13.3.11

NUESTRAS DEUDAS CON EL CHE (Domingo 13-03-2011)

En este lado del mundo el Che Guevara y Fidel son los más importantes revolucionarios de los últimos cien años. Con ellos el pensamiento y la acción revolucionaria toca niveles excelsos, inéditos. Vidas, pensamientos, acciones fundidas en una sola intención que ilumina al continente y a la humanidad.
El Che y Fidel forman uno de esos extraordinarios dúos que se presentan en la historia de las Revoluciones: Marx y Engels, Bolívar y Sucre, sellados por la lealtad, la comunión del pensamiento labrada en la confrontación de ideas, la acción común.
Es fundamental para los revolucionarios estudiar al Che, conocerlo, meditarlo.
En días pasados murió Alberto Granado, es oportuno recordarlo como un hombre que conoció al Che en su transparencia, cuando muchachos viajaron en motocicleta, “La Poderosa”, por la América. Granado asistió a la maduración del Che, a su emerger revolucionario que es “el escalón mal alto de la especie humana”, lo vio erguirse titán.
Lo conoció humano, y su testimonio tiene el valor de transmitirnos su imagen desprovista de los afeites propios de la leyenda, nos muestra la evolución de sus sentimientos solidarios, la defensa de sus principios, su código ético, cimiento de su condición de Revolucionario.
Miles de anécdotas y lecciones atesora Granado. Un día el Che, en respuesta a una duda, le dice, refiriéndose a Fidel: “por ese hombre vale la pena jugársela”. Afirmación que en boca del Che, siempre comprometido con su palabra, es un monumento a la lealtad y al reconocimiento del valor del Comandante. Y es también una lección de política revolucionaria: la lealtad con el líder de la Revolución es condición previa a toda opción de triunfo. Una Revolución debe estar fundamentada en una sólida lealtad con el líder.
El Che nos dejó su ejemplo combatiente, su conducta intachable, lo que ya sería suficiente para inscribirlo en el Panteón de los grandes revolucionarios, pero además nos dejó un importante paso en la teoría revolucionaria. Veamos.
El Che supo explicar los extravíos de la Unión Soviética, y nos dejó la ruta para evitarlos. Se apoyó en la práctica de la Revolución Cubana para restablecer a la Conciencia Revolucionaria en lugar privilegiado en la marcha de una Revolución.
Su Sistema Presupuestario de Financiamiento, su interpretación del Asalto al Moncada, la Critica al Manual de Economía de la URSS, toda su obra forma un cuerpo teórico de necesario estudio por los revolucionarios de hoy, y sobre todo para los bolivarianos que nos enfrentamos a una feroz lucha interna contra todo tipo de extravíos.
Estamos en deuda con el Che. El mejor homenaje a su memoria es traerlo al campo de la batalla que hoy libramos, que su pensamiento vuelva al camino con la adarga al brazo. Sería oportuno, lo proponemos, fundar un Instituto de Estudios del Che Guevara, allí se analizaría su obra, su aplicación a nuestra Revolución. Saldaríamos así parte de la deuda con el Che. Sería un desagravio a la afrenta del Páramo que aún sangra.
¡Por Chávez vale la pena jugársela!

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