El mayor
peligro para el Socialismo, la última defensa del capitalismo, no es el
imperio, ni los drones, ni los lacayos locales, el mayor enemigo del Socialismo
es el reformismo que convive con la Revolución.
Sus métodos son sutiles, difíciles de detectar, se
disfraza de revolución, mina, sabotea la acumulación de conciencia
revolucionaria. Usa variadas técnicas, propone formas que estimulan el egoísmo,
el clientelismo, la recompensa material sin creación de conciencia. Enemigo del
trabajo colectivo voluntario, sustituye a la organización social por una suerte
de muchedumbre amorfa sin dirección, sin rumbo e incapaz de tareas complejas,
meras sumas de individualidades, más que reales existen en los trucos
publicitarios y en la mente de sus creadores.
Los reformistas sabotean las respuestas
revolucionarias a problemas concretos y, cuando sus construcciones fallan,
cuando la masa que han descuadernado no puede dar respuestas, entonces ponen el
grito en el cielo, proclaman crisis y sacan de un sombrero de mago como
solución…capitalismo. Ya cumplieron su misión: sabotearon la posibilidad
revolucionaria.
Inventan oportunidades de todo tipo para contrabandear
su solución capitalista. Si se devela un golpe dicen que el diálogo es
necesario para recomponer las fuerzas. Si se gana una elección entonces el
llamado a la concertación es por "la necesidad de reforzar la
democracia." Si entramos al mercosur serán los empresarios los llamados a
producir. Si sube el dólar… pacto, si sube el petróleo… reformismo.
Es que los reformistas no pueden ir más allá del
capitalismo, provienen de la pequeña burguesía, carecen de grandes capitales
pero su alma es capitalista, se sienten y actúan como roquefeler, comen
roquefort, beben 18 años, pero viven en la angustia de caer en las clases
desposeídas que creen que abandonaron.
Cuando el reformista tiene oportunidad de proponer
dirección, cuando los vientos de la tormenta lo llevan a las esferas dirigentes
de una Revolución, entonces entra en pánico. ¿Cómo ser revolucionarios y no
avanzar? ¿Cómo proteger al capitalismo sin que se note? Ese es su dilema,
su tarea. Hasta ahora la han cumplido con éxito. Son muchas las Revoluciones
que han sucumbido a sus celadas ideológicas, muchas las tormentas de cambio que
han transformado en brisitas inofensivas y muchas las esperanzas que han
truncado.
El 7 ganamos la oportunidad, quizá la última, que el
pueblo nos da para avanzar. Si no lo hacemos pasaremos a la historia como una
posibilidad, una más, frustrada por la falta de coraje teórico. La
Revolución no puede permanecer durante tanto tiempo estancada en el terreno
oligarca sin transformarlo. La etapa que comienza es de transformación de la
estructura, de la cultura oligarca que nos gobierna desde Páez, de lo contrario
seremos derrotados, pasaremos al museo de la historia donde reposan los héroes,
pero nunca donde se recuerda a los constructores de mundo.
Los reformistas afloraron. Ahora llueven las
proposiciones de pacto, de ir "al centro", de abrazarse con el
enemigo, las filosofías que las sustentan, debemos reconocerlo, son muy
creativas, es que el miedo a avanzar estimula la imaginación.
¡Con Chávez avanzar!
3 comentarios:
HERMANOS,Q PRECLARIDAD. TOTALMENTE DE ACUERDO CON LO POR UDS EXPUESTO. PERO AHORA PASEMOS DE LA FASE DE DIAGNOSTICO (SUPERACERTADISIMO) AL LA FASE DE EJECUCION, DE CORRECION...Q CARAJO HACEMOS PARA EVITAR ESTA CATASTROFE A LA QUE VAMOS,SI NO SE HACEN LOS CORRECTIVOS NECESARIOS ?. UN ABRAXO Y PA`LANTE !!!
AMIILCARX
Cierto; pero también está el peligro de los "comecandela", los "tiracoñazos", quienes a veces de manera intencional, infiltrados; y otras veces de manera inconsciente, favorecen a la Derecha con posiciones "vanguardistas", pero políticamente inviables en un contexto donde el Poder político se mantiene por vía de ELECCIONES, y en ELECCIONES no puedes imponer cambios más allá de lo que quiera la mayoría, gústenos o no, sobre todo con la influencia de las empresas de comunicación en manos de la Derecha actúando libremente: "eso es lo que hay"; otra cosa es en un contexto de hegemonía de facto.
No puede haber reformismo dentro de la revolución.
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