21.5.09

LOS DÍAS DE ZAMORA

“El cielo encapotado anuncia tempestad, oligarcas temblad, viva la Libertad ” una frase, que más que evocación de un himno es un informe político de los días de Zamora. La historia se repite. Veamos.
El cielo de la patria está encapotado, las nubes que anuncian tempestad son evidentes: los gringos amos de la oposición insisten en su intención de salir de Chávez y truncar a la Revolución Bolivariana , la OEA , se presta para la infamia, Aznar envía oro y veneno para alimentar a los derechistas conspiradores.
La instrucción del imperio es clara: ¡Queremos la cabeza de Chávez! Hacia ese objetivo apuntan todas sus acciones.
Es evidente que, como en los días de Zamora, hay un enfrentamiento entre los humildes rebelados contra los oligarcas reagrupados en partidos y medios de desinformación, y es claro que la confrontación adquirió tal magnitud que ya no se puede resolver en el plano electoral, los oligarcas sabios y malamañosos abandonaron esa posibilidad y se preparan para el zarpazo perverso.
Hacen marchas, intentan acumular fuerza para apuntalar a sus sicarios y envalentonar a rastreros antipatriotas. Las universidades crean dificultades ficticias, las empresas internacionales contribuyen a crear ambiente de asonada.
Simultáneamente siembran nidos de armas largas y explosivos en sitios estratégicos de la ciudad. Ya se descubrió uno.
Deslegitiman al gobierno, invocan al 350 para justificar su arremetida, esperan magnicidio, ninguno de los voceros opositores declara indignación ante esa posibilidad, al contrario, se burlan.
Los oligarcas no ocultan sus intenciones, se agrupan alrededor de la maldad.
Entretanto el campo Revolucionario se retarda en la respuesta estratégica, se mueve pesado, no termina de concretar un frente de defensa, aún tiene su mente en lo electoral y en lo subalterno. Hace pero no difunde. Y lo peor, no moviliza al pueblo.
Los Revolucionarios deben primero entender que la confrontación alcanzó tal profundidad que se decidirá por la fuerza, ese es el campo que escogió el enemigo oligarca, siendo así debemos prepararnos para esa confrontación.
Segundo, comprender que la fuerza más poderosa es lo ideológico, por tanto es necesario afinar la teoría revolucionaria, alimentarla de la realidad.
Debemos fortalecer la organización del pueblo, no dejar nada a la improvisación y al voluntarismo. Todo lo que hagamos en organización popular debe llevar el signo de la defensa de la Revolución , y la movilización será su medida.
Es necesario fortalecer la organización política, que dirija la contienda y evite vacíos que son llenados por anarquistas y desesperados que sólo sirven a los oligarcas.
El estudio de la realidad es importante. Es necesario percibir que las últimas medidas del gobierno, en el petróleo y en el campo, ampliando la zona socialista, ya se irradian sobre los obreros que avanzan en la comprensión de su papel histórico, las manifestaciones unitarias de sus dirigentes indican que el bloque oligarca se enfrentará a un poderoso bloque revolucionario con los obreros en la vanguardia.
Es necesario estimular ese bloque, los oligarcas deben sentir que si se atreven, cómo en los días de Zamora, temblarán.
¡Chávez y Zamora!

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