Así como hay
situaciones revolucionarias, también hay situaciones burguesas. Las elecciones
burguesas son una de esas circunstancias en las cuales el capitalismo impera,
parece que reverdeciera en la mente de los candidatos y de los pueblos.
No hay dudas, las elecciones son situaciones
burguesas. Las promesas son una copia al carbón de las que oímos desde hace
medio siglo. El sonrojo socialista cede frente a la pulsión burguesa. En la
esencia nada cambia.
Un candidato "socialista" puede prometer sin
ningún pudor, sin que le tiemble la mano “alianzas estratégicas con el
capitalismo". ¿Cuál es la necesidad de esta promesa? ¿Qué la justifica?
¿Para dónde vamos por ese camino de pérdida de la vergüenza? ¿Son las
elecciones una tierra de nadie ideológica, donde cabe cualquier claudicación,
cualquier entrega? En ella no tiene cabida el Socialismo, se le teme.
La Revolución pacífica parece transitar a través de
pulsiones revolucionarias y de pulsiones burguesas.
Las pulsiones revolucionarias son situaciones en las
que hay posibilidades para avanzar, para elevar la conciencia revolucionaria y
tomar medidas que la apuntalen. Unas de estas pulsiones fueron: el 4 de
febrero, el golpe de abril, el sabotaje petrolero y el triunfo del 7 de
octubre.
Las pulsiones burguesas son situaciones en las que se
afirma la conciencia egoísta propia del capitalismo, una de estas pulsiones son
las elecciones burguesas.
Los Revolucionarios deben saber diferenciar estas
pulsiones, tratarlas de manera diferente, plantearse metas de acuerdo a las
circunstancias:
En las situaciones revolucionarias se debe avanzar, ir
a fondo, educar con la acción. La pequeña burguesía en las situaciones
revolucionarias se desespera por frenar a la Revolución : plantea diálogo e
inventa crisis para justificar la claudicación. Así ha sido siempre, después de
un triunfo viene paradójicamente un planteamiento para moderar la marcha.
En las pulsiones burguesas se debe educar con el
mensaje, ponerlo a prueba, predicar con el ejemplo, elevar la fe en el Socialismo,
acumular fuerza, que es lo mismo que acumular conciencia y convencerse de que
el Socialismo gana elecciones. No hacerlo así, rendir tributo a la lógica
capitalista, claudicar frente a la cultura clientelar, es condenarse a la
derrota.
La Revolución avanza en las pulsiones revolucionarias
y debe preparar esos saltos en las pulsiones burguesas.
La manera como la Revolución se prepare para los
momentos revolucionarios determinará su rumbo. Sólo un buen conocimiento
teórico y organizativo garantizarán que la práctica, el desenlace, sea exitoso.
De allí que en las elecciones de gobernador, perder de
vista lo estratégico, andar ofreciendo a diestra y siniestra, pensar que eso no
tiene consecuencias, hacer de las elecciones su mundo, comportarse sin ningún
objetivo revolucionario o reducir estos a lo retórico, es dejarse tragar por la
pulsión burguesa, trabajar para ella.
Ojalá que las elecciones de gobernadores sean el
inicio de un nuevo comportamiento de los revolucionarios. Amalaya que de ellas
salgamos triunfantes, con muchos gobernadores y con más conciencia, preparados
para dar los saltos que el camino exige.
¡Con Chávez es con sus candidatos, lo demás es
traición!
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