22.12.07

CARACAS Y MAGALLANES

¿En qué se diferencian dos equipos de béisbol? Digamos que las diferencias son de grados, no son diferencias de fondo, se diferencian en la superficie pero se igualan en la estructura, uno no refuta al otro, forman parte del mismo esquema, están en el mismo juego, son iguales.

Esta reflexión nos vino a la mente cuando intentábamos buscar las diferencias entre Bolivarianos y la oposición capitalista. El punto es muy importante, de la profundidad de las diferencias que tengamos depende la marcha de esta Revolución. Veamos.
Si decimos que no tenemos diferencias, que somos como Caracas y Magallanes, diferentes pero iguales, rivales pero unidos por la pelota y, por supuesto, todos jugando el mismo juego, entonces la Revolución es una “cuestión de estilo”, de “puntos de vista diferentes”, de “matices”, pero nada de fondo.
Así podríamos coincidir, ponernos de acuerdo en un término medio, ni chicha ni limonada, ni Socialismo maximalista ni capitalismo salvaje, debemos buscar una especie de socialcapitalismo “aceptado por todos”. El resultado de esta atenuación de las diferencias es la inexorable debilidad del camino revolucionario, si somos tan iguales ¿para qué luchar?
El resultado de ese debilitamiento de la Revolución es el triunfo de la restauración y el recrudecimiento de los problemas sociales que el capitalismo no puede resolver, al contrario los potencia. Y aquí caben las palabras del Comandante, no habrá paz porque no habrá justicia.
En contraste, si reconocemos las profundas diferencias que tenemos con los oligarcas y los neoligarcas, estaremos dotándonos de razones sagradas por las cuales luchar. Veamos.
Los revolucionarios postulamos la integración de la sociedad, que el individuo recupere su conciencia de pertenencia a la sociedad, el convencimiento de que su suerte está ligada a la suerte de la sociedad, y la sociedad se ocupa de la suerte de cada uno de sus miembros.
Ellos postulan que la suerte del individuo no depende de la suerte de la sociedad, sino de su esfuerzo egoísta, que cada individuo debe procurarse su propio bienestar sin importarle la suerte de la sociedad. Los revolucionarios postulamos que el centro de nuestra actividad es el hombre en sociedad. Ellos postulan que el centro es el lucro del hombre individual.
Los revolucionarios postulamos que la medida de todo es el bienestar social, si beneficia a la sociedad, entonces beneficia a sus miembros y es ético. Ellos postulan que la medida de todas las cosas es el lucro, si da lucro es ético, aun perjudicando a la sociedad.
Nosotros postulamos la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción, administrada por un Estado que vele por la integración de la sociedad y el individuo. Ellos postulan la hegemonía de la propiedad antisocial de los medios de producción, con un Estado débil que únicamente se ocupe de la vigilancia de sus intereses.
No creamos en pajaritos, no somos Caracas y Magallanes, los capitalistas siempre verán a los Socialistas como enemigos a muerte, y con su fascismo nos seguirán atacando.
¡Ellos son capitalistas, nosotros somos Socialistas!
¡Sin Chávez no hay Socialismo y sin Socialismo no hay Chávez!
¡Socialismo no es capitalismo!
¡MIERDA!!VIVA CHÁVEZ!

21.12.07

ABUNDANCIA Y CARENCIA, DOS DESIERTOS

Si aceptamos que la Revolución es ante todo un cambio en la conciencia, es decir, un cambio en la comprensión del mundo y de la relación nuestra con ese mundo, entonces entenderemos que los mecanismos de la formación de conciencia, la manera como las grandes masas sustituyen la conciencia capitalista por la conciencia socialista, es vital para la Revolución.

Las tareas del Socialismo en Venezuela son particulares: nuestra economía oscila entre períodos de abundancia y de carencia, de acuerdo a los vaivenes de la renta petrolera. De allí que la acción revolucionaria debe tener respuesta a esas dos situaciones. Estudiemos.
En época de abundancia los gobiernos socialdemócratas mantuvieron a la población tranquila, controlada, con el expediente de dejar caer de la mesa petrolera un poco más de migajas, lo que daba sensación de prosperidad. De esa manera esculpieron en el alma nacional una conciencia que se hizo famosa en el mundo como el “ta barato, dame dos”, la conducta Saudita, “I love Miami”.
Fue la época dorada de la socialdemocracia, las elecciones eran un festín de luces y colores, los medios fabricaban candidatos de los que antes habían sido asesinos confesos, el Pueblo estaba embriagado de migajas. El viento henchía las velas, los capitanes gritaban ¡Avanti popolo! La Revolución , los revolucionarios, eran vistos como bichos raros, confinados al desierto de la abundancia.
No obstante, la realidad nos despertó un día, el festín disminuyó, las migajas ya no caían con abundancia, como dijo Domingo Alberto, llegó el fin de fiesta. Nos topamos con un país lleno de miseria, exclusión, pérdida de la autoestima. El Pueblo no supo parir a sus líderes o, mejor, los líderes no supieron dar respuesta a la época de abundancia.
En la carencia, el Pueblo sin rumbo sólo pudo hacer motín que mostraba que algo andaba mal, inclusive dentro del mismo Pueblo, que había sido despojado de su conciencia, su organización y su información.
Llegó el desierto de la carencia y cundió el escepticismo, se buscaron soluciones individuales, se buscó el futuro en la lotería.
Con la llegada del Comandante y de la Revolución Bolivariana , el Pueblo se fusionó, rescató su autoestima, tomó conciencia de su poder. En abril dio una batalla que lo dignifica y marca el camino: fue a la calle a correr riesgo por un objetivo político altruista, atrás dejó el egoísmo inculcado por el pasado Mayamero. En época de carencia el Pueblo parió a sus dirigentes, los reconoció, y encontró una nueva conducta, una nueva conciencia.
Entonces vino la abundancia, los precios subieron, y surgió la pregunta ¿qué hacer?
La respuesta es clara, la historia nos indica el camino: no podemos caer en la conducta mayamera del consumo suntuario, el camino lo encontramos en abril y diciembre: ¡ La Conciencia ! ¡ La Conciencia !
He allí la respuesta, en todas las épocas, en carencia y en abundancia, la meta de la Revolución es la Conciencia del Deber Social, rescatar el sentido de sociedad. Nada debe desviarnos de esa meta.
¡Sin Chávez no hay Socialismo y sin Socialismo no hay Chávez!

20.12.07

¡A NOSOTROS PERTENECE LA VIDA Y LA ALEGRÍA!

Los días por venir amenazan conflictos, es necesario decirlo, aunque ahora soplen vientos frescos, atenuados por las vacaciones navideñas. Vivimos una tregua inestable, un alto al fuego precario.

Barruntamos que las fuerzas en pugna se retiraron a sus zonas de alivio, a prepararse para la confrontación inevitable.
Hoy los revolucionarios bolivarianos debemos abrir un intenso período de reflexión, de critica, y a partir de allí enfrentar la arremetida anunciada. Veamos algún material para la reflexión.
Tenemos una gran fortaleza en la conexión amorosa del Comandante con el Pueblo, ese binomio es imprescindible para avanzar. Toda Revolución, necesariamente, se fundamenta en sus primeros pasos en esa conexión. Entonces es tarea principal consolidarla y cuidarla de las arremetidas oligarcas y de nuestras propias debilidades.
También padecemos grandes debilidades, podríamos hablar de las blanduras en las áreas organizativa, económica, en la comunicación, la planificación y muchas otras zonas, más, sin embargo, debemos tratar la principal, la que determina a todas las demás. Expliquemos
Es la ideología la que sustenta y determina a las demás áreas, como sea la ideología será el accionar de la Revolución. La ideología le da el carácter a toda la Revolución.
Si la ideología es sólida, definida, firme, así será la naturaleza de la Revolución. Siendo esto así, nosotros debemos caminar aceleradamente hacia la conformación de un cuerpo ideológico riguroso que nos guíe. La Revolución reclama fuertes pilares teóricos en los cuales afincarse, la etapa de las indefiniciones debe ser superada.
Para construir estos fuertes pilares debemos superar la ambigüedad teórica, es necesario adoptar con firmeza la teoría Socialista y desechar los coqueteos de hibridación con formas capitalistas.
El modelo teórico híbrido no termina de superar la esencia capitalista, ni en la economía, ni en la conciencia: licencia el absurdo de empresarios socialistas, empresas de producción social, cogestión y otras formas capitalistas, estimula el consumo desmedido, prestigia los valores capitalistas y, por supuesto, también es ambiguo frente a la oligarquía y su política.
Este modelo teórico hibrido, ambiguo, es responsable de las dificultades que tenemos para enfrentar la última embestida de la oligarquía, y cada vez más debilitará nuestro accionar.
La oligarquía, guiada por los tanques pensantes del norte, nos ataca con inteligencia, nos disputan la iniciativa, la creatividad, intentan confinarnos al aburrimiento propio de los sistemas vetustos, y sólo el Socialismo auténtico, sin complejos, sin ambigüedades, es capaz de sembrar en el corazón del Pueblo el huracán luminoso, el entusiasmo de quien se sabe constructor de mundos y guerrero de causas altruistas. Sólo a los luchadores por el Socialismo pertenecen los sentimientos nobles, las alegrías, sólo los luchadores por el Socialismo son capaces de disputar con el enemigo el terreno donde el alma luminosa del venezolano se yergue.
Es imperativo imbuirnos de la causa Socialista , sólo así podremos aplastar a los militantes de la muerte, que hoy y mañana se disfrazan con máscaras de futuro.
¡Sin Chávez no hay Socialismo y sin Socialismo no hay Chávez!
¡A nosotros pertenece la vida y la alegría!

19.12.07

EL ESTUDIO

Tiene razón el Comandante en su llamado constante al estudio, a la lectura, a la reflexión. Es que se puede decir, parafraseando a Bolívar, que un revolucionario sin estudio es un ser incompleto.
El ser humano vive cerca de ochenta años, se mueve en un territorio que abarca algunos kilómetros y se relaciona con un número pequeño de prójimos. Si comparamos esta trayectoria vital individual, con el recorrido de la humanidad entera, nos daremos cuenta lo pequeña de una, frente a la grandiosidad de la otra. Y, si además consideramos que la especie humana se distingue por tener, junto a la herencia genética, la herencia cultural, entonces, entenderemos la importancia y la magnitud del estudio necesario. Podríamos decir que la especie humana es la especie capaz de estudiar, esto la determina.
Somos humanos por el conocimiento acumulado en miles de años de historia. Un ser sin estudio es un ser incompleto, porque somos el individuo, más la cultura. Un ser sin esa sapiencia, retrocede a las cavernas, le falta el caudal de vida, de cultura que transformó al homo en sapiente, en humano, es decir, un ser capaz de saber, de estudiar.
Las generaciones sin estudio están destinadas a descubrir el agua tibia, la rueda, el fuego, como las grandes hazañas de su tiempo. Y, lo que es peor, están destinadas a cometer los mismos errores de las generaciones pasadas, a ser víctima de quienes sí tienen conocimiento.
Si el estudio es tan importante para todos, con más razón lo es para los revolucionarios.
Los revolucionarios están destinados a dirigir el salto de la humanidad a cumbres revolucionarias, a romper el estancamiento de los tiempos, a avanzar y construir nuevos mundos. Por lo tanto, en él debe estar condensado lo esencial del conocimiento humano, para poder producir la teoría y la práctica que guíe el camino hacia el futuro.
En estos países de capitalismo marginal, por conveniencias de la oligarquía, y para facilitar la dominación y expropiación de las grandes mayorías, la tradición de trabajo es sustituida por la tradición del azar, de la viveza, del caza oportunidad, del facilismo, y esa conducta impregna a todos los niveles de la sociedad. El rigor del estudio, del conocimiento profundo, se sustituye por la pirotecnia verbal, que brilla un instante para luego desvanecerse en la inutilidad. La escritura es sustituida por la improvisación, el conocimiento por la audacia. Se ha hecho de la ignorancia un valor, de la estulticia una cualidad. En definitiva, se nos ha educado para la ignorancia.
Debemos seguir las enseñanzas del Comandante y decretarnos en campaña por el estudio, impregnar a toda la nación de entusiasmo por la lectura, por las artes, por el conocimiento, masificar el libro, inundar al país de diccionarios.
En definitiva, debemos hacer de este Pueblo uno de los más cultos del planeta. Y no olvidemos que Revolución es otra forma de decir cultura.
¡Sin Chávez no hay Socialismo y sin Socialismo no hay Chávez!

18.12.07

INDIVIDUO E IDEOLOGÍA

La Revolución Bolivariana ha entrado en mares de discusión, navega en la turbulencia del 2 de diciembre, los vientos huracanados del análisis estremecen el velamen revolucionario. Y es bueno que así sea, una Revolución que discute, un proceso que reflexiona, que se ve a sí mismo, es un proceso con vitalidad suficiente para encontrar su rumbo.

La discusión, que es inevitable y necesaria, tiene grandes ventajas, pero también inmensos peligros. Si es bien llevada, se avanza, ahora, si la discusión es enajenada, esquizofrénica, sin control, se transforma en autoflagelación que lesiona a la Revolución.
La oligarquía a través de su aparato ideológico, que comprende desde la escuela hasta el púlpito, pasando por los poderosísimos medios de difusión con sus películas, novelas e historietas, nos instaló en la psiquis, unas estructuras mentales, valores y reacciones, que convirtieron a la discusión en un mecanismo para destruir al oponente, y no un instrumento para afinar las teorías, de esa manera despojaron a la sociedad de las vía para buscar la verdad, transformaron la argumentación en hostigamiento, y no en ejercicio intelectual.
Los revolucionarios debemos luchar contra esta manera de relacionarnos, es necesario argumentar para crecer y no para destruir. Veamos.
El primer requisito para una discusión enriquecedora es diferenciar a los individuos de las ideologías.
La deliberación revolucionaria es en el terreno de las ideologías, y la acción es en el terreno de los individuos. Siendo así, confrontamos diferentes planteamientos, ideas, argumentos, pero entre individuos que tenemos identidad de objetivos, iguales lealtades, por lo tanto remamos para el mismo lado. Somos irreverentes en las ideas y fraternos con los individuos.
Y tiene que ser así, los revolucionarios debemos discutir como hermanos, con pasión, sin hacer concesiones por motivos tácticos, irreverentes en los argumentos, rebeldes en la teoría, buscando la verdad, pero leales a la hora de la acción, fraternos con los revolucionarios. Sólo discutiendo así le daremos vida a la Revolución.
Una Revolución que no discuta, que no permita la batalla de ideas, que sea sumisa, será rebaño que estallará, será una Revolución destinada a implosionarse a la primera adversidad.
Debemos confrontar las ideas sin dejarnos llevar por la costumbre instalada por la oligarquía en nuestra cultura y en nuestra psiquis. Debemos hacer del debate una oportunidad para buscar la verdad, para encontrar el mejor camino, la mejor opción, que sea beneficio para la sociedad que estamos construyendo.
No podemos hacer del debate una oportunidad para destruir a las personas, porque así, al caer en la trampa oligarca de no ir al fondo, estaremos impidiendo la construcción de la base teórica de la Revolución.
La hora es de discusión profunda que permita retomar el rumbo, pero debemos deliberar como revolucionarios, no para desgastarnos sino para fortalecernos, que de la discusión salga la verdad, que ajustemos la teoría a la realidad.
Desechemos el camino fácil de sustituir hombres, cuando debemos sustituir ideas, desechemos el camino fácil de cortar cabezas y no sustituir ideologías.
¡Irreverencia en la discusión, LEALTAD en la acción!
¡Viva Chávez y el Socialismo!

17.12.07

EQUILIBRIO

Se nos presenta el equilibrio como sinónimo de democracia. Con la excusa del reconocimiento del otro se evade la lucha de clases. Las diferencias se falsifican como simple diferencias de estilo. La consigna reina es: “todos”. Así, Venezuela somos “todos”, Socialismo somos “todos”, la cultura somos “todos”, “todos” somos científicos, “todos” somos poetas, “todos” somos “todos”, “todos” somos iguales.

De esta manera conseguimos sembrar en la sociedad la sensación de una falsa unanimidad que esconde el pacto oligarca. Veamos.
Tomando como excusa esta búsqueda del equilibrio, se justifica que el enemigo oligarca vaya a las televisoras de la Revolución , también que los dirigentes revolucionarios vayan a los canales golpistas. Tomando como excusa el equilibrio se justifica que no se ataque a los valores oligarcas, sino a lo sumo a algún oligarca trasnochado por allí.
Y así, poquito a poquito, han sembrado la idea de que la democracia es esta convivencia de “todos”, que ahora “somos iguales”: tanto el oligarca que se apodera de las riquezas sociales, como el excluido de siempre ¿Y si todos somos iguales, por qué pelean los humildes, los excluidos? ¿Si todos buscamos el bien de la sociedad, entonces, contra quién pelean los humildes?
Siendo así, no hay razón para luchar por una nueva sociedad, lo que se impone es el pacto. De esta forma consiguen castrar al Socialismo y lo convierten en una retórica, o en un buen gobierno, que hace cosas, obras, pero no cambia a la sociedad.
¿De dónde sale la propuesta de equilibrio, a qué realidad responde, qué intereses refleja?
Este equilibrio que se nos proponen todos los días, es hijo directo del híbrido que se ha venido desarrollando en lo económico. Se nos dice que el capitalismo no es malo, lo que hay son malos capitalistas, que los nuestros, los existentes, como Lorenzo el de la Polar, y los que ahora formamos, como los “empresarios socialistas” o las empresas de producción social, son buenos.
Que la Propiedad Social de los medios de producción sólo es importante (por ahora) en las empresas básicas.
Esta realidad económica reclama sus correspondientes:
En lo social, una colaboración de clases que sea una manera de controlar los conflictos, de morigerar la lucha.
Y en lo político, un gobierno que se limite a administrar los intereses de la oligarquía, a transferir la Propiedad Social al campo capitalista, que se alinee con el capitalismo globalizado, en resumen, que de la espalda a los humildes y las facilidades a los oligarcas, los nuevos y los viejos.
Concluimos entonces, que el llamado equilibrio, que por lo demás es inviable porque no puede haber equilibrio entre los desposeídos y los apropiadores de la riqueza social, ese equilibrio es una inteligentísima trampa para castrar el ímpetu revolucionario.
La Revolución debe sacudirse de esta emboscada, seguir su profundización, desechar la ilusión de falsos equilibrios y falsas democracias, convencida de que la verdadera democracia, la verdadera paz y el verdadero equilibrio, sólo son posibles con la justicia Socialista.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡MIERDA! ¡VIVA CHÁVEZ!

16.12.07

LA REVOLUCIÓN RECLAMA UNA CAMPAÑA ADMIRABLE

Después de la caída de la Primera República , El Libertador realiza la Campaña Admirable para reconquistar la Patria. El episodio heroico encierra una enseñanza sumamente útil en estos momentos que vive la Revolución Bolivariana. Veamos.

La caída de la Primera República tiene su punto culminante en el armisticio que Miranda firma con el español Monteverde. Inmediatamente comienza la pugna entre los independentistas: se acusan mutuamente, muchas son las causas que se aducen para aquel primer fracaso. En aquellos días cundió el desconcierto, el desespero, el desencanto.
Es en ese clima que aparece Simón Bolívar en Cartagena, y comienza a erguirse como un líder, como Libertador: Lanza a la historia el célebre Manifiesto de Cartagena. En él analiza las causas de la caída de la Primera República , pero no como un análisis académico, sino como una guía para continuar la lucha.
El Manifiesto de Cartagena es la preparación teórica de la Campaña Admirable , campaña que comienza en Cúcuta el 14 de mayo de 1813 y culmina el 6 de agosto de 1813, cuando Bolívar entra en Caracas y restaura la República.
En el Manifiesto El Libertador va a la causa más profunda del fracaso, a la causa que sustenta todas las demás manifestaciones de la derrota.
Dice Bolívar:
"El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción, la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo ."
Y más adelante va desgajando cada uno de los errores que de la adopción del sistema tolerante se desprendían, y que acabaron con derrumbar finalmente la República.
La genialidad del Manifiesto es que no se pierde en un sinnúmero de quejas inútiles, ni de acusaciones personales, allí no se culpabiliza a nadie, al contrario, se va a la causa primigenia, a aquella que es origen de todos los otros males. Se critica al sistema aplicado: al sistema tolerante.
Y, detectada la causa, se pudieron corregir los errores que hundieron la República, diseñar el rumbo y realizar la Campaña Admirable.
En Venezuela, hoy, que sufrimos una derrota de mierda que debe ser tomada como una alerta, debemos seguir el ejemplo del Bolívar de Cartagena:
Buscar la causa primigenia del revés del referéndum, la causa que explica todas las demás causas de la derrota, analizar el sistema que estamos aplicando, la filosofía que lo sustenta, determinar si es el camino hacia el Socialismo, o nos lleva hacia el capitalismo. Preguntarnos si con ese sistema estamos creando al Hombre Nuevo que necesita la Revolución, o si estamos creando al hombre del capitalismo que todo lo ve y todo lo mide por el beneficio material.
Después de dado este primer paso, debemos emprender con fuerza y audacia la CAMPAÑA ADMIRABLE que nos haga retomar el rumbo fuerte y decidido hacia el Socialismo.
¡Es la hora de la reflexión, siempre resteados con Chávez y el Socialismo!
¡MIERDA! ¡QUE VIVA CHÁVEZ!