La electricidad volvió al centro de las preocupaciones de la nación. El problema es muy claro: no es suficiente la generación para cubrir la demanda de la sociedad. Frente a la dificultad se presentan variadas respuestas.
Fedecámaras, los capitalistas, como siempre, aprovechan la grieta y buscan sacar provecho de las emergencias. Su presidente declara que el problema tiende a complicarse, vendrán apagones. Y después de meter miedo pide, no soluciones al conflicto, sino la formación de una tripartita para negociar los salarios de los trabajadores. Aplican el mismo método de la cuarta capitalista: asustan y después piden real.
El Ministro Alí plantea el problema en términos inteligentes, dice: “en la medida que el consumo supere a la generación hay que hacer recortes”. De esta manera ubica el asunto en su justa dimensión. Ese es el problema del mundo que hoy se manifiesta en la electricidad. Veamos.
El capitalismo necesita de un consumo desmedido, toda su energía vital proviene del mercado, y éste se mueve con la compra y venta de cualquier cosa, no por su utilidad sino por la capacidad de generar ganancias.
Es ese consumo desmedido el origen de la producción demencial, de la depredación del humano y de la naturaleza. Esa es la esencia del capitalismo. Hasta tal punto ha llegado en su crecimiento, en su “desarrollo”, que, como alertó Chávez, amenaza en convertir a la Tierra en otro planeta Marte.
La única solución al problema de la humanidad, la vía para salvarla, el rumbo de su supervivencia, es armonizar el consumo con las limitaciones de producción que impone la naturaleza. Que la medida del consumo sea la conservación de las condiciones de vida.
Ahora bien, esto no se consigue dentro del capitalismo, es imposible que el mundo del capitalismo resuelva el problema que él mismo creó, por eso, es imprescindible construir el Socialismo, ese es el reto de esta Revolución Bolivariana.
El asunto es complejo, estamos, toda la humanidad lo está, atrapados en el dilema de resolver con la lógica del capitalismo los escollos de la política, en estimular el consumo fácil, alimentando así la patología capitalista, en no agitar las aguas, no correr riesgos, y de esa forma conseguir simpatías. O por el contrario, tener fe en la masa actuante, convocarla para el sacrificio que construye las posibilidades de vivir, explicarle la gravedad de la situación, educarla, organizarla y con ella combatir por la vida, por cambiar la visión del mundo y conquistar la armonía con la naturaleza.
Si escogemos el camino de las armas melladas estaremos formando un pueblo, una humanidad, instrumento ciego de su propia destrucción. Sólo el camino riesgoso de enfrentar al capitalismo garantiza la vida feliz, el buen vivir.
La electricidad es sólo un aviso de las dificultades graves que vendrán, y una advertencia de que no se pueden resolver siguiendo el camino capitalista. Cuba es la esperanza, ¡armonía!... Japón es presagio de la extinción que anuncia el camino capitalista.
¡Con Chávez Resteaos!
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