5.4.11

DOS ESTADOS EN GUERRA (Martes 05-04-2011)

La Revolución Bolivariana, que es pacífica, confronta problemas teóricos y prácticos inéditos. Uno, de altísima importancia, es la sustitución del Estado Burgués heredado. Los clásicos preveían la toma del poder por la violencia, lo que suponía la destrucción del Estado oligarca, y sobre esos escombros se edificaría el Estado Revolucionario. Una Revolución como la nuestra, que llega al gobierno por vías pacíficas, debe necesariamente atravesar una fase en la que tiene que funcionar dentro del estado oligarca, con sus leyes, su lógica, sus costumbres.

¿En estas condiciones, cómo será la sustitución del Estado heredado? La realidad nos va ofreciendo elementos para entender el proceso de reemplazo. Veamos. La Revolución, para concretar sus ideas, alcanzar sus metas y también para defenderse, requiere un nuevo Estado. Así surgen las Misiones, bañando a la sociedad de salud, educación, cultura, deporte. La milicia le da una nueva dimensión a la defensa de la Patria y a la unión de lo civil y militar. Es el nuevo Estado que emerge de las exigencias de la realidad.

El viejo Estado capitalista se topa con el embrión de Estado que surge de sus entrañas, es manifestación del enfrentamiento ideológico que toda Revolución lleva en su seno.

Este choque no sigue los linderos de la política, los límites señalados por los partidos, no lo interpretan. Es necesario un nuevo mapa que marque las conductas frente al choque de Estados, así identificaremos los campos ideológicos. Veamos.

Los enemigos del nuevo Estado son de dos tipos principales:

Aquellos que lo cuestionan directamente: son los escuálidos capitalistas, olfatearon las posibilidades de Revolución y atacaron al gobierno con golpes y saboteos petroleros.

Los otros enemigos están dentro de la Revolución: son sutiles, menos percibidos, y más peligrosos. Ponen trabas al nacimiento del nuevo Estado de mil maneras, lo hacen intencionalmente, los guía la ideología restauradora. Obstaculizan a las Misiones, sabotean las socializaciones. Otros, se enfrentan al gobierno con la misma lógica con la que se enfrentaban al Estado capitalista, ignoran la nueva situación de guerra entre los dos Estados.

Hasta aquí todo es fácil de percibir, pero falta por señalar uno de los más importantes obstáculos: se trata de la paradoja de que es el Estado viejo, sus instituciones, su legalidad, el soporte del nacimiento del Estado nuevo. De esta manera, los llamados a fundar el nuevo Estado son los funcionarios revolucionarios del Estado viejo, y al hacerlo quedan en un territorio de nadie. Allí todavía no hay legislación, no hay instituciones que lo normen, aún no nacen. Por tanto, se intenta enjuiciar los audaces actos de la fundación de lo nuevo con la legislación que fue construida para impedir ese parto, ignorando que precisamente la Revolución es el estallido de esa legislación.

Esta situación de incomprensión, de no entender que el surgimiento de lo nuevo es una condición de guerra, de exploración de terrenos inéditos, y pretender aplicar la lógica de lo viejo a los pioneros de esa lucha, es asesinar el embrión.

¡Con Chávez Resteaos!

1 comentario:

Anónimo dijo...
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