20.8.08

EL ROMPIMIENTO

La oligarquía usa su legalidad como instrumento de dominación sobre el resto de la sociedad, cuando ésta ya no cumple su papel de hacer aceptable, de organizar a la dominación, entonces la rompe sin ningún escrúpulo.
La oligarquía entiende que la legalidad está subordinada a la dominación, el principio inviolable es el de la dominación, nada debe ponerla en riesgo, ni siquiera la legalidad.
Ahora bien, para que la legalidad oligarca sea eficaz como instrumento de dominación debe dar la sensación de ser lo fundamental de una sociedad, de ser inviolable, ahistórica, que siempre ha existido, de ser imparcial, de favorecer a todos los sectores por igual.
Para que la dominación sea posible, no debe aparecer como dominación sino como necesidad. Como inherente a la condición humana.
Es así que se presenta al apropiador (empresario) como el generador de empleos, el eficaz, el que
conoce los intríngulis de la economía, sin él no puede funcionar la sociedad.
La sociedad debe agradecer al explotador que se apropia de la riqueza social. El robo queda consagrado, aceptado, “legalizado”.
Es así como funciona el sistema capitalista, montado sobre el binomio de la dominación y la mampara de la legalidad.
Por supuesto que el sistema oligarca es imperfecto, tiene grietas por donde se filtra la insurgencia, y cuando esto sucede, cuando ya la legalidad no consigue contener a la rebeldía, entonces viene la Revolución , estalla la legalidad oligarca y la sociedad construye una nueva legalidad que consagra la organización social que surge de la turbulencia libertaria.
Ahora bien, las revoluciones pacíficas tienen la característica de que la legalidad no estalla, permanece, la situación revolucionaria debe convivir con la legalidad oligarca heredada, esto crea una situación particular.
En las revoluciones pacíficas la oligarquía tiene muchas ventajas: una de ellas es que no está soldada con la legalidad, esto le permite usar con eficacia a la legalidad como refugio para preparar ofensivas contra la Revolución.

La relación no dogmática con la legalidad le ha permitido a la oligarquía mantener su dominación, salir triunfante de situaciones donde confrontó peligros revolucionarios, recuperar el poder.
Al contrario de los revolucionarios que paradójicamente han mantenido una relación dogmática con la legalidad oligarca, no han sabido comprenderla, y esta situación ha llevado a la pérdida de las revoluciones pacíficas.
La caída de Allende es ejemplo de esta situación, y debe servir de reflexión a todos los intentos de hacer Revolución pacífica. Allende se mantuvo en la legalidad oligarca, mientras la oligarquía la usó para desgastarlo, y en el momento necesario la rompió y restauró se dominación.
El continente está lleno de estos ejemplos de oligarquías rompiendo su propia legalidad para mantener su dominación: Jacobo Arbenz, Torrijos, Gaitán, Medina Angarita, Janio Quadros, Grenada, etc.
La enseñanza es clara: la oligarquía tiene un buen manejo de su legalidad, y la Revolución pacífica no ha entendido la necesidad de fundar una legalidad revolucionaria que tenga por esencia la defensa de la Revolución.
¡Estar con Chávez, es estar con lo que Chávez decida!

No hay comentarios.: