En una Revolución hay momentos de irreverencia, son los propicios para la discusión. La irreverencia es fundamental para que la discusión florezca y de frutos. No es posible avanzar sin irreverencia, la Revolución es un gran acto de irreverencia.
Lo anterior es verdad, pero también es verdad que toda irreverencia en la discusión debe hacerse con absoluta lealtad.
Sin lealtad en la acción, todo se pierde, se fragmenta la Revolución , se lesionan los instrumentos organizativos, se desvirtúa la acción, se sientan precedentes de restauración, se le infringen golpes tan fuertes a la revolución que la ponen en peligro. Veamos.
Con motivo de las elecciones regionales, estamos asistiendo a una muestra de profunda deslealtad y falta de comprensión revolucionaria.
Los partidos de la Revolución , ¡todos!, no han entendido el momento histórico, ni el papel grande que deben cumplir. Y esto lo decimos con responsabilidad, a riesgo de que mañana nos acusen de cualquier disparate, nos tomen de pretexto para no verse a ellos mismos, para evitar la necesaria rectificación.
Se ha reducido las elecciones a un problema de contabilidad: apoyan en unos estados a los candidatos del PSUV, y en otros a los disidentes o a los enemigos del PSUV.
¿Cómo se explica esta incoherencia con el objetivo estratégico de preservar a la Revolución , cómo se justifica estas matemáticas utilitarias, este cálculo egoísta, este sumar y simultáneamente restar?
¿Qué intereses motivan el no llegar a la unidad, darle ese duro golpe a la imagen diferente que la Revolución debe reflejar en la sociedad?
Nos estamos comportando de manera idéntica a la oposición oligarca, ellos también discuten por estado, de acuerdo a sus apetencias burocráticas.
Los votos, la voluntad popular, se conquista por lo local, por lo táctico, y también, principalmente, por lo estratégico.
Es necesario que la gente vaya con emoción a votar, motivada por razones sagradas, altruistas, que nos perciban como algo diferente, como una ruta hacia otra sociedad, hacia la búsqueda de la felicidad.
Lo peor que nos puede pasar es ser percibidos como más de lo mismo, entonces la apatía y el escepticismo cundirán y aumentará la abstención.
Es necesario, a toda costa conseguir la unidad completa, absoluta, fuerte, que nos sirva para presentarnos al país como partidos revolucionarios serios, que están por encima de cualquier cálculo que perjudique la Esperanza Revolucionaria.
Que renuncien los que tienen que renunciar, que se ceda donde se tenga que ceder para conseguir la unidad. Aún hay tiempo.
Vayan a la unidad bajo protesta, produzcan un documento discutiendo con irreverencia, y sean leales en la práctica ¡únanse! Eso los engrandecerá ante el corazón popular.
Desgraciadamente esta no parece ser la tendencia.
Ahora bien, en caso de que no se concrete la unidad, hay que votar con decisión por los candidatos de Chávez, que son los candidatos del PSUV, bajo protesta, discutiendo, pero con lealtad con el Comandante, que hoy más que nunca es imprescindible para mantener al pueblo en las anchas alamedas.
Criticar es Amar
José Martí
No hay comentarios.:
Publicar un comentario