¿Tiene sentido
enfrentar al capitalismo? ¿Tiene sentido luchar por el Socialismo, o es una
necedad de trasnochados del siglo pasado? Lo que se impone hoy, ¿es una
reconciliación entre explotados y explotadores?, ¿una colaboración de clases?,
¿una tripartita como las de antaño?
¿El capitalismo dejó de ser malo? ¿Se puede convivir
con él? ¿No hay problemas en el ambiente? ¿La naturaleza sigue allí sin ningún
daño? ¿La miseria cae del cielo, no es culpa de nadie? ¿Será mejor acomodarnos
al mundo sin importar que sea infame, y llamar a eso integración o polo?
¿Los que plantean reconciliación, cuáles respuestas
tendrán a estas interrogantes? ¿Con qué cara dirán que todo el esfuerzo en
sangre, sudor y lágrimas por cambiar al mundo fue en vano, que no era
necesario, ahora que descubrimos que todos, explotadores y explotados, somos lo
mismo? ¿Qué harán cuando la miseria toque a sus puertas?, ¿la llamarán
delincuencia o terrorismo? Cuando los motines quemen sus negocios, cuando la
pobreza los aplaste en sus palacetes, cuando el ambiente no acepte más a esta
especie forajida, ¿dónde se meterán?, ¿cómo justificarán la claudicación?,
¿inventarán una crisis?, ¿dirán que sólo la reconciliación la soluciona? Se
olvidan de que las crisis son revolucionarias y que capitalismo no construye
Socialismo.
La pretendida conciliación, la reconciliación, sólo
debilita a la Revolución y prepara el zarpazo. Después vendrán
los días de la vendetta oligarca, quien no arree banderas será
perseguido, quien signifique peligro para la nueva infamia será acosado, quien
reclame o proteste, será callado. Ya lo dijo el Che, la oligarquía tiene muy
buen olfato para reconocer a sus enemigos, aplicarán política de choque. ¿Dónde
se refugiarán los ilusos que piensan castrar al monstruo, darle rostro humano?
Hay que decirlo con claridad: la conciliación de
clases, la convivencia con el capitalismo, es claudicación Socialista, y eso se
paga caro. Allí está Chile todavía aplastada por los errores de
una Revolución que se detuvo en su avance, que confió en la vocación
"democrática" de los oligarcas, allí yace enterrada en una
concertación que es cerrojo a la Revolución.
La Revolución, el Socialismo, sólo tiene un chance:
profundizar, tomar medidas económicas y sobre todo ir con fuerza hacia la
creación de la Conciencia Revolucionaria , sin ambages, sin confusiones,
delimitando claramente al enemigo oligarca. No es posible
hacer una Revolución con el permiso de los oligarcas, mucho menos con su
colaboración. Capitalismo y Socialismo, explotados y explotadores, son enemigos
irreconciliables. Tampoco hay capitalismo bueno, independientemente de su
tamaño: toda propiedad no social es, por definición, enemiga del Socialismo.
¿Haremos lo que haya que hacer o las cuentas de San
Pedro Alejandrino seguirán pendientes y la obra de Bolívar será nuevamente
pospuesta? ¿Seguiremos persiguiendo quimeras, falsas metas, buscando la
solución por los rincones, evadiendo la responsabilidad de los revolucionarios:
hacer la Revolución ? ¿Cuál será la excusa para no avanzar? ¿Seguiremos la
misma conducta del 23 de enero del 58 que nos condujo a medio siglo de
oscuridad?
¡Con Chávez Siempre!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario