20.5.09

GRANDEZA Y LEALTAD OBRERA

Nunca en la historia de Venezuela los obreros habían estado tan cerca de zafarse de la lógica capitalista y de asumir su papel histórico. La hora es de grandeza y lealtad.
Grandeza para entender y sentir la oportunidad inmensa de cambiar al mundo, de dar ejemplo a los obreros del planeta de cuál es el papel que la historia les tiene reservado, de revivir los días de la Comuna de Paris, de Zacco y Vanceti, de Rosa Luxemburgo, del Soviet de Petrogrado. Decirle a la humanidad que el hombre tiene vías hacia el futuro, que no hemos llegado al final de la historia.
Lo que está en disputa es el destino de la humanidad amenazada por el capitalismo. La historia no nos perdonará. No hay justificación para no ir hacia adelante, no hay excusa para la desunión de los obreros socialistas y chavistas que han entendido el llamado de los tiempos.
El reto exige grandeza de pensamiento y de alma. Hoy se trata de dejar atrás siglos de costumbre capitalista, de lucha por la sobrevivencia de la Clase Obrera, de práctica sindical de resistencia frente al patrono, y pasar a líderizar, conducir, junto al Comandante Chávez, el proceso hacia el Socialismo. Ese es el papel de la Clase Obrera y a ese objetivo deben estar subordinadas todas las consideraciones menores.
Los obreros petroleros se aproximan a unas elecciones sindicales, el ambiente como de costumbre está lleno de vericuetos: albañales destapados, rumores, zancadillas, incomprensiones. Es natural, venimos y peleamos con el pasado.
Una muestra concreta de vocación unitaria indicará el grado de madurez que han alcanzado nuestros dirigentes obreros. Sabemos que hay diez mil excusas para no ir juntos, los motivos de desunión se han acumulado durante siglos, pero sentimos que preservar la marcha hacia el Socialismo es causa suficiente para deponer todo en aras de ese objetivo.
Estas elecciones son especiales, ahora no se trata simplemente de elegir a la directiva de la Federación, lo que antes se hacía con criterios puramente reivindicativos, ahora se trata de los obreros dando muestras de su capacidad para avanzar en el camino del Socialismo, de su competencia para el control obrero del gran plan socialista de la nación, y sobre todo se trata de construir una referencia moral que al lado del Comandante dirija la defensa y la construcción de la nueva sociedad.
Los dirigentes obreros, tienen en sus manos una gran oportunidad:
Si son incapaces de ir unidos a estas elecciones, se inmolarán en lo estratégico, nos estarán diciendo que todavía no están maduros, que otros sectores de la sociedad y otros dirigentes deben asumir el reto revolucionario, que con ellos, por ahora, no puede el país contar, que la Revolución debe seguir el inseguro camino de la carencia del esfuerzo organizado de los obreros.
Ahora bien, si los dirigentes obreros aprovechan la oportunidad, y con grandeza y lealtad hacia el Socialismo y el Comandante nos dan muestra de unidad, entonces habrá Esperanza. Y los oligarcas, como en los días de Zamora, volverán a temblar…
¡Chávez Socialismo!

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