Conocidos los resultados principales de las elecciones
del 7 de octubre tenemos material para analizar el nuevo paisaje político y los
retos para la Revolución Bolivariana.
Lo primero es felicitar y felicitarnos por el triunfo
electoral, que significa la posibilidad de que siga viva la Revolución , de
dirimir las fuertes contradicciones que la habitan, de avanzar hacia más
Socialismo, o sucumbir en las ilusiones socialdemócratas de un mundo con
explotación pero armónico.
Esa pugna es el signo principal del futuro,
determinará el destino de esta sociedad, en otras palabras: la Revolución se
ganó la oportunidad de ¡rectificar! de profundizar el Socialismo, de abandonar
los coqueteos con clases, sistemas de explotación y con sus expresiones
políticas. Lo hace o perece en las miasmas del pasado de donde quiso liberarse.
Los resultados, aunque incompletos, nos dicen que la
distancia entre Revolución y Restauración se acortan en lugar de profundizarse:
de un 26% de diferencia en las elecciones presidenciales del 2006 pasamos a un
lánguido 10%. Perdimos casi 20% de nuestra votación, los análisis preliminares
indican que los perdimos en los sectores pobres y sin aumentar la votación en
los sectores de clase media.
¿Por qué la mengua? La respuesta reside en la esencia
del Socialismo, sin comprenderla estamos destinados al fracaso: el Socialismo
tiene como esencia al amor, a la relación fraterna, al sentido de pertenencia a
la sociedad. El capitalismo tiene como esencia al egoísmo, a las soluciones
individuales. Ese es el fundamento de la batalla, el egoísmo enfrentado en
feroz lucha contra el amor, y hacia allí deben ir dirigidos nuestros esfuerzos.
De aquí se desprenden dos rectificaciones: corregir la
calidad y el destino del mensaje. La base social natural de la Revolución son
los excluidos, los obreros, los barrios, las fábricas. Por eso el mensaje debe
descansar fundamentalmente en el espíritu, en el alma, en la pasión y en el
sentimiento amoroso, no en las clases privilegiadas, no en la recompensa
material que transforma al hombre en un mercenario fácil presa de promesas y
ofrecimientos del capitalismo.
Nuestra política debe ir dirigida a elevar la visión
de la masa pobre, desde lo mezquino de su entorno hasta la visión universal de
la Patria Humana. Sólo así podrá dar justo valor a las circunstancias de su
vida, no tomarán decisiones de importancia universal influidos por factores
locales, un hueco, un apagón. Por mezquindades no lanzarán por los albañales de
la historia a la oportunidad revolucionaria.
Es urgente integrar a la sociedad en un tejido social
nacional que soporte la Conciencia del Deber Social para acabar con el
aislamiento de formas organizativas que hoy son fuente de egoísmo.
Otra rectificación urgente es adquirir una cultura de
la discusión entre revolucionarios. Una Revolución que no discute muere. Es
necesario dotar al pueblo humilde de las herramientas y conocimientos
necesarios para que participe de manera creativa en la construcción de la
teoría y la práctica revolucionaria. El estudio, la
discusión, deben ser las tareas principales de la sociedad. La ignorancia es
contrarrevolucionaria.
¡Viva Chávez!
1 comentario:
KMRADA DEL CARAJO EL DISCURSO, LA REDACCION DEL ARTICULO. PERO LA VAINA ES MAS SENCILLA, NO ES TAN REBUSCADA. SIMPLEMENTE LA DERECHA TIENE MUCHO MAS PODER ALIENACION, DE MANIPULACION QUE LA REVOLUCION,EN RAZON DE SUS INMENSOS PODERES DE LA CANALLA MEDIATICA PRIVADA, Y EN MENTES TAN ELEMENTALES COMO DEL ANTICHAVISMO, CON SU VISION CORTA Y EGOISTA, ENCUENTRA TERRENO PROPICIO PARA QUE, CASI MILAGROSAMENTE, APOYEN Y VOTEN POR SUS PROPIOS VERDUGOS. ASI DE SIMPLE. UN ABRAZO CAMARADA Y SIEMPRE LOS LEO.
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