1.8.08

LA LUCHA INTERNA

A medida que las revoluciones avanzan, que consolidan la posibilidad de cambios, en esa misma medida se elevan las tensiones de la lucha interna. Ya el enemigo externo, que era principal en los primeros días de la Revolución, pasa a segundo orden y la batalla entre los adeversarios que ocupan la misma trinchera se hace vital.
Así pasó en la Revolución de Independencia. Después de Ayacucho, derrotados los españoles, la lucha interna recrudece, lo que ya despuntaba se hizo evidente, santander hinca sus garras en la espalda del Libertador, páez comete traición con el mismo ímpetu que antes ganó batallas.
Bolívar termina en San Pedro Alejandrino asesinado, no por lo españoles a los que derrotó en mil batallas, sino por los próceres que le debían toda su gloria.
El 23 de enero de 1958 la posibilidad revolucionaria es truncada, no por los perezjimenistas, la esperanza es yugulada por los "demócratas" que llegaban del exilio. El pacto de punto fijo retoñó de las entrañas de la posibilidad revolucionaria.
En la Unión Soviética, Stalin, Bujarin, comenzaron la desviación que culminaría con Gorbachov, no fueron los estados unidos quienes llevaron al patíbulo a la Revolución de Octubre, fue la derrota en la lucha interna.
Fidel lanza una alerta a la Revolución Cubana en un discurso en el Aula Magna de La Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005. Dirigiéndose a los estudiantes les dice:
Esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra.
De todas estas experiencias históricas brota una pregunta:
¿Cómo la Revolución Bolivariana puede derrotar las desviaciones que llevan a la restauración?
Lo primero es reconocer que en la Revolución Bolivariana hay lucha interna, y que ésta corresponde a diferentes ideologías que se enfrentan, entender la importancia de la lucha interna, no subestimarla y mucho menos ignorarla.
Después es vital abrir la discusión, respetar la batalla de ideas, guiarse por el principio de que la peor crítica es la que no se hace, evitar por todos los medios caer en la tentación de aplastar la discusión con medidas físicas.
Por último, la Revolución es un proceso histórico, hay que estudiar a profundidad las experiencias revolucionarias universales, desechar las consejas de la improvisación teórica, la humanidad a través de siglos de lucha ha construido un pensamiento revolucionario indispensable para avanzar.
No es posible elevarse en la Revolución si no es apoyados en los hombros de los precursores. Hay que estudiar a Bolívar y a Martí, pero también a Marx, a Trostky y al Che, a Mariátegui y a Mella, a Maceo y a Zamora, a Fabricio.
Convencernos de que la calidad de la lucha interna será la calidad de la Revolución. De allí que la garantía de éxito está dada por la participación de las grandes masas en la discusión interna, la discusión debe llegar al pueblo, de manera libre, sin deformaciones. Se deben tomar medidas para elevar el nivel de comprensión del pueblo.
Criticar es Amar
José Martí

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