22.9.12

EL CICLO QUE VIENE (Sábado 22-09-2012)


Cuando los hombres hacen Revolución, es decir, cuando sus acciones cambian al mundo, fundan, van de salto en salto, su existencia consume como en un torbellino los ciclos del cambio, su vida se transforma en una vorágine, no hay lugar para la parsimonia, la rutina estalla en la hermosa aventura de la ruptura de los tiempos, no hay reposo, la fuerza surge de saberse constructor de la historia de la humanidad, de tener el raro privilegio de que su esfuerzo haga a sus semejantes más humanos.  
Los tiempos de Revolución no son frecuentes, tardan años, quizá siglos en presentarse, esperan la aparición de un hombre, de unos hombres que encarnen el parto que reclaman las sociedades. En el momento que aparecen toda la humanidad se estremece, los depauperados sienten que algo diferente destella en el horizonte, una luz rompe la oscuridad que los envolvía, la esperanza invade los corazones, la alegría de tener una razón para vivir ocupa sus afanes, todo cambia, se yergue el humano.
Cuando Bolívar, en 1812, lanza aquella sentencia para enfrentar a los curas coloniales: "Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca",  se iniciaba el primer ciclo de una Revolución que aún no concluye. Cuando Zamora grita en las sabanas de Barinas y de Villa de Cura: "Tierra, hombres libres y horror a las oligarquías", estaba abriendo un ciclo más hacia la realización del humano. Martí se dio perfectamente cuenta de estos ciclos inconclusos y sentenció: “Lo que Bolívar no hizo, está todavía por hacer en América”.
El "por ahora" de Chávez, no es otra cosa que la continuidad de aquel grito fundacional del Libertador, le daba infinitud a la pasión libertaria, iniciaba un nuevo ciclo hacia la perfección humana.
De todo esto surge una pregunta, ¿cómo es la secuencia de los ciclos históricos?, ¿cómo evitar que se detengan y sean capturados por la quietud?
La clave está en la pasión, en el corazón que alberga las razones sagradas por las cuales luchar, aquellas que mueven el espíritu. Cuando un pueblo está henchido de pasión, cuando tiene razones por las cuales luchar, es invencible, es capaz de hazañas monumentales.
Esta Revolución nuestra está destinada a no detenerse, lo ha demostrado, en su corta edad ha superado difíciles ciclos: primero, vencer a la ultraderecha y a la meritocracia, consolidarse. Después saldar la inmensa deuda social, el bienestar material, allí se inscriben las misiones, nacen los embriones del poder popular.
A partir del 7 de octubre entraremos en el ciclo del fortalecimiento de los pilares espirituales de la Revolución , la atención debe ubicarse en el establecimiento definitivo de las relaciones amorosas, toda la estructura social, su organización, su economía, deben contribuir a estas nuevas relaciones.
Chávez ha sabido conducirnos por las dificultades, es y será el guía en este nuevo y hermoso ciclo que emprenderemos el 7, sus cualidades humanas, su sentido religioso del hecho revolucionario, su liderazgo, son garantía de que ahora también tendremos éxito.
¡Con Chávez Siempre!

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