1.5.10

TRABAJO VOLUNTARIO Y REVOLUCIÓN

Una Revolución es en esencia un enfrentamiento entre la cultura del capitalismo: egoísta, individualista, depredadora, con el lucro como valor supremo… y la cultura de la Revolución : fraterna, amorosa, con sentido de sociedad. Esta cultura tiene su núcleo en la Clase Obrera fusionada con su ideología.
La Revolución en países con poco desarrollo del capitalismo confronta problemas inéditos.
El problema principal de una Revolución es: ¿Cómo impregnar a la sociedad con la ideología proletaria? Esa es la esencia de la lucha de clases, así la Clase Obrera dirige a la Revolución. Veamos.
La Clase Obrera, fusionada con su ideología, supera la etapa economicista, rompe con la lógica del capital, que propone soluciones parciales sin romper con el sistema capitalista, y entiende que sólo se podrá liberar de la explotación liberando a toda la sociedad. Por eso propone soluciones sociales al problema de la explotación del hombre y de la depredación de la naturaleza. De esta manera se eleva hasta constituirse en clase rectora de la sociedad.
La Clase Obrera revolucionaria es la única clase que tiene una propuesta de sociedad frente al capitalismo, y es la que puede conducir la construcción de esa propuesta: El Socialismo.
Su comportamiento y su prédica sirven de ejemplo al resto de la sociedad y promueve el llamado bloque histórico revolucionario, donde ella es el eje fundamental. En otras palabras, la Clase Obrera se hace política, se importa con la dirección de la nación.
El vínculo espiritual entre la Clase Obrera y el resto de la sociedad, la manera como ella refleja la esencia de su cultura sobre el resto de la sociedad, es el Trabajo Colectivo Voluntario. Así se labra la nueva cultura del trabajo socialista.
El Trabajo Colectivo Voluntario reproduce la esencia del trabajo en la fábrica, reproduce la existencia obrera, y de esa manera se crean en toda la sociedad las condiciones que soportan la espiritualidad, la cultura proletaria, revolucionaria.
Este trabajo debe ser colectivo, organizado, evaluado, y cargado de la prédica revolucionaria.
Es el Trabajo Colectivo Voluntario el que inculca en la masa revolucionaria el sentido de pertenencia a la sociedad, del trabajo para la sociedad, de esa manera la identifica con el fruto de su trabajo, lo cura del extrañamiento, de la enajenación propia del capitalismo.
Este Trabajo sólo es posible, tiene asidero, rinde los frutos integradores, sólo si tiene como soporte a la Propiedad Social de los Medios de Producción administrados por el Estado Nacional.
Si se realiza en otros tipos de propiedades parciales, el resultado es el incentivo de egoísmos individuales o grupales. Se fragmenta la percepción de la sociedad, así se contribuye con la conciencia capitalista y se mina la Conciencia del Deber Social. Se crean, independientes de la voluntad, corrientes antisocialistas.
La Revolución debe encarar con mucha seriedad el Trabajo Colectivo Voluntario. No es pensable la construcción socialista sin este instrumento. Este trabajo debe comenzar por los dirigentes, su ejercicio los forjará, su ejemplo será cátedra para el pueblo.
¡Chávez es Socialismo!

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