Una correcta
apreciación de la historia nos permitirá otear el futuro. Conociendo lo que ya
está agotado, lo viejo, percibiremos los brotes de lo nuevo, detectando lo que
está por desaparecer podremos percibir lo que está por surgir. Historiemos.
Después de la dictadura de Pérez Jiménez, que podemos
catalogar de gobierno desarrollista, vino un período socialdemócrata:
elecciones burguesas, dictadura oligarca que tomó forma de
pseudodemocracia sustentada en el reparto de la poca renta que dejaba el
imperio, entrega de las riquezas naturales, vivir de las regalías y sumergirse
en la cultura del consumismo. Con bonanza, fiesta, y al bajar los altos
precios, fin de la merienda. De esta forma se garantizaban los dos objetivos
del imperio. Uno, envilecer a la masa, fragmentarla, neutralizarla, y el otro,
disponer de las riquezas, de petróleo barato.
Esta forma de la dominación les funcionó durante 50
años, hasta que ya no soportó la contradicción entre la exigencia
populista de fácil beneficio en ascenso infinito, y el ingreso petrolero
menguado. Entonces, el hechizo ya no funcionó y el sistema entró en una
turbulencia que aún vivimos.
Desde el arribo de Chávez entramos en un período de
disputa por la hegemonía. Pero ¿cuáles proyectos disputan la conducción de
la sociedad?
En la escena hay tres proyectos principales:
Uno, la socialdemocracia populista,
repartir la renta hasta que el petróleo aguante. Este proyecto ya dio
muestras de inoperancia, crea una masa ávida de bienes materiales y el petróleo
no alcanza para satisfacer a los amos del norte, a la oligarquía
lacaya, ni a las ansias de los despojados cuyas metas siempre serán
frustraciones. De esta manera se crea una bomba de tiempo que conduce a
estallidos sociales inútiles tipo 27F , a gobiernos que no pueden mantener la
ilusión democrática.
Dos, el proyecto neoliberal imperial, con
un paquetazo, terapia de choque, poner el país al servicio del gran capital
internacional, de los gringos, de las trasnacionales. Este plan necesita
elevada represión, una política de choque que desactive al pueblo y legitime el
saqueo del país.
Tres, el proyecto Socialista que
permita el reordenamiento de la sociedad, una nueva visión de las
necesidades, de cómo satisfacerlas y una nueva concepción de la producción de
acuerdo a estas necesidades, una verdadera Revolución cultural, relaciones
humanas fraternas, relación armónica con la naturaleza, que construya un país,
una sociedad viable, sustentable, basada en la Propiedad Social de los Medios
de Producción, con altos niveles de Conciencia del Deber Social, reducir el
egoísmo a niveles ínfimos y usar la renta para construir esta nueva sociedad.
El proyecto socialista convive en el seno de la
Revolución con una fracción de la socialdemocracia que en lo político usa el
atractivo del pragmatismo para colar pactos y conciliaciones que nos conduzcan
a su forma natural de gobierno, es decir, neo pactos de punto fijo justificados
con presuntas crisis políticas o económicas.
Después del 7 todos los proyectos históricos se
enfrentarán, se agruparán en alianzas naturales y el resultado de esa lucha
será el futuro de este proceso.
¡Con Chávez lealtad!
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