Venezuela,
dando muestras de la visión humanista que es propia del Socialismo, debería
proponer un Gran Tribunal Mundial para la Preservación de la Humanidad.
A la convocatoria acudirían seguro las mejores mentes del planeta.
La creación de este tribunal es un deber de la
Revolución , es un enfrentamiento en concreto con el sistema capitalista que
debemos superar, es un centro de concientización del mal que produce, un paso
hacia la visión integradora del humano, un adelanto en la formación de una
verdadera unión de las naciones, la unión de la humanidad. Un pueblo se
empodera verdaderamente en la medida que toma conciencia de su dimensión de pertenencia
a la humanidad, en la medida que se entiende perteneciente a la especie y corre
su misma suerte.
El tribunal será un medio formador de conciencia del
nuevo rumbo que debe tomar la humanidad, so pena de extinguirse. Mérida, con su
Sierra Nevada herida de capitalismo, puede ser la sede. Universidad y pueblo
están sensibilizados para ser motores de esta idea. El nuevo gobernador Alexis,
en su plan de gobierno tiene como punto central el rescate de lo mejor del
humano, del medio ambiente como templo de la vida. Seguramente impulsará la
idea.
El tribunal debe ir acompañado de un Instituto para el
estudio del impacto ambiental, e investigar, por ejemplo, cuántas especies y
cuáles se extinguen, cuáles están en peligro, y relacionar esta pérdida con la
acción del capitalismo. Allí se deben estudiar las medidas para contener y
enfrentar el deterioro del ambiente. Pero sobre todo debe ser un instituto
político, de cuestionamiento científico del capitalismo, de enaltecimiento del
Socialismo.
La Revolución, nuestra Revolución, ya es hora de que
avance hacia niveles superiores de cuestionamiento del capitalismo, del egoísmo
que le sirve de fundamento. Sólo yendo al centro del problema humano, de su
existencia, podremos entender la necesidad urgente del Socialismo, dejaremos de
dar vueltas en un mismo sitio, de deslavar el término, le daremos la
profundidad, la fuerza de su significado, lo reverenciaremos como instrumento
único de salvación de la vida. Superaremos lo trivial de una existencia de
sobrevivientes en el mundo de las mercancías, de las cosas.
Sólo así valdrá la pena la Política , convirtiéndola
en la ciencia y el arte de vivir, de construir y defender una especie armónica,
dejar de ser una humanidad suicida, asesina de la vida.
La humanidad tiene tribunales para la defensa de los
derechos humanos, pero no tiene tribunales para la defensa de la naturaleza.
Tiene tribunales de comercio, las grandes fábricas disputan los inventos, las
patentes, esos tribunales traducen el impacto ecológico a dólares, cuantifican
a la naturaleza en dinero. Así, un derrame en el Golfo de México lo paga la
British Petroleum en dólares. A la civilización del capitalismo ningún tribunal
la cuestiona.
Es deber de esta Revolución, de sus dirigentes, de sus
gobernadores, de sus candidatos, elevar la mira, apuntar al fondo del problema
humano… Si no lo hacen ellos, ¿quién lo hará?
¡Con Chávez, Humanistas!
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