El vigor de una Revolución se puede medir por su capacidad de crítica, por la actitud que ella tenga frente a la crítica, su calidad.
Revolución que no se critica se desgasta, se estanca. Revolución con una calidad baja en la crítica se desvirtúa, y si se cae en la tentación de buscar el consenso persiguiendo y descalificando la crítica, entonces se construirá el silencio que acompaña a la muerte.
La ideología capitalista ha reducido la crítica a un ataque perjudicial. Así, quien critica es enemigo, y quien asiente es considerado un partidario. Es comprensible esta característica: el sistema dominante no se basa en la cooperación sino en la competencia, donde cada factor, cada individuo, actúa solo, todos son enemigos entre sí. En este ambiente la crítica tiene que ser considerada un ataque encubierto.
En la Sociedad Socialista es distinto: allí la suerte de cada uno de sus miembros depende de la suerte de la sociedad toda. Por lo tanto quien perjudique a la sociedad se está perjudicando a sí mismo, quien perjudique a un individuo está privando a la sociedad de uno de sus hijos y perjudicando a todos. En ese ambiente la crítica toma otras características, otros objetivos: es instrumento para perfeccionar la acción.
Nosotros ejercemos la crítica dentro de la Revolución , guiados por la consigna “irreverencia en la discusión lealtad en la acción”, y tratamos de acercarnos al ideal de “Criticar es amar”. En ese empeño cometemos errores y excesos, corremos ese riesgo porque entendemos la importancia de la crítica, de ejercerla y de aprender construyendo una nueva cultura de la crítica.
Últimamente se nos ha atacado con frecuencia, bienvenida esa crítica aun teniendo mala intención, por el camino se irán acomodando las cargas.
Con ánimo de subir el debate y la calidad de la crítica, queremos precisar algunos de los principios en los que creemos y defendemos.
Uno. Toda sociedad desde la aparición de la propiedad privada está dividida en clases, y la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. Venezuela no escapa a esta afirmación, la vida y la política venezolana están cruzadas por una profunda lucha de clases, los partidos políticos son reflejo de esta lucha.
Dos, el Socialismo, cualquiera sea su particularidad, no se puede construir sin la hegemonía de la Propiedad Social de los medios de producción. Y esta hegemonía no es simplemente económica, es la hegemonía que sustenta la formación de la Conciencia del Deber Social.
Tres, en una sociedad con poco desarrollo del capitalismo, la Revolución Socialista , la construcción del Socialismo, no es posible sin un Partido Socialista y sin el Trabajo Colectivo Voluntario, sobre los cuales se construye la Conciencia del Deber Social, columna principal del Socialismo.
Cuatro, la construcción de la conciencia es un acto conciente, no es espontáneo.
Cinco, sin el Comandante Chávez no es posible el Socialismo hoy en Venezuela.
A estos principios, entre otros, los defendemos, desde ellos criticamos, y a ellos dedicamos nuestros modestos esfuerzos.
Criticar es Amar
José Martí
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