Entre promesas
y acusaciones nos acercamos a las elecciones del 16 de diciembre. Todos ofrecen
todo. Es un rito de obligatorio cumplimiento: quien no ofrezca queda por fuera,
su dimensión se mide por lo que sea capaz de ofrecer. No se habla de la posibilidad
de realización, eso no entra en la ceremonia, nadie reclama, hay un acuerdo
tácito entre promitentes y prometidos: Promesas electorales se las lleva el
viento.
Entre ofertas y promesas aparecen las acusaciones para
darle un poco de sabor a la contienda. Si alguien hiciera un libro con ellas
pasaría a la historia de la literatura como el fundador de un nuevo género.
Algunas son arqueología pura, por ejemplo, aún encontramos “sayonas” que acusan
de ¡comunismo! como acusaban a Miranda de masón, o jacobino. Es el mismo estilo
que utilizó hitler para justificar sus masacres y nadie la refuta. Otro acusa
de abandono, aquel de invasión extranjera. Acusan de retención de recursos.
Es así, entre promesas y acusaciones pasan los días
mientras la teoría no aparece en la mesa de discusión. La trivialidad toma
cuenta del escenario. Las elecciones burguesas cumplen su papel.
Ganaremos, de eso no hay dudas, el campo oligarca está vacío por ahora, sin
embargo allí se recomponen las fuerzas, la clase dominante no entrega su
jefatura sin pelear, y a esta burguesía le quedan aún muchas opciones
paraelectorales.
Siendo así, es necesario ganar y simultáneamente
formar, concientizar, a la población, a nuestra base social, prepararla para
las dificultades que vienen.
El mundo se aproxima a una época de grandes cambios,
los bloques imperiales disputan hegemonías, los llamados países emergentes
disputan mercados y también materias primas combustibles, saben que la llave de
su mundo es la energía. Todo esto nos coloca en situación especial: podemos
terminar siendo colonia de nuevos polos imperiales, o podemos librarnos del
yugo y construir un verdadero polo alternativo al capitalismo: el Socialismo.
Para esto es necesario un pueblo concientizado,
politizado, imbuido de su papel histórico. Las elecciones burguesas, que fueron
calificadas por alguien como el "moderno opio de los pueblos”,
deben ser convertidas por la Revolución en cátedras de formación. Ganar
educando, esa debe ser la consigna.
Pero ¿por qué no se hace? ¿Por qué vamos a las
elecciones y adoptamos su lógica burguesa? ¿Por qué nos conformamos con una
participación clientelar?
Las elecciones son escenario de la profunda confrontación
ideológica que ocurre en la Revolución , en ellas se expresa la restauración,
el reformismo, el deformismo, expresiones que se sienten cómodas con las reglas
del juego burgués. Y también concurre la corriente revolucionaria que entiende
que aún debemos cargar con el fardo de las elecciones burguesas, pero que
debemos darle otro contenido a lo electoral.
Ahora en las elecciones de gobernador es necesario
votar por los candidatos del Comandante Chávez, esa es la única manera de
mantener viva la esperanza, de avanzar, de rectificar y fortalecer la
posibilidad revolucionaria.
¡Con Chávez es con sus candidatos, lo demás es
traición!
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