9.6.06

¡PUEBLOS!

Después de establecida La Gran Colombia, El Libertador enfrenta una decisión, ir al sur para expulsar definitivamente a los españoles del continente, o permanecer en territorio grancolombiano consolidando la nueva nación.
Sabía Bolívar, que la libertad de la naciente patria dependía de la construcción de un polo de naciones que participara en el equilibrio geopolítico mundial, que no era posible la existencia de naciones aisladas sin que fueran subyugadas por los imperios existentes. Pero dudaba. Sabía también que la patria nueva reclamaba sus esfuerzos, había tareas inconclusas, los espectros infames rondaban su criatura.
Tomó una decisión, se fue al sur. Bomboná, Quito, Junín, el Perú, sintieron el huracán guerrero y libertador, Lima conoció de sus amores, Bolivia, su Bolivia, presenció la grandeza del estadista y visionario… Pero no todo era gloria, del norte, de su Gran Colombia, bajaba el viento pestilente de la mezquindad. Ayacucho cubrió de gloria a Sucre, y también mostró en toda su vileza a la nueva oligarquía que retoñaba en el suelo de Caracas y Bogotá. El Congreso había ordenado a Bolívar, al Libertador de medio continente, al constructor de la nación donde ellos vivían, o deberíamos decir reptaban, ese Congreso, había ordenado, tuvo la osadía de ordenarle, que dejara la jefatura del ejército. Comenzaba la felonía que terminó en San Pedro Alejandrino y en la disolución de la Gran Colombia. El sueño fue postergado. Bolívar, sucumbió, no frente a las poderosísimas fuerzas del imperio, sino frente a la ruindad que retoñaba a sus espaldas. ¿Qué falló? ¿Por qué los triunfos se transformaron en tragedia?
Una revolución es una contradicción entre la grandeza que demanda el compromiso, y la pequeñez arrastrada del pasado. Es una contradicción entre el águila y la mosca. Siempre será así, el vuelo alto, los sueños elevados, los saltos al futuro, son acechados por la infamia que se quiere superar. El pasado nos envía heraldos sombríos para contaminar la obra de los grandes.
Derrotar el pasado para construir el futuro, no es posible sin la sociedad. Los individuos liberan, conducen la liberación, pero su consolidación sólo se logra si los pueblos superan la conducta egoísta del pasado y construyen, entre todos, la nueva moral y la nueva ética, la vigilancia revolucionaria, la defensa revolucionaria de los logros. Entonces, la falla estuvo, diría Simón Rodríguez, en que el libertador dejó tras de sí a hombres, no dejó a pueblos, la revolución es obra de sociedades concientes, de la vigilancia que sólo puede ejercer el colectivo.
El soporte vital de una geopolítica revolucionaria es la construcción, en las zonas arrancadas a la influencia del imperio, de conciencia revolucionaria; es la construcción de pueblos de los que no se pueda “abusar de su credulidad”.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

8.6.06

EL SILENCIO

Nos llega una noticia que, al no ser desmentida, toca a alarma general. Dice la prensa, que la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión una ley que autoriza la privatización de las cárceles. Se trata de un golpe noble a la revolución bolivariana, y una indicación inequívoca que vamos extraviando el camino. Veamos
Las revoluciones, ya lo dijo el Che, se fundamentan en la conciencia revolucionaria, es decir, en la conciencia del deber social. Sin conciencia del deber social no es posible una revolución. La revolución bolivariana, definida por el presidente Chávez como una revolución rumbo al Socialismo, tiene que elevar la conciencia del deber social, de no hacerlo se producirá, necesariamente, una restauración con altas posibilidades de una transición fascista.
En la tarea de la construcción de esa conciencia la revolución puede cometer errores, serán corregibles. Lo que no puede permitirse la revolución es ignorar la lucha interna, hacerlo es dejar el campo abierto a las tendencias antisocialistas y entregar el proceso con los ojos vendados en las fauces de los neocapitalistas.
No hay duda, la aprobación de esta ley nos evidencia la existencia de una corriente interna restauradora y antisocialista, que le está haciendo mucho daño a la revolución. Están restaurando la economía capitalista, y también la conciencia capitalista; le están dando golpes mortales al Rumbo al Socialismo.
Privatizar las cárceles es transformar claramente, sin tapujos, a seres humanos en objetos, en piezas, en mercancías, y entregarlos a la voracidad de la empresa privada. Un duro golpe al empeño de transformarnos en una sociedad donde el humano esté en el centro de todos los afanes, un duro golpe al Socialismo. Pero, además, es reconocer que la empresa capitalista puede resolver mejor que la sociedad, que el socialismo, los problemas de todos. Es la capitulación de la revolución, es claudicar del camino revolucionario y tomar el atajo de la más grosera restauración neoliberal.
La aprobación de esa ley en La Asamblea Nacional, es muestra de que existe una agresiva corriente restauradora, antisocialista, en el interior de la revolución bolivariana, una corriente francamente neoliberal. El combate a estas desviaciones debe ser nuestro objetivo en la necesaria batalla de ideas.
Esta corriente tiene como una de sus principales armas el chantaje de la proximidad de las elecciones y la supuesta necesidad de mantener la unidad. De esta manera, consiguen una especie de impunidad para avanzar a pasos acelerados en la restauración.
Los revolucionarios estamos cometiendo un grave error con el silencio y la inercia. La revolución no puede suspenderse para retomarse luego. Eso nos aísla de las masas, y cuando pretendamos volver, cuando pidamos al pueblo que nos acompañe en el camino socialista, estará atrapado por la conciencia capitalista y será nuestro enemigo.
¡Unidad socialista!
¡Avances del capitalismo, son retrocesos del Socialismo!
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialista!
¡Socialismo o muerte!

7.6.06

LOS VERDUGOS

Las victorias de Alan García y de Uribe, llaman a una necesaria reflexión: cómo es posible que un pueblo algunas veces elija a sus propios verdugos, y en otras ocasiones de muestras de extraordinaria elevación altruista.
La respuesta tiene dos caras, por un lado las clases dominantes, los verdugos, capturan la conciencia popular, en eso basan su dominación, dicen los clásicos que la principal arma del dominador es el alma del dominado. Para esta dominación se valen de los medios de comunicación, de la escuela, las artes, etc. Toda la espiritualidad de una sociedad la ponen al servicio de la colonización de la conciencia popular. Todo al servicio de que el sistema que favorece al verdugo sea aceptado por las víctimas. Así se explica cómo los alemanes eligieron a Hitler, o que los norteamericanos eligieran a Bush, o que Alan gane en Perú. Significa que esos pueblos quedaron a merced de las clases sociales dominantes.
Frente a esto, dos corrientes intentan romper esta situación.
Los idealistas populistas postulan que el pueblo, instintivamente, encuentra el camino hacia su redención. Esta corriente de pensamiento es enemiga de la organización nacional, de los líderes nacionales, y de las teorías revolucionarias. También son enemigos del Estado, de cualquier Estado. Disfrazan su posición en un supuesto amor por el pueblo, cuando en realidad lo privan de sus mejores armas, la teoría, la organización y el liderazgo. Condenan a la masa a no tener dirigentes, para ellos pueblo es sólo el pueblo sin conciencia. Fragmentan el binomio pueblo-dirigente, pueblo-vanguardia, que es la expresión del pueblo conciente. Sin este binomio los humildes son condenados a un collar de derrotas.
Por su parte, la teoría revolucionaria propone que la lucha por la emancipación de los pueblos es en esencia la lucha por la conciencia de la sociedad. Los triunfos de Fidel, Chávez y Evo, significan que la conciencia del deber social, que es la conciencia de la Revolución, se instaló en grandes sectores de la población y así se concretó el triunfo revolucionario. El binomio vanguardia-pueblo se hizo fuerte, cumplió su papel y condujo al triunfo.
Esa es la explicación de fondo, esa es la enseñanza más importante de las últimas elecciones en el continente: es necesario elevar la conciencia revolucionaria en los pueblos, esta conciencia no se adquiere espontáneamente, es labor de las vanguardias.
Hay otra enseñanza, la lucha revolucionaria se dilucida en la conciencia social, en la conciencia del colectivo. Si la Revolución, si la conciencia del deber social no avanza, indefectiblemente avanzará la conciencia capitalista, la del egoísmo, y los pueblos retrocederán en el camino de su redención y elegirán a sus verdugos. La historia tiene ejemplos claros y crueles de esta afirmación.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es Socialismo!

LOS VERDUGOS

Las victorias de Alan García y de Uribe, llaman a una necesaria reflexión: cómo es posible que un pueblo algunas veces elija a sus propios verdugos, y en otras ocasiones de muestras de extraordinaria elevación altruista.
La respuesta tiene dos caras, por un lado las clases dominantes, los verdugos, capturan la conciencia popular, en eso basan su dominación, dicen los clásicos que la principal arma del dominador es el alma del dominado. Para esta dominación se valen de los medios de comunicación, de la escuela, las artes, etc. Toda la espiritualidad de una sociedad la ponen al servicio de la colonización de la conciencia popular. Todo al servicio de que el sistema que favorece al verdugo sea aceptado por las víctimas. Así se explica cómo los alemanes eligieron a Hitler, o que los norteamericanos eligieran a Bush, o que Alan gane en Perú. Significa que esos pueblos quedaron a merced de las clases sociales dominantes.
Frente a esto, dos corrientes intentan romper esta situación.
Los idealistas populistas postulan que el pueblo, instintivamente, encuentra el camino hacia su redención. Esta corriente de pensamiento es enemiga de la organización nacional, de los líderes nacionales, y de las teorías revolucionarias. También son enemigos del Estado, de cualquier Estado. Disfrazan su posición en un supuesto amor por el pueblo, cuando en realidad lo privan de sus mejores armas, la teoría, la organización y el liderazgo. Condenan a la masa a no tener dirigentes, para ellos pueblo es sólo el pueblo sin conciencia. Fragmentan el binomio pueblo-dirigente, pueblo-vanguardia, que es la expresión del pueblo conciente. Sin este binomio los humildes son condenados a un collar de derrotas.
Por su parte, la teoría revolucionaria propone que la lucha por la emancipación de los pueblos es en esencia la lucha por la conciencia de la sociedad. Los triunfos de Fidel, Chávez y Evo, significan que la conciencia del deber social, que es la conciencia de la Revolución, se instaló en grandes sectores de la población y así se concretó el triunfo revolucionario. El binomio vanguardia-pueblo se hizo fuerte, cumplió su papel y condujo al triunfo.
Esa es la explicación de fondo, esa es la enseñanza más importante de las últimas elecciones en el continente: es necesario elevar la conciencia revolucionaria en los pueblos, esta conciencia no se adquiere espontáneamente, es labor de las vanguardias.
Hay otra enseñanza, la lucha revolucionaria se dilucida en la conciencia social, en la conciencia del colectivo. Si la Revolución, si la conciencia del deber social no avanza, indefectiblemente avanzará la conciencia capitalista, la del egoísmo, y los pueblos retrocederán en el camino de su redención y elegirán a sus verdugos. La historia tiene ejemplos claros y crueles de esta afirmación.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es Socialismo!

6.6.06

LA GOTA

Cuando nos cae una gota de agua en la cabeza, nos ponemos alertas. Si a esa primera gota la siguen dos más, no esperamos otro aviso, deducimos que viene lluvia y hacemos los arreglos para afrontarla, buscamos paraguas o refugios. Asimismo es la política. Allí el éxito estriba en comprender las gotas que anuncian el futuro, y tomar las providencias.
Las gotas siempre están cayendo, sin embargo, no todos las interpretan, existen cantidad de obstáculos que impiden su comprensión. Veamos. Hay una tendencia a sólo ver lo que nos conviene. El caso más frecuente, y no por eso menos patético, es el de los candidatos presidenciales que ignoran todas las señales, todas las gotas. No creen en encuestas, y tampoco en que sus mítines son pobres, pero, si los saluda una señora y un niño, magnifican el hecho y lo toman como signo de triunfo seguro.
Si la gota presagia tormenta, la ignoramos, nos refugiamos en el mundo de la imaginación y esperamos un milagro. Si la gota contradice lo que piensan los superiores, la ocultamos, son pocos los superiores que valoran las gotas adversas. Es difícil, se necesita mucha valentía para analizar las gotas correctamente.
Para los revolucionarios es imprescindible entender los mensajes que traen las gotas, las señales que nos manda el futuro, de eso depende el éxito de la revolución. El Che predijo, veinte años antes, la caída de la Unión Soviética, cuando nadie creía, cuando hablar de eso era una locura o un extremismo. Y la valentía del análisis del Che, lo correcto de su apreciación, salvó a Cuba y a la posibilidad socialista para la humanidad.
En Venezuela debemos estar atentos a las gotas. Bush manda muchas gotas, esas presagian intervención, no hay dudas. Chávez envía muchas gotas, esas anuncian dignidad. El pueblo protesta desordenadamente, esas gotas anuncian desorganización. En las elecciones pasadas hubo mucha abstención, esas gotas anuncian confusión. Venezuela, Cuba y Bolivia están más unidas que nunca, esas informan redención. Llegaron los Kalashnikov, esas gotas avisan preparación. Hay socialismo y hay también capitalismo, esas gotas dicen conflicto. Hay conciliación a montón, esas gotas presagian plan restaurador. Crece el crédito al consumo superfluo, esas gotas indican extravío. Se trancan autopistas y calles por pequeñeces, esas gotas denuncian inconciencia de deber social. Chávez dijo “Socialismo o Muerte”, esa gota marca la esperanza.
El deber de los revolucionarios es ver las señales, analizarlas con valentía, sin miedo a equivocarse. Un error nunca debe ocultarse, al contrario, debe discutirse abiertamente, esa es la única manera de corregirlo, y ya sabemos que revolución que no corrige errores se pierde. Nunca una revolución se ha perdido por discutir sus errores, en cambio muchas se han perdido en evasivas mediocres.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

5.6.06

ATAJOS AL PASADO

La conciliación es tenaz en su necedad. Contra toda lógica, contra toda realidad, se empeña en ver una oposición democrática irreal, imposible. Los pretendidos demócratas de oposición nos recuerdan aquel cuento del rey que se paseaba desnudo por las calles, y fue la sinceridad del grito de un niño: ¡el rey está desnudo!, lo que trajo a la realidad a aquella gente. Hoy nos hace falta un niño que grite: ¡no son demócratas!
Por más piruetas que hagan los conciliadores internos, siempre Julio, Manuel y Teo serán demócratas o terroristas de acuerdo a como sople el viento que favorezca sus intereses.
Pero, por qué ese empeño en ver lo que no existe. Expliquemos.
Hay dos componentes en la actitud conciliadoras: primero la necesidad que emana de las entrañas económicas del proyecto restaurador, que requiere volver al pacto de punto fijo, forma política de un capitalismo rentista dependiente; pero hay un segundo componente, es la candidez. Veamos.
Los ingenuos piensan que las formas políticas son independientes de las realidades sociales. Se olvidan que mientras existan clases sociales, las libertades, por tanto la democracia, será un concepto ligado a los intereses de los grupos sociales que la ejercen.
La democracia de los oligarcas, es la libertad de ellos para expropiar al pueblo humilde de la riqueza material y espiritual, es la libertad para reprimir los brotes emancipadores que vienen de los humildes. En contraste, la democracia, la libertad de los humildes, es la libertad de nosotros, de los humildes, para construir un mundo donde el hombre sea el centro de todos los afanes, el individuo realice toda su potencialidad dentro de la sociedad, y la sociedad sea albergue y manto de todos sus miembros.
Queda claro que los intereses son contrarios, las democracias son opuestas.
La democracia no es un concepto aéreo desligado de quien la ejerza. De allí, que la capacidad democrática se puede medir por el proyecto de país donde milite la persona. Así, Teo, Julito y Manuel, serán demócratas sólo para defender sus intereses oligarcas, y cuando estos intereses mezquinos estén en peligro, entonces no vacilaran en, desnudos, ponerse del lado de la dictadura, apoyar aventuras golpistas, aceptar el magnicidio, hacer guarimbas, ir a Miraflores a firmar, y no vacilaran en confinar a los humildes a los ghetos y las catacumbas.
Chávez, esta Revolución, que es la redención de los humildes, no favorece los intereses oligarcas. Por eso, aquí en la Venezuela revolucionaria, la democracia de los oligarcas siempre será hipocresía.
No busquemos atajos al pasado, aquí el único camino franco es el salto adelante hacia el Socialismo.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

OLIGARQUÍA Y CAPITALISMO

Los oligarcas pasan, la oligarquía queda. Confundir los hombres con el sistema es un error que ha marcado la historia nuestra, y ha postergado los sueños de redención que desde Bolívar acompañan a estos pueblos.
Bolívar derrota a los españoles, pero deja intacto lo fundamental de las relaciones sociales de la oligarquía española. Fue derrotado en su intento de acabar con la esclavitud, con el latifundio, con la cultura oligarca. El resultado fue que los españoles regresaron a España, y aquí en Venezuela retoñaron, con fertilidad tropical, nuevos oligarcas. Manuelita Sáenz, con su espíritu justiciero, captó muy bien esta situación cuando al final de la guerra le preguntaba al Libertador: para qué hicimos la independencia, si los pobres siguen en la pobreza. Entendía que los oligarcas españoles fueron expulsados, pero la oligarquía, las relaciones oligarcas, seguían, ahora con nuevos actores.
Las revoluciones deben cambiar radicalmente las relaciones económicas y sociales de la sociedad, o corren el riesgo de restauración.
En Venezuela los cambios revolucionarios se han dado en forma acelerada: acabamos con el analfabetismo en tiempo record, esto es importante, ya lo decía el Libertador, “pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”; se ha paliado la deuda social, las casas de alimentación, los Mercal, Barrio Adentro son muestra de la voluntad de la revolución de colocar al humano en el centro de todos los motivos; y el ALBA es un paso decisivo en la construcción de un territorio donde las relaciones sean solidaridad y no de competencia.
Hemos avanzado, de eso no hay duda, y ese avance ha hecho que la oligarquía nacional y extranjera, la nueva y la vieja, detecte a la revolución como su enemiga, por eso corremos peligro.
Uno de los peligros emana de la agresión exógena, a esa ya la conocemos, es la que vimos en acción en abril y diciembre, es propia de la vieja oligarquía, la hemos derrotado varias veces y la seguiremos derrotando. Pero hay otro peligro, el que emana de la agresión endógena. Se origina en la permanencia en la sociedad de estructuras caducas, de relaciones económicas, instituciones, cultura y posibilidades oligarcas.
Derrotamos a los viejos oligarcas, los desplazamos, eso es verdad, pero si dejamos intactas las posibilidades de que unos hombres se enriquezcan a costa de la riqueza social, si dejamos intacta la ética que valora esa riqueza, es decir, enriquecerse a costa de la sociedad, es aceptado como una medida de éxito. Entonces estaremos creando las condiciones para el retoño de una nueva oligarquía, que necesariamente hundirá a la Revolución.
Ya se comienzan a ver los retoños oligarcas, las denuncias, los rumores, los señalamientos aumentan cada día. Es necesario que comprendamos que, mientras exista capitalismo, habrá oligarcas.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialista!

MISCELÁNEAS 6

1. Los tanques pensantes del imperio, detectaron que la gran fortaleza de la Revolución Bolivariana reside en la conexión amorosa entre el Comandante y el pueblo humilde. Los fracasos del 11 de abril y del sabotaje petrolero, tienen su fundamento en subestimar este elemento. Por eso, ahora lanzan una campaña cuyo primer eslabón es minar está conexión.


2. La fiesta brava tiene su fundamento en la errada embestida del toro. Si la fiera tuviera capacidad de análisis, si pudiese comprender con claridad la situación, no embestiría el trapo rojo, y desaparecerían toreros y fiesta. Asimismo sucede en la lucha de los pueblos, la dominación se basa fundamentalmente en la capacidad de engaño que tengan las clases dominantes.

3. La araña sonríe tras su tela, confía en que algún hilo de la fina malla atrapará al incauto insecto. Ella es infalible, la única posibilidad de victoria es captar la magnitud de la tela que se tiene enfrente. Sólo los avisados la detectan, la mayoría de los hilos son imperceptibles. Los cándidos sólo atienden distracciones y, desprevenidos, siguen su alegre vuelo para despertar de su ilusión aterrados a merced de su enemigo. El imperio norteamericano urde su red de dominación de manera semejante a las arañas. Muchos son los hilos de su poder, y pocos los que las víctimas perciben.


4. Leí en una hoja suelta de enciclopedia una noticia sorprendente que invita a repensarnos. Dice el libro, que un hijo de Don Quijote arribó a costas venezolanas y asentó familia. Pasado el tiempo, los genes del gran soñador deambulan entre nosotros. Si la noticia es cierta, y yo lo creo así porque lo corrobora Bolívar cuando se dice gran majadero de la historia junto a Cristo y Don Quijote, entonces, además de su importancia literaria, estamos frente a la explicación sociológica de nuestro comportamiento histórico.


5.
Primer error: contabilizar los votos chavistas del referéndum del 15 de agosto como votos pasivos, que están depositados en un almacén para usarlos cuando queramos. Segundo error: tratar de conquistar votos antichavistas haciendo concesiones, y pensar que esas concesiones no influirán en la intención de votos bolivarianos e inducirán a la confusión, al desencanto, a la abstención. Tercer error: intentar conseguir votos a cualquier costo, por encima de las secuelas que pueda dejar. Los ingenuos piensan que las formas políticas son independientes de las realidades sociales. Se olvidan que mientras existan clases sociales, las libertades, por tanto la democracia, será un concepto ligado a los intereses de los grupos sociales que la ejercen.

6. Los ingenuos piensan que las formas políticas son independientes de las realidades sociales. Se olvidan que mientras existan clases sociales, las libertades, por tanto la democracia, será un concepto ligado a los intereses de los grupos sociales que la ejercen.

LA PUGNA

La política, en esencia, es la pugna de las diferentes clases sociales por el control de la riqueza de una sociedad para ponerla al servicio de su proyecto de país. De lo anterior se deduce que si queremos estudiar la situación política, debemos empezar por estudiar las clases sociales que se disputan la riqueza, la forma como se la disputan, y sus proyectos de país.
En Venezuela son varias las clases que pugnan por la renta petrolera, principal riqueza nacional, y varios los proyectos de país. Hoy queremos referirnos a dos clases, la clase obrera y los excluidos, sus proyectos, sus formas de disputarse la renta.
Es pequeño el papel organizador de la clase obrera en un país de capitalismo periférico como el nuestro, y más todavía en un país rentista. No obstante, su papel es importantísimo como generador de conciencia revolucionaria. Ahora bien, el papel de masa crítica de la lucha liberadora corresponde a los excluidos. Estos son la mayoría.
Siendo así, los excluidos, que han sido la base social de la revolución bolivariana, necesitan de la labor cohesionadora, disciplinante, organizativa, de la ideología de la clase obrera. Si se extravía la clase obrera en conquistas económicas subalternas, en el mismo economicismo de siempre, en las ficciones cogestionarias, si se deja capturar por los cantos de sirena de la pequeña burguesía; y desatiende su tarea principal, conducirnos hacia el Socialismo, entonces traicionará su papel histórico.
En el gobierno ha prevalecido la ideología de la pequeña burguesía. Así se explican las piruetas económicas que driblan la base económica del Socialismo, y se explica el simultáneo estímulo a formas pequeñas de capitalismo, que no hacen otra cosa que vehicular la entrada de formas más evolucionadas de capitalismo.
Es así, que los excluidos, si bien han sido atendidos por las Misiones, han quedado huérfanos de formación política y de conciencia revolucionaria. En ellos se ha estimulado el egoísmo y se ha debilitado su participación como base social del avance revolucionario.
Este sector, al quedar a la deriva, comienza a pelear por su cuota de renta petrolera de la única manera que por ahora sabe: cerrando calles, chantajeando frente a un acto importante, secuestrando funcionarios, escribiendo chismes, etc.
Es imprescindible, a la par de la ayuda filantrópica, construir conciencia revolucionaria en los excluidos, conciencia del deber social, combatir el egoísmo, inculcar los valores socialistas y combatir los valores capitalistas. Es en esto que es imprescindible la labor educativa de los trabajadores.
Por eso el congreso de la UNT, fue una muestra de lo mucho que falta por hacer. Los trabajadores deben encontrarse con su ideología, derrotar las desviaciones pequeño burguesas, y conducir, con su ejemplo y con su prédica, al resto de la sociedad, hacia el socialismo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!

LOS INVASORES NACIONALES

Mucha gente se prepara con ahínco para enfrentar la invasión del imperio, la imaginan viniendo por la costa, que se plagará de musiues catiritos y ojos azules, portando cascos con banderas de barras y estrellas, equipamiento completo, al son de una marcha triunfal de los marines, algo así como los desembarcos que nos pinta Hollywood. Puede ser, no vamos a decir que se equivocan, uno nunca sabe con que saldrá el imperio. Pero la tendencia en estos días de guerra de cuarta generación es otra. Veamos.
Aparece un nuevo componente de la guerra de cuarta generación, los invasores nacionales. Esta perversa modalidad consiste en invadir un país usando sus propios nacionales. Expliquemos.
Nosotros hemos sufrido dos invasiones, sobre ellas triunfamos sin percatarnos que eran invasiones. La primera fue el golpe de abril, dirigida por militares norteamericanos que operaban desde la embajada y desde sus oficinas en fuerte Tiuna, usaron como tropa de asalto a militares venezolanos. La segunda modalidad de invasión la devela el General Raúl Salazar, renegado ministro de la defensa, quien declara al periodista Giusti que el imperio siempre tiene un plan para invadir a cualquier país del planeta, y que el plan para invadir a Venezuela tenía el código J5, que consiste en atacar los centros lucrativos de la nación. Hasta un niño se dará cuenta que este plan de invasión fue el que aplicaron en el paro petrolero. Lo del paro petrolero fue una invasión con nacionales.
Hoy están desarrollando una nueva invasión. Ya ocupan la patria muchos invasores nacionales, cédula venezolana y rodillas en Washington, todos tienen diferentes papeles en la invasión desde adentro: Maria Corina es una invasora, tiene su papel, quién lo duda, y Quiroz Corradi evidentemente también es un invasor. Pero hay otros más difíciles de detectar, es el caso de Teodoro. El hombre se mimetiza muy bien, pero sin duda es un invasor. Develemos la infamia.
Quiroz Corradi, soldado imperial, nos habla en su columna del domingo de una organización llamada “Diálogo Interamericano”, que se encarga de adelantar planes que beneficien a las transnacionales. Esta organización es financiada por poderosos grupos económicos, desde la Coca Cola, pasando por la IBM, hasta el Grupo Cisneros. Diálogo Interamericano, nos dice Quiroz, elaboró un informe que trata del funcionamiento de la OEA, dicho informe es una invitación y una justificación de la invasión a Venezuela.
Ahora bien, cuando investigamos a los miembros de este “Diálogo Interamericano”, nos conseguimos a una gran cantidad de candidatos presidenciales, como la derechista Lourdes Flores, que tendrían como tarea impulsar los planes del imperio. Por Venezuela aparece el inefable Teodoro, quien tendría la tarea de adelantar los planes antipatriotas contra Venezuela. Aquí se hace pasar por izquierdista, mientras mantiene encaletadas relaciones maritales con el imperio.
La invasión está en marcha. Los invasores están aquí.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!

LA CRÍTICA.

Cuando se pierde la capacidad de crítica, necesariamente viene un estancamiento, se produce un extrañamiento de la realidad y, por lo tanto, se pierde una de las facultades que nos caracteriza como seres humanos, el aprendizaje. La pérdida de la crítica, es pérdida de la posibilidad de análisis. En un individuo es grave, pero en la dirección de una Revolución necesariamente la condena al fracaso. Veamos.
Las direcciones revolucionarias se alimentan de su relación con el pueblo, es en este vínculo, pueblo-dirección, que se sustenta el proceso revolucionario. Cuando este enlace se pierde, el pueblo queda a la deriva y la dirección se incomunica en una ficción de país. Ahora bien, la unión pueblo-dirección tiene como uno de sus fundamentos la crítica. La dirección actúa, propone, ejecuta, pero es la crítica, el juicio del pueblo, el que le informa lo acertado y aceptado de su actuación, permitiendo los ajustes. Es la crítica la que le impide aislarse en un mar de soberbia.
La importancia de la crítica se evidencia en la historia patria. La vida del Libertador se puede enmarcar dentro de dos críticas: El Manifiesto de Cartagena, impugnador de la República boba; y su testamento, “he arado en el mar”. La Revolución que hoy vivimos nace de un reconocimiento crítico, el célebre “por ahora”. Fidel Castro nos da una lección de la importancia de juzgarse, cuando en su discurso de la Universidad de La Habana, declara, con la valentía del que sabe que en eso va la vida, que la Revolución Cubana puede revertirse de no corregir los errores.
De lo anterior se deduce que la capacidad de crítica de un pueblo, nos dará la medida del avance de una Revolución. Al principio los señalamientos vienen cargados de la cultura de la dominación, cuando las masas aplastadas y desinformadas criticaban lo pequeño, lo hiriente, lo doméstico, era esa una manera de manifestar su descontento, eran inofensivos.
Es tarea de la Revolución transformar esa crítica pequeña, mezquina, en la crítica con grandeza, la que ayuda a la redención de los pueblos. No obstante, la dirección debe oír toda crítica, en todas hay una enseñanza y una alerta. Ya lo dijo un clásico revolucionario, prefiero una crítica a mil halagos. Quien me critica es mi amigo, quien no me critica es sospechoso. La historia no registra un caso en el que oír una crítica le hizo daño a la Revolución, sin embargo, conoce casos en que por no escuchar las críticas se derrumbaron edificios revolucionarios que se creían eternos. Podemos terminar diciendo, parafraseando a los clásicos, sin crítica revolucionaria no hay Revolución.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!

DETENERNOS ES PERECER

Contrario a lo que piensan algunos políticos de medio pelo, en este país no hay otra salida que la profundización del Socialismo, por eso los subterfugios para evitar su avance sólo consiguen acercarnos al abismo.
La aceptación de Comandante Chávez en el corazón del pueblo, la siembra de la Revolución en el alma de los humildes, surge de los avances hacia el Socialismo. Por el contrario, la frustración, el desengaño, el desconcierto, aparecen cuando extraviamos el camino y nos acercamos a territorios capitalistas.
Las Misiones, territorio espiritual socialista, donde se ejerce la relación amorosa, sostienen a la Revolución. Nadie duda de esta afirmación, las misiones estimulan la conciencia del deber social, y ya sabemos que la moral altruista es propicia para las grandes tareas de defensa de la patria, de los sueños, del camino de redención.
Ahora bien, las acciones económicas y políticas que apuntalan al capitalismo, cuando intentamos resolver problemas sociales usando las armas melladas del capitalismo, y a los propios capitalistas, debilitan a la revolución, porque esas conductas estimulan el egoísmo, y ya sabemos que conciencia egoísta es oportunista, se va con el mejor postor, sólo es adecuada para acciones mezquinas.
Así como es impensable una revolución socialista que no supere al capitalismo, es también impensable a Chávez sin una Revolución Socialista. De aquí, entonces, que acción que fortalezca al capitalismo, es acción que debilita al Comandante.
El llamado chavismo sin Chávez impulsa el Capitalismo. En contraste, los verdaderos chavistas son los que impulsan el Socialismo.
Es por eso, que los chavistas proponemos ir a estructuras sociales socialistas. Más allá de las necesarias acciones no estructurales encaminadas a solventar la deuda social de manera inmediata, debemos emprender la construcción de zonas socialistas, en las que la propiedad de los medios de producción sea de la sociedad toda, la distribución sea equitativa, y la organización social permita a los ciudadanos la participación, desde los asuntos locales hasta los asuntos internacionales. Donde cada uno, siguiendo el principio bíblico, aporte de acuerdo a su capacidad, y cada uno reciba de acuerdo a su necesidad.
De todo lo anterior se desprende que la marcha hacia el socialismo, para nosotros, para el pueblo venezolano, para el continente y para el mundo, es un asunto de vida o muerte. La escogencia es forzosa.

¡Socialismo o muerte!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

LAS TRES MUJERES

Érase una vez, tres mujeres que vivían en un lugar del planeta de cuyo nombre no quiero acordarme. Las tres mujeres deseaban tener hijos.
La primera, rogaba a Dios por un hijo, pero no quería trato con hombre.
La segunda, elevaba sus plegarías a Dios para engendrar, pero no quería sufrir los dolores de parto.
La tercera, rezaba todo el día pidiendo salir sólo medio preñada.
De esta manera y con estas voluntades iban pasando los días de las tres mujeres…
Al cabo de unos años, pasó un circo por el pueblo de las tres mujeres, y después de nueve meses, las tres tenían hijos, las tres habían sufrido dolores de parto, las tres conservaban gratos recuerdos de la visita del circo.
Moraleja:
La naturaleza, la realidad, en última instancia determina la marcha de la vida, o dicho en sencillo, deseos no empreñan.
De este antiguo cuento deberían aprender los que quieren hacer Revolución, los que quieren superar al Capitalismo sin trauma, o mejor, los que quieren parir una nueva sociedad sin dolores de parto.
La Revolución es un hecho natural en la que participa la voluntad de los protagonistas, pero, en última instancia, es la realidad, la naturaleza social, la que impone sus designios.
Hoy, en la Revolución Bolivariana, hay tendencias que se comportan como las tres mujeres. Le ponen condiciones a la marcha del Socialismo. Ruegan por una Revolución, pero al mismo tiempo no quieren relaciones de producción socialistas, es decir, evitan la propiedad social de los medios de producción, inventan diez mil laberintos para no hacer lo que hay que hacer si se quiere una Revolución socialista: que la propiedad de los medios de producción pase a manos de la sociedad toda, única manera de acabar con el absurdo de que unos hombres sean dueños del tiempo de otros hombres, única manera de acabar con el fraude de que unos hombres se apropien del trabajo de otros hombres, única manera de acabar con el trabajo enajenado, única manera de acabar con el Capitalismo.
¡Única manera de hacer una Revolución Socialista!
Elevan plegarías por una revolución, pero no quieren los ineludibles inconvenientes que ella trae, sólo quieren los beneficios, pretenden eludir los dolores de parto.
Rezan todos los días por una Revolución controlada, que sólo sea hasta la mitad, únicamente en ciertas áreas.
Ruegan por una Revolución que beneficie a todos, a los oligarcas apropiadores de lo ajeno, y al humilde despojado.
Sueñan con una Revolución aceptada por los contrarrevolucionarios, a los que llaman a conciliar.
¡Ilusos! Un día llegará un circo, y la naturaleza se impondrá sobre los deseos, la voluntad quedará sometida a la realidad, y habrá que romper los huevos para hacer la tortilla.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!