4.8.06

INDICADORES DE SOCIALISMO

Se discute cuáles son los indicadores de Socialismo o, dicho en otras palabras, qué medir para saber si avanzamos o retrocedemos en la marcha hacia el Socialismo. Esta discusión es vital, de sus conclusiones dependerá el rumbo que tome la Revolución.
En otros artículos proponíamos como fundamentos del Socialismo: la propiedad social de los medios de producción, la distribución equitativa de la riqueza así producida, la organización administrativa y política del pueblo desde el nivel local hasta el nivel nacional y la conciencia del deber social. Éstas no son ocurrencias alegres, no se trata de un capricho, nacen de la esencia misma del Socialismo como superación del Capitalismo. Sin estos fundamentos no podemos hablar de Socialismo. Para explicarnos, comencemos por estudiar el objetivo último del Socialismo.
El Socialismo busca, en última instancia, recomponer a la sociedad y al hombre que han sido fragmentados por el Capitalismo. Y la base de esa fragmentación de sociedad y humano, es la propiedad nosocial de los medios de producción (por favor no confundir con propiedad privada de las cosas). Una sociedad donde la propiedad de los medios de producción no sea social, necesariamente tiene que permitir la compra del trabajo, del tiempo, de la vida de unos hombres, por otros hombres, es decir, una especie de esclavitud sofisticada. Y una sociedad así, para funcionar, para justificarse tiene que tener como fundamento ético y moral al egoísmo. Es, en resumen, una sociedad fragmentada en millones de pujas individuales, o dicho en palabras clásicas, una guerra de todos contra todos. Esta patología social, e individual, no se puede superar sin sustituir la propiedad nosocial (la de una parte de la sociedad) de los medios de producción, por la propiedad social (la de toda la sociedad). Es decir, sin acabar con la posibilidad de que unos hombres se apoderen del trabajo de otros hombres. He allí por qué el Socialismo no se puede construir sin la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.
Sólo sobre esta propiedad se puede edificar la distribución equitativa y sustentar la conciencia del deber social. Soportada en esta nueva organización económica, se cincela la organización administrativa y política del pueblo, desde abajo hasta lo nacional, que es otra manera de decir: nace el Poder Popular.
Estos son los fundamentos del Socialismo, son sus indicadores, a ellos podemos acercarnos a diferentes ritmos, con velocidades diferentes, de maneras propias, de formas inéditas, todo eso es verdad, lo que no podemos es evitarlos. Intentar Socialismos que respeten al Capitalismo, que no lo superen, es una candidez que se ha pagado caro en la historia. Si queremos medir con un solo indicador, éste sería la conciencia del deber social, que nos mostraría si la sociedad se recompone como un cuerpo que se integra superando una enfermedad disolvente, el Capitalismo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

2.8.06

EL FACTOR FIDEL

Las revoluciones, los revolucionarios, los pueblos en Revolución, deben estar inspirados por el Factor Fidel, de lo contrario es muy difícil que culminen con éxito su tarea. Expliquemos.
Toda Revolución implica grandes sacrificios. No es posible pensar en cambios profundos sin enfrentar la adversidad. Los caminos sin obstáculos son propios de cuentos de hadas y no de la realidad de la lucha social. No es descabellado decir que los pueblos preparados para el infortunio, son los que tienen derecho a transitar caminos de felicidad. Podemos decir que el éxito revolucionario de un pueblo, tiene relación directa con el tamaño de las dificultades que puede soportar sin abandonar sus sueños.
La vida de los grandes revolucionarios, la historia de las grandes revoluciones, es una cátedra, un ejemplo de comportamiento frente a la desventura. A Bolívar alguien lo llamó el hombre de las adversidades, y qué mejor ejemplo que el paso de Los Andes para ilustrar los logros de un pueblo cuando se empina más allá de sus propias fuerzas, y vence montañas en su lucha contra la fatalidad.
La historia reciente nos brinda un ejemplo extraordinario de este comportamiento revolucionario. Fidel, heredero de las mejores tradiciones de los grandes revolucionarios del continente y del mundo, en 1953 asalta el Cuartel Moncada y la dictadura masacra a los muchachos que participan en ese acto heroico, es hecho prisionero y transforma la adversidad de la prisión en una escuela de pensamiento, es lo que se llamó la cárcel fecunda. No cesa en su afán revolucionario y sale a México, no a un exilio cómodo, sino a preparar Revolución; regresa en el Gramma y, pronto, en el combate de Alegría del Pío, pierde el grueso de su tropa de revolucionarios, queda sin armamento, y en esas condiciones de suma dificultad lanza su consigna central !Venceremos¡ Luego, triunfa la Revolución, y la historia se llena de la tenacidad de Fidel.
Pero es cuando cae la Unión Soviética, y la Isla queda desamparada en la tormenta de un mundo adverso, que Fidel se crece de perseverancia, salva a Cuba, y con ella la esperanza socialista de la humanidad.
Revisar la vida de Fidel es encontrarnos con la conducta de un hombre que se crece en las dificultades, las vence, las supera, y construye la posibilidad de redención de su pueblo.
Los revolucionarios del mundo debemos imbuirnos del factor Fidel:
“Cuando parezca que todo está perdido, seguir adelante.
No desmayar frente a las dificultades,
a pesar de los abismos, más allá de cualquier obstáculo.
El deber de los revolucionarios es hacer la Revolución.” Pica.

FUEGO

No hay nada más peligroso para una Revolución que dar batallas triviales, porque las peleas insignificantes desgastan poco a poco el fuego revolucionario. La Revolución debe dar y ganar las batallas principales, las que deciden la contienda, las que forman conciencia.
En los últimos días el paisaje político se cubre de bruma, los restauradores intentan que la pasión ceda el paso al letargo, la tontería se haga costumbre, el ímpetu del pueblo se troque en comedia. Se nos presentan batallas subalternas que enmascaran la batalla principal. Veamos.
La batalla principal de la Revolución es la lucha por la conciencia y por mantener encendido el fuego revolucionario. Nada debe apartarnos de este objetivo, el futuro de la Revolución se decide allí. No podemos permitir que la restauración distraiga la atención popular en batallas pequeñas: en las pugnas entre sus candidatos, en el afloramiento de candidatos bufones, en la discusión de tonterías. La batalla principal es otra: Es necesario derrotar las hipocresías oligarcas, que enaltecen los valores del egoísmo, de las salidas individuales, de la fragmentación de la patria, del nacionalismo autista, del aislamiento mezquino. Es necesario que la Revolución dé la batalla por los valores morales revolucionarios: la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la conciencia de sociedad, el amor a la patria y a la humanidad.
La restauración anda en campaña por sus valores miserables, el proyecto de país que presentó Fedecamaras en su Asamblea es una declaración de lucha por esos valores. El libro presentado por las Universidades oligarcas refuerza ese camino contrarrevolucionario. Todos los días, la propaganda en los medios, los voceros del pasado, bombardean con los valores del Capitalismo el corazón de la patria, intentan destruir el piso moral que ha creado la Revolución, el sentimiento altruista que se mostró en abril y en diciembre.
Los revolucionarios deben hacerle frente a la Restauración, con las ideas, con el ejemplo y con la movilización popular, llevando los problemas a su dimensión universal, concientes que el fin último de la lucha es el rescate del cuerpo social, integrar a la sociedad que el Capitalismo fragmenta, luchar contra el Capitalismo y sus miserias, convencidos que el pueblo aprende movilizado alrededor de objetivos políticos altruistas, en la calle, unido, solidario, ejercitando la relación socialista, tomando conciencia de su poder, seguros de que el pueblo aprende en el trabajo voluntario, que es la prefiguración del trabajo del futuro, el que se hará no con la compulsión de la necesidad, sino con la satisfacción del deber social cumplido.
Es fundamental que la Revolución entienda que la clave del éxito en la confrontación contra los enemigos internos y externos, está en los valores que sembremos en el pueblo. En esa lucha no podemos bajar la guardia, todo depende de ella.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

31.7.06

VENEZUELA ES PALESTINA

La agresión de Estados Unidos en el Líbano, es brutal. Como siempre sucede en una agresión imperial, las razones que se dan son excusas que no aguantan el paso de los días. Así, la búsqueda del soldadito israelí cedió el paso a lo que Condolezza, con descaro de diplomático gringo, llama: “establecer un nuevo orden en el Medio Oriente”.
Ya, a un poco más de quince día de comenzar la agresión imperial en el Medio Oriente, se ve claro que el “nuevo orden” prevé agresiones a Siria y a Irán, se trata de aliviar a las fuerzas de ocupación de Irak, atacando las vías rebeldes de suministro. Sin embargo, la gran mirada estratégica del imperio son las reservas de petróleo mundial.
La disputa por el combustible mundial obliga al imperio a desplegarse militarmente en el globo. Saben que para mantener su hegemonía necesitan asegurar sus fuentes de energía, por eso toman a Irak con un pretexto que sólo cree la opinión pública gringa, tan boba y tan manipulada. Y por eso nosotros estamos en la mira de sus ambiciones.
Lo que pasa en el Líbano tiene que ver con lo que pasará en Venezuela, de allí que la lucha Palestina es la misma lucha venezolana. La agresión gringa, hoy con máscara israelí, forma parte de una agresión mayor que involucra a Venezuela.
José Vicente y Roberto Hernández, miembros del ejecutivo y del legislativo, declaran que la agresión gringa contra el país parece haber entrado en su fase cruenta. De allí la importancia del viaje del Comandante intentando poner al sentimiento mundial como barrera de contención a la voracidad yanqui. La pregunta que surge es:
¿Cómo enfrentar al imperio en esta fase de la agresión?
El imperio sólo entiende un lenguaje, la disuasión. No se atreve donde sabe que la resistencia será tal que su opinión pública no podrá soportar el daño que sufrirían sus tropas a la hora de una escalada en la agresión, que puede ser la consabida invasión, pero también, y más probable, otro tipo de desestabilización. No obstante, frente a cualquier forma que tome la agresión, las medidas que debemos tomar son las mismas. Es urgente informar al pueblo, concientizarlo de que la lucha principal tiene dos frentes: uno, el enfrentamiento con el imperio, que se vale de sus lacayos locales para distraernos y desestabilizar, el otro, profundizar en la construcción del Socialismo, que no es otra cosa que recomponer, en la economía y la espiritualidad, la idea de sociedad, la convicción intensa de que el futuro de los individuos está ligado al futuro de la sociedad toda, y la certeza de que es necesario construir una sociedad que vele por la suerte de cada uno de sus hijos. Sólo con este sentimiento de pertenencia, de unión, podremos hacer frente a la agresión que se acerca.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es socialismo!

SI MARTÍ TIENE RAZÓN…

Si Martí tiene razón cuando dice que “Trincheras de ideas son más importantes que trincheras de piedras”, y que “una idea justa desde el fondo de una cueva puede derrotar a un ejército”, entonces es posible analizar el paisaje político de una sociedad estudiando las ideas que allí bullen. Veamos.
La oligarquía tiene un proyecto claro y definido, El Neoliberalismo, ya lo expusieron en la Asamblea anual de Fedecamaras y lo siguen haciendo en declaraciones de sus más conspicuos voceros. Tienen clara su relación con la propiedad de los medios de producción, proponen propiedad no social. No tienen duda de sus preferencias políticas, ofrecen una democracia carnavalesca como la que vivimos en el nefasto pacto de punto fijo. En lo social, abogan por una organización del pueblo sólo en el nivel local, nada de organización nacional. El Estado confinado a sus funciones de gendarme de los intereses oligarcas. PDVSA privatizada, junto a la educación, salud, agua, hasta los parques, y quizá el aire, todo lo que de lucro debe ser privatizado, hasta los sentimientos. La conciencia del egoísmo es el motor del mundo oligarca. Desprecio a los humildes, creación de ghetos en donde los excluidos rumien su miseria y no afeen el paisaje de los lares oligarcas. No hay dudas, las ideas que los oligarcas tienen del mundo están claras y perfeccionadas en años de depredación.
Por el lado de la Revolución proponemos el Socialismo como único camino para hacer frente al plan oligarca. La tarea no ha sido fácil, el Comandante habló de Socialismo y se abrió una rica discusión, que debe ser sintetizada en un cuerpo de ideas claras y definidas que hagan frente a la trinchera oligarca. Es necesario construir, entonces, la trinchera de ideas revolucionarias.
La construcción es imprescindible, ya no es hora de darle largas y escamotear la faena, el enemigo está atrincherado, démosle al pueblo su trinchera para que pelee con posibilidades de éxito. Saquemos del fondo de la cueva la idea y llevémosla al campo de batalla. Así la victoria será nuestra, del pueblo, de los humildes, del futuro, de la vida.
La idea socialista propone: hegemonía de la propiedad social de los medios de producción. En lo político, una Democracia Popular basada en la organización administrativa y política del pueblo, desde la comunidad hasta lo nacional. El Estado Revolucionario gran administrador y custodio de la sociedad. PDVSA, propiedad de la sociedad, administrada por el Estado, tal como ahora. La conciencia del deber social, la que entiende que no hay salida egoísta, que el hombre sólo puede desarrollar todas sus potencialidades, satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, en sociedad. Y la verdadera sociedad, la que posee los medios de producción y la distribución de la riqueza. Desde esta trinchera, junto a Chávez, ¡Venceremos!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

MISCELANEAS 16

1. Después de establecida la Gran Colombia El Libertador enfrenta una decisión, ir al Sur para expulsar definitivamente a los españoles del continente, o permanecer en territorio grancolombiano consolidando la nueva nación. Sabía Bolívar, que la libertad de la naciente patria dependía de la construcción de un polo de naciones que participara en el equilibrio geopolítico mundial, que no era posible la existencia de naciones aisladas sin que fueran subyugadas por los imperios existentes. Pero dudaba, sabía también que la patria nueva reclamaba sus esfuerzos, había tareas inconclusas, los espectros infames rondaban su criatura.

2. Ellos saben que el Comandante Chávez es invencible, no hay forma de que ningún candidato de la oposición lo derrote, pero saben también que la Revolución sí es derrotable, y hacia ella enfilan sus baterías. Más fácil es derrotar a la Revolución que derrotar a Chávez. Si ellos inventan una campaña contra Chávez, sin duda, se estrellará contra la barrera formidable que es el amor del pueblo. Sin embargo, una campaña contra la Revolución puede pasar desapercibida y, de esa manera, debilitando a la Revolución, debilitan a Chávez, le quitan su fuerza. En resumen, el imperio tiene como estrategia debilitar a la Revolución para debilitar a Chávez.

3. El misil más potente que nos lanza el imperio, está dirigido a las bases mismas de la Revolución: los valores morales y éticos. Una Revolución es una transformación radical de los valores morales y éticos. Es una sustitución del egoísmo, fundamento del Capitalismo, por el amor, fundamento del Socialismo. Es ir de una sociedad que se rige por el principio aceptado de “guerra de todos contra todos”, hacia una sociedad que se rige por el principio de “solidaridad de todos, el amor de todos”. Este es centro de la Revolución, es allí donde se decide el destino de los procesos, por eso el primer misil es dirigido contra los valores revolucionarios.

4. En los últimos días algunos oportunistas han comenzado la migración de bando. En los periódicos aparecen los sutiles puentes hacia el Este, y algunos más osados hacia el Norte. A Dios gracias, esos oportunistas son patarucos y han salido en falso. ¡La Revolución goza de buena salud!

5. Queremos recordar con amor al Camarada Gustavo Machado, y decirle que aquí estamos, guiados por su ejemplo, sus enseñanzas, su valentía, y luchando siempre por ser fieles a su legado.