Los partidarios de resolver las carencias materiales de la población como requisito previo para luego encarar la formación de conciencia, de criterio político, de pasión revolucionaria, se fundamentan en un párrafo del discurso de Engels en la tumba de Marx. Dijo Engels:
“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.”
Basados en una interpretación parcial de las ideas allí expuestas, deducen que la Revolución debe satisfacer primero las necesidades materiales de los individuos, entonces, la espiritualidad, la conciencia vendrán por añadidura, espontáneamente. Así el “buen vivir” es sólo un concepto material, y la política, la espiritualidad, debe esperar la satisfacción de los apetitos.
Refutar esta posición es indispensable, de hacerlo depende el rumbo de la Revolución y los resultados de los desafíos futuros. Veamos.
Primero, es evidente que las palabras de Engels se refieren a la sociedad, al desarrollo económico de la humanidad. Quiere decir, la humanidad (la especie hombre) no hizo política hasta que alcanzó cierto nivel la producción de bienes materiales, hasta cierto desarrollo de los medios de producción. Vale decir, hasta el aparecimiento de las clases sociales.
A partir de ese desarrollo, surge la lucha de clases, el Estado y la política, la pugna por dirigir la sociedad. Antes no había razón para la política.
Esa evolución de fuerzas productivas, medios de producción, relaciones de producción, determina la historia de la humanidad, que Marx califica como la historia de la lucha de clases, es decir, de la política.
Una visión mecánica, dogmática del marxismo, sustenta la pugna de clases exclusivamente en el desarrollo material, y desecha el papel decisivo de la conciencia, la espiritualidad, condenando así a los países pobres a la dominación perenne, y a los pobres, a los hambrientos, a los desposeídos, a no participar en política, a no disputar el poder a las clases expropiadoras hasta no tener satisfechas sus necesidades, es decir, por ese camino ¡nunca!
Lo revolucionario, la Revolución Cubana ya lo demostró, es construir los bienes con conciencia, y nunca pensar que los bienes materiales construirán conciencia revolucionaria de manera automática.
Concluimos, que sólo los pueblos con un altísimo grado de conciencia revolucionaria podrán conquistar la satisfacción material plena. Lo contrario es imposible.
¡Con Chávez Resteaos!
1 comentario:
Compartimos ideas, sembrar consciencia es fundamental en este proceso, y eso tampoco garantiza que todos adquieran conciencia hacia el proceso revolucionario, el ejemplo cubano nos muestra que muchos optan por escapar de la lucha. Pero en cierto grado la mayoría se pone del lado de la patria. La mera satisfacción de necesidades genera más necesidades. Es decir, entramos en una especie de saco sin fondo donde el individuo cada día se le genran más necesidades. Y como no podemos acabar con el capitalismo mundial que el el culpable de generar esas necesidades desmedidas habra que generar consciencia profunda de la necesidad de salvar el planeta y como ese modelo garantiza la destrucción de la humanidad.
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