo, buscar culpables, es errar el blanco y llevar agua al molino enemigo. Es necesario un alto en el camino y, sin miedo, buscar en la discusión seria, en la argumentación rigurosa, la salida a los problemas. 
Lo primero a revisar es la pretensión de construir Socialismo con la ayuda del capitalismo. Esta ingenuidad de pedirles que caven su sepultura está en el origen de los problemas de hoy. Veamos
La Revolución conversó con los capitalistas y desempolvó una teoría que permite justificar un pacto económico con la burguesía. Ese es el problema. Aquello no fue una simple conversación, fue una concertación, se confeccionó un plan restaurador con la excusa de elevar las fuerzas productivas. Como era previsible el capitalismo siguió siendo capitalista, buscando su ganancia, cuidando su sistema... y los problemas del gobierno socialista que puso su esperanza en los oligarcas se siguen agravando. Los burgueses no descansarán hasta derrocar a Maduro.
Entonces, ¿qué hacer?
Debemos recuperar la fuerza de la Revolución, y ésta reside en un pueblo organizado, con Conciencia del Deber Social, esto es, entendiendo que la solución de sus problemas depende de la acción social y no individual, de un pueblo donde los individuos se sientan miembros, responsables de toda la sociedad. Esta conciencia y esta espiritualidad es la única fuerza capaz de construir mundos. Esa debía ser la misión central de la Revolución.
Sin mezquindades, es la hora de ofrecer el corazón, la hora de los hornos, de las grandes definiciones, de la crítica dura. Somos privilegiados por encontrarnos en esta encrucijada de resolver nuestros problemas de manera social, juntos, de fundar un mundo donde las necesidades no sean beneficio del capital sino palanca para el crecimiento del humano, o al contrario, de regresar a la esclavitud, a la miseria espiritual y material de un capitalismo marginal que nos manipula.
La hora requiere de los gobernantes el coraje de convocar al pueblo para las grandes tareas, dirigirlo hacia el rescate del humanismo. Atreverse a romper con el fraude capitalista y sus valores mercantiles.




10.6.13

LA ZONA SOCIALISTA, EN PAÍSES DE POCO DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS (Lunes 10-06-2013)

La construcción del Socialismo en países de poco desarrollo del capitalismo ha sido motivo de polémica en el movimiento revolucionario mundial.
El dogmatismo etapista postulaba que el alto desarrollo de las fuerzas productivas era indispensable para que una sociedad hiciera Revolución Socialista. Por lo tanto, estos países, antes de Revolución Socialista tenían que agotar una etapa de Revolución democrática burguesa, dirigida por la burguesía, que desarrollara las fuerzas productivas, de allí el pacto con las burguesías nacionales, concederle la dirección de los intentos revolucionarios.
Esta es la base ideológica de tanto fracaso libertario en América Latina.
La llegada de la Revolución Cubana trajo la posibilidad de hacer Socialismo en países con poco desarrollo capitalista, reafirmó la idea de la importancia de la relación no mecánica de la conciencia con las condiciones materiales. Veamos.
El Che en la polémica con Bettelheim se preguntaba:
“¿Cómo se puede producir en un país colonizado por el imperialismo, sin ningún desarrollo de sus industrias básicas, en una situación de monoproductor, dependiente de un solo mercado, el tránsito al socialismo?”
Respondía que era posible, y después de argumentar concluía:
“Las esperanzas en nuestro sistema van apuntadas hacia el futuro, hacia un desarrollo más acelerado de la conciencia y, a través de la conciencia, de las fuerzas productivas.”
He aquí la clave del pensamiento Guevariano, y lo importante de su aporte: es la capacidad de la conciencia de dirigir el desarrollo de las fuerzas productivas, lo que hace posible el Socialismo en países de poco desarrollo.
Toda la historia de la Revolución Cubana es la historia del desarrollo de esta concepción, se manifiesta desde el Moncada: “un motor pequeño para impulsar un motor grande”, es decir, un acto de conciencia para despertar la conciencia de un pueblo. Se manifiesta en la Sierra Maestra, en la convivencia socialista de la guerrilla donde la suerte de uno era la suerte del todo, y el todo se importaba por la suerte de cada uno, determina, sin duda, una cultura del pueblo cubano.
¿Cómo se puede producir, aquí en Venezuela el tránsito hacia el Socialismo?
La enseñanza es una: En países de poco desarrollo es la conciencia la que dirige el desarrollo de las fuerzas productivas y por lo tanto el camino hacia el Socialismo.
Ahora que la Revolución Bolivariana entró en etapa de definición, debemos preguntarnos ¿cuál es el próximo paso en este camino hacia el Socialismo. Cómo desarrollar las fuerzas productivas, como trasladar la fuerza, el ímpetu, la hermandad que venció en abril y diciembre a la economía?
Es necesario un foco de irradiación de la conciencia socialista, de la fraternidad al resto de la nación. Este foco lo fue la Sierra Maestra para la Revolución Cubana, aquellas eran condiciones de guerra. Para la Revolución Bolivariana, que es pacífica, el foco de irradiación de conciencia, de eficacia, de ejemplo socialista es la Zona Socialista, desde allí se debe expandir en todos los terrenos la nueva relación humana.

9.6.13

EL REVOLUCIONARIO DE SABANETA (Domingo 09-06-2013)

La característica esencial del revolucionario, su definición, es la capacidad de tomar decisiones históricas. Toda su vida es un tallar de esa cualidad, sin ella es imposible romper con la pesada lápida de siglos de dominación.
Los grandes líderes históricos están determinados por grandes decisiones históricas, por la audacia de atreverse a lo que parecía imposible, a fracturar la tradición y en esas grietas percibir el pequeño rayo de luz preludio del futuro.
Bolívar se levantó contra la divina monarquía designada por el mismo Dios, consagrada por la iglesia infalible. En aquella época sólo pensar esa posibilidad era un salto heroico a lo desconocido, lo natural, la tradición dictaba permanecer en los privilegios, en el puerto rutinario. La Junta Patriótica es un testimonio del atreverse que caracteriza al revolucionario.
Lenin se alzó contra un poderosísimo Zar, en un país improbable según el dogmatismo, sin condiciones según los pusilánimes, contra sus camaradas estupefactos. El Leninismo es ante todo la doctrina del atreverse.
Fidel, el gran Fidel, aún asombra el coraje teórico de "La Historia Me Absolverá", sus hazañas militares están inscritas en el libro de los grandes.
Donde menos se espera salta un revolucionario, aquí entre nosotros emergió en Sabaneta. No sabemos las circunstancias que lo tallaron para las grandes decisiones, quizá su roce con un sacerdote auténtico, o su correr en las sabanas libertarias, tal vez fue en el béisbol, el pitcher es el hombre de las decisiones en el juego, seguramente la carrera militar influyó decisivamente en esta capacidad, su familia no estuvo ajena a esta formación, Adán lo acercó en su adolescencia al torrente revolucionario.
No sabemos las circunstancias que tallaron a Chávez para las grandes decisiones, quizá nunca se llegue a un acuerdo en este tema. Lo que sí sabemos es que era un revolucionario, su capacidad de tomar decisiones, de correr riesgos, así lo indica.
El 4 de febrero fue cátedra de arrojo revolucionario. Aquella gesta no hubiese sido posible si se guía por los consejos del desaliento infinito, los que tienen siempre mil excusas para no tomar las grandes decisiones, los que dicen que no hay condiciones, que primero elevar las fuerzas productivas, primero pedir permiso a los vecinos, a los gringos, primero esperar siglos, primero… primero, pero nunca lanzarse al futuro.
El declararse antiimperialista, anticapitalista, socialista, en aquel mundo dónde el cálculo que frena era unánime, fue un rompimiento definitivo, su entrada en el futuro, allí se hizo inmenso, se ganó el título de Revolucionario, que equivale al de Libertador, al de Apóstol.
Dicen, nosotros nos negamos a creerlo, que hombres como estos sólo vienen cada cien años. Más bien profesamos que su arrojo teórico y práctico puede ser sustituido por la fusión de varios de sus hijos. Es así, sus enseñanzas permiten construir un liderazgo que entienda que sólo la dirección colectiva, la organización de la vanguardia, la conciencia revolucionaria de la masa, serán el material que llene la ausencia de los grandes, que permite tomar las decisiones que asombran. Ese es el reto.

8.6.13

EL ATAJO REFORMISTA CONDUCE AL INFIERNO (Sábado 08-06-2013)

Desde que la Revolución es Revolución, dentro de ella han aparecido las propuestas de atajos, las seducciones para distraer el camino. Algunas plantean que no es posible la Revolución, otras, y estas son las que tienen más repercusión, proponen que sí es posible pero por pasos, poco a poco, que hay una transición que dura siglos, a estas se conocen con el nombre genérico de reformismo.
El reformismo es una tentación que afecta a los Revolucionarios de buen corazón, se trata de la ilusión de hacer la Revolución con el menor daño posible, sin afectar las tradiciones. Se buscan atajos para hacer una tortilla sin cascar los huevos… por supuesto que de aquí parten sólo dos caminos: regresar al capitalismo, con una necesaria y fortísima represión, y el otro, caer en cuenta de que no hay atajos.
Esta Revolución, como Revolución que es, la afecta la tentación reformista. La renta petrolera, su reparto, alimenta la ilusión de superar al capitalismo sin afectarlo. ¿Es posible? Veamos.
El capitalismo en todas partes es un gran fraude, se trata del robo de la riqueza social por una fracción de la sociedad: los burgueses, los oligarcas. Este robo no es meramente un problema económico, trae necesariamente una serie de problemas sociales: pobreza material y espiritual, y desapego del hombre con sus semejantes y con la naturaleza. Es en definitiva el camino al infierno. Se sostiene este sistema en una cultura que lo justifica y lo hace casi invencible. En estas condiciones los dominados son el principal sostén del sistema que los oprime.
La Revolución sólo puede ser un mandarriazo enérgico a esa costra cultural, ésta justifica al capitalismo y hace de la sociedad un cuerpo sumiso. Es una cuerda que nos permite descender a los abismos del alma individual y colectiva, y allí producir un remezón, una nueva conciencia, luz que alumbra al nuevo mundo posible, es el reencuentro del hombre con él mismo, la recomposición de la fragmentación. De esa manera el pueblo despierta y, guiado por su vanguardia, comienza la hermosa marcha de transformar al mundo transformándose a sí mismo.
Es así, la Revolución no puede ser un proceso controlado, sin desenfreno, tibio, ¡al contrario! Se trata de una conmoción espiritual, cultural, de desatar un huracán que levante las mejores pasiones del humano, le dé razones sagradas para la lucha, y esas razones sólo pueden anclarse en los sentimientos, en la esperanza de recuperar el amor. Si la pasión se apaga, si el huracán se transforma en briza inofensiva, tolerable, entonces todo está perdido.
Para nosotros la tormenta comenzó el 4 de febrero. Chávez, la guía de ese torbellino, supo conducirlo, superar tentaciones y atajos, llevarlo a los territorios de las decisiones finales, a las orillas del salto definitivo, el que promete Socialismo o Barbarie. Ya había desechado las ilusiones, estaba preparado para el combate, consciente estaba del dilema final. Él lo dijo: nos atacan más por lo que vamos a hacer que por lo que hicimos.

7.6.13

ELEVAR LAS FUERZAS PRODUCTIVAS SIN INMOLARSE (Viernes 07-06-2013)


El dilema es propio de todas las revoluciones: ¿Cómo aumentar la producción sin entregarse en las manos de la cultura capitalista? Una errada respuesta es fracaso seguro. La Unión Soviética, ya lo dijo el Che, buscó productividad en las armas melladas del capitalismo y se hundió en el egoísmo que éstas llevan consigo. A China le pasó otro tanto.
Los clásicos detectaron una relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y la estudiaron en lo que podríamos llamar las organizaciones sociales del egoísmo, todas las conocidas desde el principio de los días. En ellas el cambio ha sido fundamentalmente en lo económico, pero lo esencial del alma de todos estos sistemas, el egoísmo, ha permanecido, y la división de clases y la fragmentación social siguen intactas. La Revolución burguesa, por ejemplo, no modificó en lo esencial el egoísmo heredado, la cultura de la monarquía. La esclavitud fue abolida en lo económico, pero su esencia cultural todavía campea.
Chávez relataba el pasaje de Los Miserables donde un viejo moribundo le dice al cura que lo conforta que la Revolución Francesa había derribado los molinos, pero el viento que los movía seguía soplando. La conciencia, la cultura no se había modificado, es que la burguesía no tenía necesidad de hacerlo, podía edificar su imperio sobre la misma esencia espiritual.
La Revolución de estos tiempos, el inmenso salto social que el Socialismo supone, precisa, ante todo, un cambio radical en la conciencia. Es imprescindible superar el egoísmo heredado de milenios de sociedades divididas en clases, esto es suficiente para los revolucionarios percatarse del inmenso reto. Pero hay más, las Revoluciones han ocurrido en sociedades de poco desarrollo de las fuerzas productivas, quizá porque es allí donde están poco desarrollados los medios de manipulación de la sociedad, entonces el reto de elevar las fuerzas productivas se hace central para la revolución.
¿Qué hacer? Ya sabemos que usar las armas melladas no es el camino, mucho menos poner esta elevación en manos del capitalismo. Entonces ¿Cuál es la vía? La respuesta está en la Revolución Cubana, en el Che Guevara. Veamos.
La Revolución Cubana resiste un brutal cerco imperial y superó la caída del campo socialista. Resiste hoy con heroísmo las difíciles circunstancias de ser quizá el único faro de Socialismo de toda la humanidad. La Revolución Cubana es un fenómeno que debemos estudiar.
La respuesta está en el pensamiento del Che y de Fidel. Ellos, desde el origen mismo de la Revolución, desde el Moncada, se guiaron por el principio: "lo principal es la conciencia, crear riqueza a partir de la conciencia y no conciencia a partir de la riqueza". Este axioma resume la solución del qué hacer para elevar las fuerzas productivas en la Revolución en los países poco desarrollados. Ellos sabían que había que voltear la concepción dogmática de elevar la productividad en desmedro de la conciencia. Lo correcto es elevar la conciencia, y desde allí la productividad. Y no se equivocaron, han resistido…