No es necesario argumentar mucho para demostrar que el capitalismo nos conduce a la extinción de la humanidad y de la vida planetaria, es suficiente ver a nuestro alrededor con ojo honesto.
Encontraremos especies extinguidas y en peligro de extinción, los polos derretidos, el calentamiento global reconocido por todos, la desertización, la contaminación de los océanos, de la atmósfera, y un largo etcétera.
Los responsables de la tragedia, los países desarrollados, ahora reconocen el peligro, la urgencia de su solución, pero lo asumen con cinismo suicida: se proponen mejorar las causas del desequilibrio ¡para dentro de cuarenta años!
No hay dudas que el hombre del mundo desarrollado es víctima de la enfermedad de la alienación, está atrapado en las ruedas de un desarrollismo que avanza hacia la extinción, y en esa marcha es incapaz de cambiar el rumbo macabro, es incapaz de percibirlo en toda su magnitud, en él no está la solución.
Es en el mundo poco desarrollado, en el Sur, donde aún hay posibilidades de salvación para la humanidad. Paradójicamente la solución está en las sociedades que llamamos atrasadas, las que tienen poco desarrollo.
Es así, la humanidad está atrapada en el llamado desarrollo, es el concepto de desarrollo el que debe ser cambiado, el planeta no soporta la carrera desenfrenada de consumo que llevamos.
Los clásicos basaron el movimiento de la sociedad en el desarrollo de las fuerzas productivas que entrarían en contradicción con las relaciones de producción, y la solución de esta contradicción produciría un nuevo orden social, cada vez más avanzado.
Se basaban para su tesis en la historia, esa había sido la historia de la humanidad, el hombre estaba atrapado en esa especie de escalera cuyos peldaños son el aumento de las fuerzas productivas.
La misma historia nos está demostrando que es una escalera que desciende al infierno. Los clásicos no previeron el daño ambiental incontrolable que el aumento desmedido de las fuerzas productivas ocasiona al planeta.
Es necesario revertir la escalera, darle la vuelta, que sirva para escapar del abismo, en lugar de ser vía para el hundimiento.
¿Cómo hacerlo?
El desarrollo debe ser reformulado, el hombre debe escapar de la fatalidad del crecimiento de las fuerzas productivas, el motor del desarrollo debe ser cambiado, de aumento de las fuerzas productivas, por el de aumento de la ARMONÍA.
Lo que equivale a decir, el movimiento de la humanidad debe ser conciente, dependiente de la voluntad, en lugar del inconciente, dependiente del desarrollo desmedido y desarmónico de las fuerzas productivas.
La conciencia debe surgir de una existencia concientemente armónica. Capaz de modificar el consumo y la producción de la humanidad que fagocita al planeta.
Ese cambio drástico de la humanidad, su salvación, es posible.
El hombre tiene recursos espirituales para zafarse, no está destinado a la extinción. El Trabajo Colectivo Voluntario, es muestra de que el hombre no es una pasión inútil, allí está la esperanza de que se puede construir un mundo sobre bases de ARMONÍA CONCIENTE.
Criticar es Amar
José Martí
No hay comentarios.:
Publicar un comentario